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lunes, 12 de junio de 2023

El trabajo infantil se puede ver desde diversos enfoques, tales como el abolicionista o el proteccionista




Recargado en la base del semáforo espera la luz roja para limpiar los parabrisas de los autos; viste una sudadera verde olivo cuya capucha le cubre el rostro infantil, debe tener unos diez u once años y mira de reojo a un par de niñas pequeñas que, sentadas en la tierra, en la sombra que proyecta el tramo del inacabado tren interurbano México-Toluca, juegan con unos muñecos sucios. Él no sabe que pertenece a los más de 300 mil niños que trabajan en el Estado de México.

El trabajo infantil se define “como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”, es aquél que es peligroso y prejudicial para su bienestar físico, mental o moral y que les impide, de alguna manera, asistir a la escuela, los obliga a abandonarla o les exige hacer ambas cosas.

El Estado de México tiene condiciones poblacionales y sociales polarizadas; según la medición de la pobreza realizada por el Coneval para esta entidad, de 2018 a 2020 el porcentaje de pobreza subió de 41.8 a 48.9%, y el rezago educativo de 2020 se registra en un 14.1% de la población.

Las razones por las que existen niños en los semáforos limpiando parabrisas, vendiendo dulces o simplemente pidiendo dinero son diversas, Marco Antonio Leyva Piña y Santiago Pichardo Palacios, en el artículo “Un mundo sin trabajo infantil” señalan que “el trabajo infantil se encuentra sumergido en esa constelación de condiciones estructurales que lo condicionan en su aparición y reproducción en nuestra sociedad. También hay otros factores que intervienen en su incidencia e impactos sociales, como los sistemas familiares a los que se encuentran ligados los niños que trabajan, en cuanto a su composición, su forma de organización económica y laboral, al significado que otorgan a la educación y al trabajo, y a sus cambios en la era moderna del individualismo”.

Según el Módulo de Trabajo Infantil de la ENOE más reciente, que corresponde a 2017, en la entidad mexiquense hay 349 mil 768 niños y niñas de 5 a 17 años en trabajo infantil, de ellos, 208 mil 764 son hombres y 141 mil 004 son mujeres; son los varones quienes tienen mayor acceso al mercado laboral, mientras que las mujeres quedan relegadas a los quehaceres domésticos que, aunque no es considerado por la encuesta como una actividad económica.

 

Las razones por las que los niños y niñas realizan trabajan son diversas y están, asimismo, relacionadas con factores sociales; una de las situaciones a considerar en estos casos que no están ni cerca de lejos de terminar, es el trabajo no remunerado, Leyva y Pichardo ofrecen como “una posible comprensión de este comportamiento laboral … que el trabajo asalariado de los menores es contratado principalmente por la propia familia, entorno que también se encuentra trazado por autoritarismos y relaciones humanas verticales, que en muchas ocasiones llegan a los abusos y degradación de la dignidad humana. 61.67% trabaja con algún familiar, 34.04% lo hace con otra persona y sólo 4.20% lo hace de manera independiente”, mencionan.

El trabajo infantil se puede ver desde diversos enfoques, tales como el abolicionista o el proteccionista, sin embargo, tanto las diversas perspectivas académicas como los discursos oficiales y los sistemas, también oficiales, de protección a las infancias pasan al lado de esta realidad que, en territorio mexiquense, no se acoge a los tratados internacionales ni a los esfuerzos de asociaciones civiles por su erradicación, así, en los semáforos, los centros históricos, el campo, las periferias urbanas, los talleres familiares los niños y niñas siguen trabajando sin ningún tipo de regulación ni, por supuesto, celebración del Día del Niño.

 

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