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jueves, 13 de abril de 2023

Es posible que con la compra de Iberdrola algunos mexicanos pierdan su empleo



Es un hecho que el debate y la polémica se extenderán hasta el último minuto del gobierno de López Obrador, y quién sabe, quizás tal vez, más allá. La adquisición de las plantas generadoras de energía eléctrica por parte del gobierno federal a Iberdrola, desató una vez más las pasiones a favor y en contra.

Pero independientemente de si es una nacionalización o es la compra de pura chatarra, vale la pena poner sobre la mesa, algunos aspectos que hay que tomar en cuenta sobre la operación que desató de nueva cuenta, los delirios de unos y otros.

Antes de abordar el tema, hagamos algunas precisiones que nos pueden ayudar a entender un poco más el contexto. En principio, la llamada “transición energética” por la que los detractores de la 4T se desgarran las vestiduras, tiene varias aristas que deben ser superadas antes de alcanzar el éxito.

Dicha transición a nivel global, no es asimétrica, es decir hay naciones que ni siquiera la han iniciado y las que lo intentan, carecen de los recursos para generar las condiciones de estructura e infraestructura que requiere tan colosal proceso. Ahí es en donde tanto las grandes corporaciones eléctricas como las financieras, encuentran la oportunidad de intervenir en los mercados para poseer los activos productivos y generar deuda a los gobiernos, situación en la que muchos países, no están de acuerdo.

En pocas palabras, esa transición ni va a la velocidad que dicen aquí los “expertos” (agoreros), ni tampoco en tan sustentable como señalan. A nivel mundial, poco más del 50% de la generación de electricidad se realiza bajo el modelo de ciclo combinado. Es decir, gas natural y otras fuentes, a veces carbón y otras con las llamadas renovables, pero principalmente con la hidráulica, según datos la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).

A la fecha, a nivel mundial, el carbón sigue siendo la principal fuente para generar electricidad con el 60%. Las llamadas renovables, apenas rebasan el 17%. En México la situación más o menos es similar, el 50% de la electricidad que se produce en el país, se realiza a través de plantas de ciclo combinado con el gas natural como base principal y a través de las hidroeléctricas y utiliza menos de 8% de carbón para generar electricidad.

Esta composición energética es común en los países emergentes, principales mercados en los que los grupos financieros, fondos de inversión y generadores de electricidad, tienen puesto el foco para generar negocios e inversión.

Así que la adquisición de 13 plantas generadoras de electricidad de ciclo combinado a Iberdrola, ni es novedad, ni tampoco es tan catastrófico como los agoreros quieren hacer creer. Antes de pasar a los detalles de compra, hacemos un último apunte, apenas en julio pasado, la Unión Europea ratificó de facto, que el gas natural, es una “energía verde”.

Si es el gas natural es una energía verde, entonces Iberdrola generaba y vendía energía “sustentable” desde su llegada a México. Entonces, ¿por qué ahora sus plantas son pura chatarra? Iberdrola llegó a México en 1998 con una inversión de 590 millones de dólares, pero fue hasta el año 2000 cuando inició su consolidación en el país, precisamente en el marco de los gobiernos panistas.

Para el 2007 Iberdrola había invertido en México poco más de 2,100 millones de dólares en 6 plantas generadoras de energía, todas de ciclo combinado basadas en gas natural. Cada planta tenía un contrato de venta de energía a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por 25 años a partir de su entrada en operación, la primera inició operaciones en 2001 y la última en 2007, lo que significa que su ciclo estaba por vencer.

Este boom de Iberdrola se dio principalmente durante el sexenio de Fox cuando el secretario de energía era Felipe Calderón, quien prolongo las concesiones durante su mandato a ésta y otras empresas los contratos de suministro eléctrico a la CFE y ha empresas privadas a las que la española, también suministraba electricidad.

Entendemos que cada año, los activos productivos se devalúan, pero para que eso no ocurra, las empresas en general, deben realizar labores de mantenimiento y actualización si es que, entre sus planes, está seguir siendo competitivos en el mercado, para ello, el gobierno subsidia a las empresas privadas para que puedan dar el mantenimiento de sus plantas productivas en operación.

Si basamos nuestra opinión en la retórica de que, el gobierno de la 4T compró chatarra, pensaríamos entonces que, a los sexenios de Fox y Calderón, les vendieron espejitos, pues este tipo de activos, deben operar bajo las normas y estándares requeridos para garantizar el suministro eléctrico a precios competitivos. De no haberlo hecho, Iberdrola habría incurrido en incumplimientos y actos de corrupción, pues no sólo habría dejando de invertir en el mantenimiento de las plantas, también habrían estado cobrando un sobreprecio del kilowatt/hora versus la calidad y capacidad de sus servicios en México.

De haber incurrido en dicha falta, no sería algo nuevo para la empresa española, apenas el año pasado, Iberdrola fue sentenciada en España por manipular los precios de suministro de electricidad, lo que llevo a varios de sus ejecutivos a enfrentar dos años de cárcel en su país. Dichas acusaciones iniciaron en el año 2013. Ese no es el único juicio que enfrenta la empresa española tanto en su país como los países de América Latina donde tiene o tuvo presencia.

Es posible que, con la compra, algunos mexicanos pierdan su empleo, quizás tal vez, los servicios como consejeros de Felipe Calderón y Georgina Kessel exsecretaria de Energía de Calderón, ya no sean requeridos, a menos claro que sean “expertos” en el mercado energético español o de algún otro lado del mundo.

 

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