La lucha femenina en México dio sus primeras manifestaciones importantes durante los años 1884 y 1887, cuando, por primera vez, una publicación, la revista “Violetas del Anáhuac”, fundada y dirigida por Laureana Wright González y escrita solamente por mujeres, demandó el sufragio femenino.
Pasaron muchos años para que comenzara a hablarse de los
derechos fundamentales.
Hacia 1910, diversas asociaciones se unieron a Madero, entre
ellas el club femenil antirreeleccionista “Las Hijas de Cuauhtémoc”. Sus
integrantes protestaron por el fraude en las elecciones y demandaron
participación política.
Para el 17 de octubre de 1953 apareció en el Diario Oficial
de la Federación, un decreto que anunció que las mujeres tendrían derecho a
votar y ser votadas para puestos de elección popular.
El presidente Adolfo Ruiz Cortines fue quien promulgó las
reformas constitucionales para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía
plena.
Ese logro no surgió de la nada, sino de una larga lucha, de
años y años, convertidos en anhelos, y no porque ya tocaba.
Era legítimo tener los mismos derechos de los hombres, que
marca la Ley, en este caso, la Constitución
En las elecciones federales de 1955, las mujeres acudieron
por primera vez a las urnas a emitir su voto.
En esa ocasión se elegía a diputados federales para la XLIII
Legislatura.
Transcurrieron 24 años para que se reconociera el sufragio
de la mujer, para que en 1979 México tuviera a la primera gobernadora estatal
(de Colima), Griselda Álvarez.
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