Los resultados del PREP a nivel federal muestran que, si se perfilaran alianzas para respaldar a candidatos presidenciales, habría una competencia cerrada.
Imagine por un momento que, en las elecciones del domingo,
en lugar de diputados federales se hubiera elegido presidente de la República.
Imagine también que cada una de las dos grandes alianzas que
se conformaron hubieran respaldado a un solo candidato cada una de ellas.
La que encabeza Morena hubiera sido la ganadora, con 42.6
por ciento de los votos; pero la de la otra alianza (PAN-PRI-PRD) hubiera
obtenido 39.8 por ciento de los sufragios, solo 2.8 puntos porcentuales menos.
Pero, ahora considere que la alianza opositora hubiera
integrado también a Movimiento Ciudadano (MC), que obtuvo 7 por ciento de los
sufragios. En ese caso, la alianza opositora hubiera ganado la elección con
46.8 por ciento de los sufragios, 4.2 puntos por arriba que Morena y sus
aliados.
Estas cifras, construidas con los resultados del PREP a
nivel federal, muestran dos cosas.
La primera es que, si se perfilaran alianzas para respaldar
a candidatos presidenciales, habría una competencia cerrada.
A diferencia de lo que sucedía en las elecciones anteriores,
no hay una ventaja visible de ninguna fuerza política, si se mantiene la
alianza opositora.
Lo segundo que aparece sobre la mesa es que la importancia
de Movimiento Ciudadano va a crecer en el caso de que este partido decida
respaldar a un candidato presidencial en alguna alianza.
Por las cifras de hoy, si decidiera alinearse con la 4T, le
podría dar una ventaja decisiva. Si, por el contrario, se sumara a los
opositores, podría ser determinante para el resultado.
Es temprano desde luego, pero las cifras observadas muestran
un panorama político-electoral mucho más parejo para los siguientes años.
Ayer, se reafirmó que la alianza entre PRI-PAN-PRD se
convertirá en una alianza legislativa.
Pero, igualmente, el presidente López Obrador señaló en la
conferencia mañanera que la 4T buscará el respaldo del PRI o de otros partidos
para obtener la mayoría constitucional en la Cámara de Diputados.
Los siguientes meses van a ser un tiempo de negociaciones
intensas.
Los resultados electorales deberán verse con lupa para
entender el mensaje de los electores y lo que éste representa para el futuro
del país.
Un hecho que debe destacarse es lo que refleja la encuesta
de salida de El Financiero.
En 2018, el 45 por ciento de los entrevistados se declararon
apartidistas. Y de ellos, 48 por ciento votaron por López Obrador. Es decir,
los ciudadanos sin identificación partidista le dieron casi 22 puntos a López
Obrador.
En las elecciones del domingo pasado, 48 por ciento se
declaró apartidista, y solo 37 por ciento de este grupo votó por Morena y sus
aliados. Es decir, le dieron a esta alianza 18 puntos porcentuales de su
votación total, 4 menos que en 2018, puntos que podrían ser críticos en una
competencia cerrada.
En el caso de la otra alianza (PRI-PAN-PRD), aproximadamente
21 puntos de los casi 40 que obtuvieron provinieron de ciudadanos sin
identificación partidista.
La 4T perdió apoyo entre ciudadanos que no tienen partido,
aunque quienes respaldan a Morena son de los más fieles a cualquier partido.
Un tema adicional que debe ponerse sobre la mesa es que
Morena será puesto a prueba en los gobiernos estatales.
Al haber ganado (muy probablemente) 11 entidades y tener por
primera vez un gobernador o gobernadora morenista en 10 de ellas, el desempeño
que tengan será determinante para 2024.
Una gestión deficiente de los gobiernos que encabezan le
puede costar mucho a Morena y perder respaldo en un plazo de tres años.
Si realizan gobiernos eficaces y honestos, pueden darle
puntos cruciales a Morena y sus aliados para 2024.
Como lo dijimos para esta elección, podemos anticipar que
¡hay tiro para 2024!
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