Hace casi 200 años firmó el acta de independencia, pero fue declarado traidor, fusilado y excluido del Himno Nacional
Los restos de Agustín de Iturbide se encuentran en la Catedral Metropolitana, en la capilla de San Felipe de Jesús.
En 1925 en una majestuosa ceremonia, los restos de los
Héroes de la Independencia: Hidalgo, Morelos, Allende y Aldama fueron
trasladados de la Catedral de la Ciudad de México a la columna del Ángel de la
Independencia, todos, excepto los de Agustín de Iturbide, que permanecen hasta
hoy en el recinto religioso.
Aún hoy, cada 27 de septiembre al mediodía, decenas de
personas se congregan en la capilla de San Felipe de Jesús de la catedral para
rendir homenaje a Iturbide, coronel del Ejército Trigarante, quien en esa fecha
de 1821 entró victorioso a la Ciudad de México para consumar la Independencia.
Este 2021, se cumplen 200 años de que Agustín de Iturbide y
Juan O’Donojú, último capitán general de Nueva España, firmaron en el Palacio
Virreinal, hoy Palacio Nacional, el acta de Independencia de México, que nació
como país libre como Imperio Mexicano.
La entrada del Ejército Trigarante, el 27 de septiembre de
1821, y el acta pronunciada un día después por la Junta Soberana que encabezaba
Iturbide, terminaron con los casi tres siglos del Virreinato de la Nueva España
y marcaron el nacimiento de una nación soberana.
El Imperio Mexicano abarcaba desde la Alta California al
norte, hasta Costa Rica al sur, cuyo monarca efímero fue Iturbide, borrado
prácticamente de los libros de historia e incluso en las estrofas del Himno
Nacional Mexicano que hacían referencia al hombre que venció el ejército
virreinal.
Los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana decidieron
borrar cualquier vestigio que hiciera referencia a Iturbide como héroe de la
Independencia y así, en 1921 se retiró su nombre del Muro de Honor de la
antigua Cámara de Diputados, en Donceles y Allende.
Sus restos
El cráneo y la estructura ósea de Agustín Cosme Damián de
Iturbide y Aramburu descansan en la Catedral de la Ciudad de México, en la capilla
de San Felipe de Jesús, donde también están los restos del primer santo
mexicano; y de Santa Rosa de Santa María (santa Rosa de Lima), primera santa de
América.
En el muro derecho de la capilla de san Felipe de Jesús
existía un altar dedicado al santo italiano Carlos Borromeo, removido en 1838
para colocar en el nicho una urna funeraria para proporcionar descanso a los
restos de Agustín de Iturbide.
En la misma catedral, el 21 de julio de 1822, Agustín de
Iturbide había sido proclamado emperador, apoyado por una facción del Ejército
Mexicano.
Luego del fusilamiento del primer emperador de México en
Padilla, Tamaulipas, el 19 de julio de 1824, su amigo y presidente de la
República, Anastasio Bustamante, mandó traer, en 1838, los restos de Iturbide y
pidió que, cuando él muriera, se colocara su corazón junto a los restos de su
querido compañero. Así se hizo.
Para 1964 se realizó el pedestal que sostiene la urna de
cristal donde se observan los restos de Iturbide. Junto a la urna se encuentra
una Bandera Trigarante (diseñada por él) con los colores verde, blanco y rojo,
que simbolizaban unión, religión e independencia.
Sobre la pared, detrás de los restos del primer emperador de
México, se halla una placa que dice: Agustín de Iturbide / Autor de la Independencia
Mexicana / Compatriota llóralo / Pasajero admíralo / Este monumento guarda /
las cenizas de un héroe / Su alma descansa en el seno de Dios.
BORRADO DEL HIMNO
Quienes recuerdan cada 27 de septiembre a Agustín de
Iturbide, tienen presente que del Himno Nacional Mexicano se suprimieron los
versos referentes a él.
El himno, escrito por Francisco González Bocanegra y
musicalizado por Jaime Nunó, constaba en su versión original de diez estrofas,
sin embargo, tras la prohibición de algunas, quedó en cuatro más el
estribillo.
La principal referencia son las victorias en batalla, la
defensa de la patria y las virtudes de toda persona. Sin embargo, dos estrofas
fueron suprimidas por decreto del expresidente Manuel Ávila Camacho en
1943.
FUSILADO
En febrero de 1823, se firmó el Plan de Casa Mata, resultado
de la alianza de borbonistas y republicanos mexicanos, quienes unieron fuerzas
para apoyar el derrocamiento de Iturbide. El efímero emperador decidió abdicar,
en marzo de 1823, exiliándose en Europa.
Un decreto del Poder Legislativo con fecha del 28 de abril
de 1824 declaró traidor y fuera de la ley a Iturbide, por proclamarse, dos años
antes, emperador de México con anuencia de una facción del Ejército Mexicano.
Dicho ordenamiento surtiría efecto si se presentara bajo
cualquier título en algún punto del territorio mexicano; también fue declarado
enemigo público del Estado.
Cinco días antes de ser fusilado, Iturbide arribó al puerto
de Soto la Marina, Tamaulipas, proveniente de Europa, ignorando el decreto que
habían promulgado.
El objetivo de Iturbide al regresar al país era ofrecer sus
servicios ante el peligro de una invasión de la Santa Alianza, integrada por
Austria-Hungría, Rusia, Prusia, Francia e Inglaterra, que pretendía
reconquistar México.
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