Directorio
miércoles, 17 de junio de 2020
Pandemia, rostros del desempleo en México: ‘si no eres esencial, no sobrevives'
Tras su despido, Antonio tuvo que ir a tratamiento por depresión; mientras que Gamaliel tuvo que despedir al personal de su empresa de organización de eventos sociales.
‘Si alguien dice que tu actividad no es esencial, no sobrevives’
A Antonio Enciso Cabrera, de 29 años, le tocó el “recorte COVID-19” simplemente porque su trabajo “no es esencial”.
“El calzado, la ropa y todo artículo deportivo de diversas tiendas de este giro para nadie es indispensable, nadie debe necesitarlos en esta emergencia sanitaria por el coronavirus, algo en lo que yo ni creía”, nos cuenta.
En la tienda de una marca deportiva de renombre internacional, conocida por su calzado deportivo fabricado en León, simplemente le terminaron el contrato por cuestiones de un ajuste necesario de personal, como muchas otras, por la pandemia de coronavirus.
Desde el Centro Comercial “La Cúspide” de Lomas Verdes, Antonio “le echó todos los kilos” para permanecer en el puesto de “mostrador” de los artículos deportivos, pero su esfuerzo fue en vano.
Desde el barrio de Copilco, en la colonia Santo Domingo, se trasladaba, a diario y muy temprano, hasta Cuatro Caminos en el Metro y de ahí, “en una de las más peligrosas combis del Estado de México, en las que un día te asaltan el otro también, llegaba hasta Lomas Verdes en casi dos horas”, nos recuerda con tristeza, pero con un ánimo de triunfo.
Por los escasos 1,200 pesos cada semana “valía la pena, tenía trabajo, que era lo más importante”, porque para conseguirlo le costó semanas de pruebas, confiesa.
“Hoy sencillamente veo que si lo que haces en estos momentos no es esencial no sé para quién, simplemente no sobrevives. Alguien que ni conoces, o que ni te conoce, decide que lo que haces no es importante, no es esencial”, reclama con enojo.
Este sentimiento, “que me caló en lo más profundo, me llevó a una grave depresión, no sólo por el solo hecho de quedar sin trabajo y de arreglármelas solo en casa, sino emocionalmente. Tuve que ir a un tratamiento contra la depresión, la ansiedad, la angustia. Como un alcohólico que va a un Grupo AA para tratar de encontrar una cura, un alivio o un consejo por lo menos”.
“Vivo solo, con una tía, mis padres decidieron hacer sus vidas por separado cada quien y yo me mantengo desde hace años con mi salario, si lo tengo”, confía.
Adelanta que su opción será ahora “ayudante en la venta de carnitas con la familia en la colonia Santo Domingo, en Copilco, en la calle, si me dan chance”.
“Por la forma en que escuchamos las noticias, un día una cosa, otro día otra, todo el rollo del coronavirus me había parecido una onda del gobierno, un rollo político, como un distractor; pero cuando ya vimos que cerca de la casa, en la colonia, comenzó a haber muertos, fue cuando a la gente, y a mí mismo, nos llegó ya el miedo”, expone el joven.
“Y ahora es peor, porque, con miedo y todo, con el temor de acercarte a la gente en la calle, en el Metro o en cualquier aglomeración de tantas que hay ya diario en las calles, hay que salir, oootra vez, pues a buscar trabajo. Porque te dicen ‘quédate en casa’, sí, pero ¿qué hago en la casa sin lana ni para comer? ¡Mis ahorros son mínimos, no me alcanza para ahorrar!”, exclama Antonio, quien lamenta además no poder continuar con sus estudios.
“¿Continuar mis estudios? ¡Uff! Ni soñando, pues a mí sólo me queda una escuela de paga, agilizar mi prepa apenas. A mí se me ha complicado siempre estudiar; desde pequeño he estado sin mis padres, he vivido con mi abuela, que acaba de fallecer, y siempre he tenido que trabajar, desde niño. Por eso yo al trabajo no le tengo miedo, sólo que me pongan donde hay”, señala.
‘Los créditos de $25 mil que da el gobierno son de risa’
Los vestidos de novia fueron guardados, los pasteles no fueron horneados y el champagne se quedó sin descorchar. Las bodas, bautizos y comuniones en México fueron pospuestas hasta el próximo año, y con ello, se extinguieron de manera inmediata los ingresos para una cadena que incluye miles de empleos temporales cada fin de semana.
Gamaliel Rangel es dueño de Xamach, empresa mexiquense especializada en la organización y realización de eventos sociales y empresariales, que desde el 15 de marzo no sólo dejó de recibir ingresos, sino que tuvo que ‘darle las gracias’ a sus trabajadores, entre ellos un vendedor, dos capitanes y 40 meseros a quienes les ofrecía trabajo temporal en distintos eventos sociales.
“Todas las banqueteras estamos paradas, estamos esperando a que algo suceda, a que las autoridades decidan cuál será la reglamentación para operar, cómo serán las nuevas reglas, pero lo más importante, que la gente contrate”, explica Gamaliel en entrevista.
Según el portal Bodas.com.mx, el 97 por ciento de las fiestas nupciales que se realizarían en esta temporada fueron pospuestas, mientras que el 3 por ciento restante optó por cancelar; Además, estima, 113 mil 500 festejos pospuestos durante la temporada.
Entre los pocos datos que existen en relación al sector, se encuentra el informe de Event Industry Country y Oxford Economics, elaborado en 2017, que ubicó a México con un gasto anual de 25 mil 400 millones de dólares (mdd) para la organización de fiestas, de los que 18 mil 100 habrían impactado directamente al PIB, según el estudio.
El sector agrupa a reposteros, cocineros, floristas, decoradores, músicos, sonideros, proveedores de salones y jardines, sillas, mantelería, hasta videógrafos y fotógrafos, quienes forman parte de los 12 millones de personas que perdieron su fuente de ingresos ante la crisis económica.
En tres meses, Xamach ha devuelto dos eventos, un bautizo y una fiesta de cumpleaños, además de sortear una queja ante la Profeco. También ha pospuesto cuatro bodas, y se encuentra a la espera de que las autoridades mexiquenses y las empresas que pagaron le den luz verde para montar los eventos pendientes, tal vez para Navidad.
En cuanto a los créditos que ofreció la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador; “ni hablar, son una risa, 25 mil varos no cubren ni mi nómina, ¿cómo para qué me pueden servir? Utilizarlo para comprar más equipo, pues tampoco, cómo para que quiero más platos, yo lo que quiero son clientes”.
- ¿Es el fin de las fiestas?
- Será un reto compartir un evento de alegrías y dicha sin abrazos. Imagínate una boda sin terminar todos abrazados cantando junto al mariachi… Van a sobrevivir los salones de fiesta y jardines que puedan adaptarse, pero va a reducirse su capacidad y con ello habrá una disminución de ingresos; los protocolos en la nueva normalidad deberán estar basados en la higiene del personal, así como en el suprimir el uso de boletos, las mesas de dulces o el servicio de bufé.
- ¿El fin del bufé?
- La industria restaurantera nos da un buen parámetro de las nuevas normas y en sentido estricto, pues un bufé rompe todas esas reglas. En un restaurante tendrías que poner una barrera física y el que se monta en las fiestas es desarmable, sería muy difícil y costoso instalar una infraestructura con sana distancia. Así que faltará mucho para que veas un ‘come todo lo que puedas’.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario