Es un hecho que el debate y la polémica se extenderán hasta
el último minuto del gobierno de López Obrador, y quién sabe, quizás
tal vez, más allá. La adquisición de las plantas generadoras de energía
eléctrica por parte del gobierno federal a Iberdrola, desató
una vez más las pasiones a favor y en contra.
Pero independientemente de si es una nacionalización o es la
compra de pura chatarra, vale la pena poner sobre la mesa, algunos aspectos que
hay que tomar en cuenta sobre la operación que desató de nueva cuenta, los
delirios de unos y otros.
Antes de abordar el tema, hagamos algunas precisiones que
nos pueden ayudar a entender un poco más el contexto. En principio, la llamada
“transición energética” por la que los detractores de la 4T se
desgarran las vestiduras, tiene varias aristas que deben ser superadas antes de
alcanzar el éxito.
Dicha transición a nivel global, no es asimétrica, es decir
hay naciones que ni siquiera la han iniciado y las que lo intentan, carecen de
los recursos para generar las condiciones de estructura e infraestructura que
requiere tan colosal proceso. Ahí es en donde tanto las grandes
corporaciones eléctricas como las financieras, encuentran la
oportunidad de intervenir en los mercados para poseer los activos productivos y
generar deuda a los gobiernos, situación en la que muchos países, no están
de acuerdo.
En pocas palabras, esa transición ni va a la velocidad que
dicen aquí los “expertos” (agoreros), ni tampoco en tan sustentable como
señalan. A nivel mundial, poco más del 50% de la generación de electricidad se
realiza bajo el modelo de ciclo combinado. Es decir, gas natural y
otras fuentes, a veces carbón y otras con las llamadas renovables, pero
principalmente con la hidráulica, según datos la Agencia Internacional de Energías
Renovables (IRENA).
A la fecha, a nivel mundial, el carbón sigue siendo la
principal fuente para generar electricidad con el 60%. Las llamadas
renovables, apenas rebasan el 17%. En México la situación más o menos es
similar, el 50% de la electricidad que se produce en el país, se
realiza a través de plantas de ciclo combinado con el gas
natural como base principal y a través de las hidroeléctricas y
utiliza menos de 8% de carbón para generar electricidad.
Esta composición energética es común en los países
emergentes, principales mercados en los que los grupos financieros, fondos de
inversión y generadores de electricidad, tienen puesto el foco
para generar negocios e inversión.
Así que la adquisición de 13 plantas generadoras de electricidad de ciclo
combinado a Iberdrola, ni es novedad, ni tampoco es tan catastrófico
como los agoreros quieren hacer creer. Antes de pasar a los detalles de compra,
hacemos un último apunte, apenas en julio pasado, la Unión Europea ratificó de
facto, que el gas natural, es una “energía verde”.
Si es el gas natural es una energía verde,
entonces Iberdrola generaba y vendía energía “sustentable”
desde su llegada a México. Entonces, ¿por qué ahora sus plantas son
pura chatarra? Iberdrola llegó a México en 1998 con una inversión de
590 millones de dólares, pero fue hasta el año 2000 cuando inició su
consolidación en el país, precisamente en el marco de los gobiernos panistas.
Para el 2007 Iberdrola había invertido en México
poco más de 2,100 millones de dólares en 6 plantas generadoras de energía,
todas de ciclo combinado basadas en gas natural. Cada planta tenía
un contrato de venta de energía a la Comisión Federal de Electricidad (CFE)
por 25 años a partir de su entrada en operación, la primera inició operaciones
en 2001 y la última en 2007, lo que significa que su ciclo estaba por
vencer.
Este boom de Iberdrola se dio principalmente
durante el sexenio de Fox cuando el secretario de energía era Felipe
Calderón, quien prolongo las concesiones durante su mandato a ésta y otras
empresas los contratos de suministro eléctrico a la CFE y
ha empresas privadas a las que la española, también suministraba
electricidad.
Entendemos que cada año, los activos productivos se
devalúan, pero para que eso no ocurra, las empresas en general, deben realizar
labores de mantenimiento y actualización si es que, entre sus planes, está
seguir siendo competitivos en el mercado, para ello, el gobierno subsidia
a las empresas privadas para que puedan dar el mantenimiento de sus plantas productivas
en operación.
Si basamos nuestra opinión en la retórica de que, el gobierno de
la 4T compró chatarra, pensaríamos entonces que, a los sexenios de
Fox y Calderón, les vendieron espejitos, pues este tipo de activos, deben
operar bajo las normas y estándares requeridos para garantizar el suministro
eléctrico a precios competitivos. De no haberlo hecho, Iberdrola habría
incurrido en incumplimientos y actos de corrupción, pues no sólo habría dejando
de invertir en el mantenimiento de las plantas, también habrían estado
cobrando un sobreprecio del kilowatt/hora versus la calidad y capacidad de sus
servicios en México.
De haber incurrido en dicha falta, no sería algo nuevo para
la empresa española, apenas el año pasado, Iberdrola fue sentenciada
en España por manipular los precios de suministro de electricidad,
lo que llevo a varios de sus ejecutivos a enfrentar dos años de cárcel en su
país. Dichas acusaciones iniciaron en el año 2013. Ese no es el único juicio
que enfrenta la empresa española tanto en su país como los países de América
Latina donde tiene o tuvo presencia.
Es posible que, con la compra, algunos mexicanos pierdan su
empleo, quizás tal vez, los servicios como consejeros de Felipe Calderón y
Georgina Kessel exsecretaria de Energía de Calderón, ya no sean
requeridos, a menos claro que sean “expertos” en el mercado
energético español o de algún otro lado del mundo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario