la pandemia generada por el coronavirus sars-cov-2 hizo su aparición en méxico en un momento en el que las fintechs se consolidan. ¿puede ser esta crisis el último catalizador necesario para que estas compañías concreten su desarrollo? Imagen: Sadik Demiroz/Getty Images.
Gerardo Obregón Salorio recuerda aún aquel
día de finales de 2012 como si hubiera pasado ayer. Luego de más de un año de
venir trabajando en la creación de Prestadero, una compañía que, por medio de
tecnología, permite a la gente dar o recibir préstamos, se apersonó en las
oficinas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y entró.
Ahí lo recibió el equipo de Jaime
González Aguadé, en aquel tiempo presidente de la CNBV, con quien había
concertado una cita para platicarle sobre el proyecto en el que se encontraba
Durante poco más de media hora, Obregón
presentó al titular de la comisión cada detalle de Prestadero; sin embargo,
nada de eso sirvió, toda vez que, al terminar su plática, el directivo estaba
prácticamente como al principio: no comprendía cómo funcionaba el modelo de la
compañía ni, mucho menos, el alcance que podía tener la palabra “fintech”.
“En el momento en que terminó la conversación con González Aguadé, me di cuenta
de que él realmente no tenía idea de lo que significaba lo que yo estaba
haciendo, ni en lo que consistía una fintech”, detalla a Forbes México,
sonriente, el emprendedor.
Y es que, por aquellos días, eran realmente
pocas las personas en el país que habían incorporado en su vocabulario este
concepto, siendo únicamente un puñado de sujetos los que, a lo largo y ancho de
México, sabían con precisión a qué se refería y qué significaba esta idea de
las fintech.
La palabra invitaba a pensar en algo
complicado; sin embargo, la esencia y significado del concepto fintech era más
sencillo de lo que podía pensarse: Encontrar, vía la tecnología, distintas
soluciones a los sesgos existentes en el sistema financiero mexicano.
Al igual que Gerardo, esta palabra la entiendieron también otros personajes,
como Adolfo Babatz, fundador de la empresa de medios de pago Clip; David Arana,
quien está detrás de Konfío, firma enfocada en ofrecer créditos para las
pequeñas y medianas empresas (Pymes); o Vicente Fenoll, fundador de Kubo
Financiero, una plataforma de préstamos en línea e inversiones.
La era Fintech
Han pasado ya casi ocho años desde aquella
histórica reunión entre Obregón Salorio y González Aguadé, y mucho, por no
decir casi todo, ha cambiado durante este tiempo, básicamente porque, en este
periodo, México alcanzó un despliegue bastante grande en torno a la tendencia
de la tecnología financiera.
Existe una serie de números, desarrollados
en su mayoría por la plataforma de análisis Finnovista, que claramente
demuestra la magnitud de la explosión que registró en este periodo el mundo
fintech en el país.
El primero de ellos es el del crecimiento
paulatino que, a lo largo de los años, fue teniendo la cantidad de empresas que
trabajan bajo esta tendencia en territorio mexicano. Aquí se registra que el
país pasó de tener 158 empresas fintech en 2016, a conseguir, en este año, un
total de 441 compañías de esta naturaleza.
Pero no se trata de un número cualquiera:
ya con este volumen nuestro país se ubica como el territorio que mayor
número de fintechs ha visto nacer en toda Latinoamérica, colocándose por encima
de países como Brasil (377), Colombia (180), Chile (112) y Argentina (110).
Las cosas no se quedan únicamente ahí, toda
vez que también existe más capital disponible para este tipo de compañías. De
acuerdo con la última evaluación realizada en el país por Finnovista, hasta un
60% de las startups de tecnología financiera mexicanas han recibido ya algún
tipo de fondeo.
Este porcentaje es validado inclusive por
los propios fondos de venture capital (VC) nacionales, quienes hoy están
poniendo especial atención sobre lo que está sucediendo con estas compañías.
“Claramente,
a nosotros nos interesa mucho todo lo que está pasando hoy con las fintechs en
México. Tan sólo de nuestro tercer fondo, alrededor de un 25% lo destinamos a
empresas de tecnología financiera, y esperamos que, para nuestro cuarto fondo,
tengamos un porcentaje similar en este rubro”, explica Alejandro Diez Barroso,
Managing Partner de Dila Capital.
Es así como este interés de los fondos ha
permitido que se generen cada vez rondas de inversión semilla más altas en las
compañías, como las logradas por startups como Klar, un neobanco que levantó
7.5 millones de dólares (mdd), o Minu, una empresa de acceso al salario
laborado, que consiguió 6.6 mdd en 2019.
Asimismo, destaca el éxito que han tenido
algunas otras firmas mexicanas, que han levantado, en tiempos recientes,
megarrondas de inversión, como es el caso de Clip, Konfío o AlphaCredit, las
cuales han recibido hasta 100 mdd cada una, provenientes de fondos
internacionales con presencia en Latinoamérica, como es el caso de SoftBank.
“Veo que existe realmente un apetito enorme
por lo que está pasando en temas de fintech aquí. El país ha avanzado muy
positivamente en el ecosistema y hoy tiene la oportunidad de despegar aun más”,
comenta sobre este tema Cristian Huertas, Country Manager del banco digital
español Bnext en México.
Es todo este contexto el que ya ha
permitido reducir de un 11.3% a un 4.5% el porcentaje de mortandad de este tipo
de compañías en el país, ofreciendo las fintechs en nuestro territorio ya hasta
60,000 empleos y alcanzando un valor de operación anual que supera los 68,409
millones de pesos (mdp), esta última cifra, de acuerdo con una evaluación hecha
por la aceleradora Endeavor.
Razones de éxito
Pero, a qué se debe que haya crecido de
esta manera el fintech en México? Hay tres razones que, de acuerdo con Andrés
Fontao, Managing Partner de Finnovista, potenciaron la presente situación.
La primera de ellas es que el ecosistema emprendedor del país en general
finalmente tuvo, en este tiempo, un despliegue importante, desarrollado no sólo
por empresas nacientes, sino también por la aparición de otros actores
importantes dentro de esta cadena, como lo son los fondos, las aceleradoras y
las universidades.
En segundo lugar, este impulso llevó a los
emprendedores a buscar oportunidades de negocio que, invariablemente, llegaron
hasta el área de las firmas ligadas a la banca y toda clase de servicios
financieros, sitio donde, hasta hace poco, existía un marco de innovación muy
reducido.
“Existe hoy una oportunidad enorme para
transformar los sistemas financieros, porque es una industria que ha avanzado
muy lentamente en temas de innovación; esto, básicamente porque, hasta hoy, no
habían tenido nunca que preocuparse por hacerlo”, explica Fontao.
Este tema está directamente relacionado con
la poca inclusión financiera que existe tanto en nuestro país como, en general,
en América Latina, región del mundo en la que, de acuerdo con datos del Banco
Mundial (BM), apenas un 54.4% de la población adulta ha sido usuaria de sus
servicios.
El último tema de peso que permitió este
crecimiento, dice el experto, fue, sin duda alguna, la promulgación de la
llamada Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, también
conocida coloquilmente como Ley Fintech.
“México fue claramente pionero en su
momento con la Ley Fintech, ya que construyó un marco regulatorio y estableció
una cultura de reconocimiento para este tipo de empresas, lo que permitió que
obtuvieran una validez real para operar”, cuenta el directivo de Finnovista.
Era justo esta regulación la que, desde
seis años atrás, buscaba Gerardo Obregón, de Prestadero, y que, finalmente, a
principios de 2018, se concretó.
“Como empresa, vimos entonces un
crecimiento muy significativo, porque, antes de eso, mucha gente tenía una
preocupación por el servicio que dábamos: no sabían si era real o podía ser un
fraude. Esto nos permitió tener certeza jurídica y decirle a la gente: ‘Mira,
nosotros estamos regulados’”, dice el emprendedor, cuya empresa ha otorgado,
desde su nacimiento hasta hoy, alrededor de 470 mdp en créditos.
Pero, ¿qué fue lo que, en esencia, dejó la
ley? Básicamente, explica Carlos Valderrama, fundador del despacho
especializado en fintech Legal Paradox, una serie de herramientas que
permitieron regular los monederos digitales y al crowdfunding (fondeo
colectivo), además de que abrió un nuevo espacio regulatorio, llamado sandbox,
para el análisis de modelos novedosos relacionados con tecnología financiera.
“Lo que te podría decir es que hay un antes
y un después para México tras la promulgación de la ley, y lo que nos deja hoy
a la distancia, es un crecimiento en el ecosistema fintech de hasta un 90%, además
de que posicionó a México como líder en el tema en Latinoamérica, porque,
inclusive a la fecha, muchos países están siguiendo nuestros pasos”, comenta
Valderrama.
Esta situación también generó una
diversificación importante en el tipo de empresas fintech que fueron surgiendo
poco a poco en el país. En la actualidad, las tres principales categorías las
integran, primero, firmas de pagos y remesas, con un 20%; después, compañías
enfocadas en el préstamo para el consumo, con 12%; y, en tercer lugar, empresas
de gestión financiera corporativa, que también se encuentran en un 12%.
Entre la 4T y la pandemia
Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas
para la evolución del ecosistema fintech en el país. La llegada de la nueva
administración federal, encabezada por el presidente Andrés Manuel López
Obrador, ha traído consigo retos importantes, sobre todo para el ala
regulatoria, en manos de la CNBV.
Esto, básicamente, porque la política de
austeridad implementada por este gobierno afectó la puesta en marcha de
iniciativas al interior del organismo, que estaban enfocadas, entre otras
cosas, a apoyar la evolución del marco fintech en el país.
Así lo señala Bernardo González,
expresidente de la CNBV, quien estuvo directamente involucrado, prácticamente
desde un inicio hasta su promulgación, en el desarrollo de la Ley Fintech.
“Desafortunadamente, lo que sucedió es que,
en su gran mayoría, derivado de un tema de recorte de recursos presupuestales,
se dio una salida importante de colaboradores especialistas de la comisión,
además de que el mismo hecho hizo que no se concretara la creación de espacios
importantes que estaban en proceso de planeación y consolidación, como era una
vicepresidencia exclusivamente dedicada a fintech y otra para ciberseguridad”,
relata el hoy titular de la Asociación Mexicana de Afores (Amafore).
La comisión registró, para este 2020, una
contracción en su presupuesto de un -16.3%, en comparación con el año pasado,
lo que la llevó a pasar de recibir 1,699 mdp, a 1,465 mdp.
Aunado a esta situación, la pandemia global
generada por el nuevo coronavirus SARSCov-2 ralentizó en la CNBV los procesos
de aprobación que estaban sobre la mesa, para un total de 94 startups fintech
mexicanas que estaban buscando obtener el aval en esta situación. Se prevé que
esta circunstancia se acomode para mediados del mes de agosto.
“Ha sido la combinación de todos estos
efectos lo que ha vuelto más lentos los esfuerzos internos que están dedicados
a la emisión de regulación secundaria”, señala González.
A pesar de esta situación compleja que se
ha presentado en los últimos tiempos desde dos frentes distintos, el
especialista en temas regulatorios advierte que, como dice un argumento de la
famosa película de Steven Spielberg, Jurassic Park, “la naturaleza seguirá
encontrando su camino”.
Y esto es precisamente lo que ha sucedido,
toda vez que la crisis sanitaria también ha traído consigo oportunidades
importantes para el ecosistema mexicano de tecnología financiera, a quien
benefició el confinamiento que muchas personas tuvieron que hacer para evitar
contagiarse.
“Claramente,
a raíz de esta situación, muchas personas tuvieron que relacionarse con los
servicios financieros digitales para poder hacer transacciones, como
transferencias, compras en línea o solicitud de préstamos; y esto ha llevado a
que… éste no es un dato nuestro pero vale la pena retomarlo, se haya
incrementado hasta cinco veces la descarga de aplicaciones fintech”, comenta
Andrés Fontao, de Finnovista.
Es con el conocimiento de este contexto,
que Alejandro Diez Barroso, Managing Partner del fondo Dila Capital, hoy se
aventura con seguridad a declarar lo siguiente: “Creo que la pandemia
adelantó hasta dos o tres años la evolución de las cosas para las fintechs, las
cuales tienen hoy en sus manos una gran posibilidad de ser aun más ganadoras. Muy
probablemente, nosotros estaremos ahí para seguir aprendiendo e invirtiendo en
cada una de esas grandes oportunidades”
.
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