Creer que fortalecer a la CFE va a ser la solución es un error monumental. Lo que hará es volvernos más vulnerables porque los monopolios estatales no tienen incentivos para autorregularse
Blanco o negro. El presidente parece ver solo esos dos
colores. Lo demuestra en varias ocasiones, la más reciente tiene que ver con la
industria eléctrica al comparar lo que ocurrió en Texas, cuando casi todo el
estado se quedó sin suministro de energía eléctrica, con el apagón en gran
parte de México.
“La crisis en el estado de Texas dejó dos grandes lecciones
a los mexicanos: es indispensable la rectoría del Estado en materia energética
y no apostar al uso de un solo combustible en la producción de electricidad. No
podemos poner todos los huevos en una sola canasta para generarla”, dijo el
presidente Andrés Manuel López Obrador.
La rectoría del Estado es blanco; la industria en manos de
muchos –particulares y empresa estatal competitiva– es negro. Y así, con ese
sencillo diagnóstico, AMLO piensa que México enfrentó mejor el problema de
desabasto y que vamos por buen camino con la Ley de la Industria Eléctrica que
fortalecerá más a la CFE. Como la CFE pudo reactivar el suministro mediante el
uso de combustóleo y carbón, México tiene un mejor sistema eléctrico que Texas.
Blanco o negro: en manos de particulares o en manos del Estado.
Así ve el presidente las alternativas en materia de energía.
El problema en Texas no es que tenga un sistema eléctrico en
manos de muchos particulares. El problema en realidad es doble. Por una parte,
prácticamente no hay regulación. Las compañías no tienen que mantener reservas
ni invertir en insular sus instalaciones para soportar los climas extremos si
no lo quieren hacer. Y por la otra, el Estado pensó que, al tener la demanda y
oferta suficiente para autoabastecerse, no necesitaba estar conectado con otra
red eléctrica. Al aumentar la demanda exponencialmente por el clima tan frío
–algo que no ocurría hace 35 años– y al no tener instalaciones preparadas ni
para el exceso de demanda ni para el clima extremo, el sistema entero colapsó.
Tantas instalaciones de energía solar; eólica; nucleares; de
carbón y de gas. Todas. Y no tuvo posibilidad de conectarse y abastecerse de
las redes eléctricas de otros estados.
Paul Krugman recuerda en su columna de esta semana en el New
York Times cómo el arquitecto de la red eléctrica de Texas, el profesor de
Harvard, William Hogan, pronosticó que el mercado sería el encargado de que las
empresas se regularan solas.
Pues el profesor Hogan estuvo equivocado. Lo que tiene que
hacer Texas ahora es pensar en conectar su red eléctrica a otras fuentes además
de a la actual, ERCOT, como lo hace el resto de los estados de la Unión
Americana. Además, tiene que implementar regulaciones que aseguren las reservas
y la inversión en las instalaciones para momentos de crisis.
Ese mismo reto lo tiene también México. Creer que fortalecer
a la CFE va a ser la solución es un error monumental. Lo que hará es volvernos
más vulnerables porque los monopolios estatales no tienen incentivos para
autorregularse. Es además poner todos los huevos en una canasta, la de la
compañía estatal, justo lo que dice el presidente que debemos evitar como
lección de lo ocurrido en Texas.
APOSTILLA
Los hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación
respecto a irregularidades por más de 67 mil millones de pesos en el 2019 son lamentables,
no por lo que muestran, sino por lo muy poco que se puede hacer con estos
señalamientos. La ASF no tiene dientes. No los tenía antes y ahora que claudica
ante la mínima presión presidencial, menos.
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