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viernes, 19 de mayo de 2023

El cambio es posible

 

RICARDO SALINAS PLIEGO

 


La evolución es algo inherente al ser humano. Pero el cambio, especialmente a nivel organizacional, frecuentemente es complicado. Un líder necesita herramientas para promoverlo. Pensando en ello, hoy comparto y recomiendo en este espacio un excelente libro de los hermanos Chip y Dan Heath: Switch, How to Change Things When Change is Hard.

Para comprender el problema, los autores utilizan una analogía introducida en el libro, llamada the happiness hypothesis, donde se compara nuestra parte emocional con un Elefante, mientras que la parte racional es un Jinete. El Jinete conduce al Elefante, pero su situación es vulnerable debido al tamaño del animal: cuando existen discrepancias entre el Elefante y el Jinete, el segundo puede ser arrollado.

Todos hemos experimentado situaciones de este tipo: cuando fallamos al cumplir una dieta, faltamos a un compromiso por quedarnos dormidos o salimos de fiesta en lugar de estudiar para un examen.

Usualmente el cambio fracasa porque el Jinete no logra mantener al Elefante en la senda adecuada. La necesidad continua del Elefante de obtener una gratificación inmediata, muchas veces vence a la determinación del Jinete de lograr sus objetivos de largo plazo.

Pero la analogía contempla más allá de las debilidades del Elefante y las fortalezas del Jinete. El Elefante, nuestra parte emocional, es capaz de desplegar un gran poder, mientras que el Jinete puede provocar lo que se denomina “parálisis por el análisis”, que debemos evitar a toda costa.

Para lograr el cambio, a nivel personal y organizacional, debemos involucrar tanto la parte racional como la parte emocional, puesto que el Elefante es quien realiza las cosas, mientras que el Jinete las planea y dirige.

En este contexto, los pasos que nos sugieren los hermanos Heath para lograr el cambio son: (1) dirigir al Jinete; (2) motivar al Elefante y (3) trazar el camino. Veamos.

Dirige al Jinete

Encuentra los “puntos brillantes”. Son ejemplos reales de transformación, esfuerzos exitosos que vale la pena emular. Resaltar estos puntos brillantes es muchas veces la mejor forma de demostrar que las cosas pueden funcionar de otra manera.

Detalla los movimientos críticos. Barry Schwartz nos recuerda que mientras más opciones tenemos frente a nosotros, “más abrumados nos sentimos. Las opciones muchas veces nos debilitan”. Debemos evitar entonces la parálisis que produce la multiplicidad de opciones. Esta variedad desgasta la capacidad del Jinete para tomar decisiones. Se ha demostrado que una tienda con demasiadas opciones vende menos que una tienda que sólo ofrece los mejores productos. Para evitar la parálisis, necesitamos esquematizar detallada y claramente las acciones fundamentales que se deben tomar para lograr el cambio.

Señala el destino. Diseña lo que los autores llaman una “postal desde el destino”, una descripción viva del lugar que puedes ocupar cuando cumples tus metas.

Motiva al Elefante

Encuentra el sentimiento que motive el cambio. Esto sucede cuando hablamos directamente a las emociones de la gente. Por la incertidumbre que conlleva, el Elefante siempre dudará del cambio y los argumentos racionales no lo motivarán, pero siempre hay un sentimiento adecuado para cada circunstancia. Las emociones negativas, como el miedo que produce una crisis, pueden fomentar el cambio súbito, pero las emociones positivas como el orgullo, el interés, o el sentido de pertenencia, nos ayudan a construir una trasformación de largo plazo.

Minimiza el esfuerzo requerido. Siempre he dicho que “un viaje de mil kilómetros empieza con el primer paso”. Cuando la tarea parece ser demasiado grande, el Elefante se detendrá. Los grandes cambios suceden gradualmente. Empieza con las pequeñas acciones que después encontrarás difícil abandonar. Un líder debe ser capaz de reconocer y acreditar los pequeños avances y diseñar una estrategia que produzca victorias inmediatas, porque éstas producen esperanza y de esperanza se alimenta el Elefante.

Ayuda a crecer a tu gente. Desarrolla la identidad de tu gente, porque el sentido de pertenencia es un gran motivador. De la misma forma, cualquier esfuerzo que viole la identidad de las personas estará condenado al fracaso.

Traza el camino

Modifica el entorno. Lo que muchas veces parece un problema humano es en realidad un problema de la situación. Modificar el entorno implica hacer más difícil el comportamiento equivocado y facilitar las acciones adecuadas. Los bancos están cansados de que olvides tu tarjeta en el cajero automático, es por ello que fueron modificados para que retires tu tarjeta antes de poder llevarte el dinero. Ésta es también la razón por la que los arquitectos diseñan espacios abiertos en empresas donde se requiere una colaboración continua y los ingenieros crearon el mecanismo para que primero debas apretar el freno antes de mover la palanca a “Drive” en los automóviles automáticos. Piensa qué cambios debes realizar en tu entorno para promover el cambio.

Construye los hábitos requeridos. Son las pequeñas acciones cotidianas que hacemos casi de manera automática y que nos facilitan el cambio. De acuerdo con los hermanos Heath, los hábitos son el piloto automático de nuestro comportamiento. Un líder que logra establecer los hábitos adecuados en su gente facilita el progreso de las organizaciones.

Encamina el rebaño. En situaciones desconocidas o ambiguas, la gente siempre busca señales o gestos de otros que indiquen el comportamiento adecuado. La gente actúa de la misma forma en que lo hacen los demás. Un líder incentiva las conductas colectivas que promuevan el cambio, por ello, la cultura organizacional es fundamental: es muy importante establecer claramente los valores requeridos.

Ichak Adizes nos recuerda que el cementerio es el único lugar donde no hay cambios. Consideremos que el cambio es vida, mientras más cambio más vida y mientras más vida, mejor.

El cambio es posible y deseable. Les deseo una transformación exitosa.

 

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