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sábado, 6 de junio de 2020

Mafias: El Estado y el derecho






Salvador Camarena

Digámoslo con todas sus letras. Este país no funcionaría (eso que llamamos funcionar) si la ley imperara.

Estar encerrado no clausura las ventanas al sistema de discrecionalidades que hemos creado.

La basura no ha dejado de pasar en la pandemia. ¿Por qué en un país en el que la burocracia es peor que los sketches de Héctor Suárez los servicios municipales no se detuvieron mientras miles fallecían?

La primera respuesta es siempre la correcta. Por dinero. Porque el sistema que nos soporta, los cimientos de nuestra convivencia, no son un pacto social, un acuerdo político, una idea de profesionalizar las soluciones a nuestros problemas. No. Todo lo mueve el negocio. Todos encerrados, todos pidiendo para traer y desechando toneladas de cartones, empaques, plástico… y todos sabiendo que por unas clasemedieras monedas los de la basura se llevarán nuestros desperdicios. Qué alivio lo que se compra con menos de un salario mínimo.

En ese pasado que hoy llamamos vieja normalidad, siempre estuvieron ahí esos hoyos negros que preferimos nunca voltear a ver, esos que siempre elegimos nunca mirar de frente.

“No tomes un taxi en (ustedes pongan la población) porque los controla la maña” es ya el undécimo mandamiento mexicano. ¿Pedimos que el gobierno, los gobiernos, hagan algo, algo como liberar a los taxistas del yugo que no pidieron? ¿Nos preocupamos por la precariedad de los choferes que los condena? ¿Nos hacemos cargo del albur plata o plomo que tienen que resolver a diario? No. Clamamos: “Que dejen entrar a Uber, carajo, qué no somos un país de la OCDE”. Mejor pagar de nuestro bolsillo cualquier pago ilegal que pedir que reine la ley general, esa por la que ya pagamos mes con mes con nuestras contribuciones fiscales ordinarias.

No hacen falta más ejemplos. Pero de repente surgen casos que nos llevan a pensar que quizá, que quizá se nos pasó la mano en eso de no hacernos cargo, en eso de voltear a otro lado. Como esta semana, cuando un grupo de periodistas de varios países develaron el historial y las conexiones políticas de una mafia que desde Quintana Roo y la Riviera Nayarita pudo haber robado cientos de millones de dólares a incautos tarjetahabientes a través de cajeros automáticos instalados en Jalisco, Nayarit, Baja California y la Riviera Maya.

Los reportajes, publicados el miércoles en distintos países y en seis idiomas, dan cuenta de algo que, otra vez, ya sabíamos: que si el gobierno se desentiende de sus responsabilidades, el Estado puede estar en riesgo, capturado por criminales no sólo de este país, sino de cualquier parte.

Ir a un cajero automático que no sea de tu banco en un puerto turístico mexicano es jugar a la ruleta rusa. Ya lo intuíamos, pero ahora ya lo sabemos. (Como tomar un taxi). Metes tu tarjeta (tomas la pistola), pones tu NIP (jalas el gatillo) y… de repente, dos meses después –porque el sistema incluye dejarte regresar a tu lugar de origen y dejar pasar cierto tiempo, así no descubres dónde te dispararon la bala– descubres que te birlaron 200 dólares, que 'alguien' sustrajo de tu tarjeta ese dinero en lugares tan remotos como Corea del Sur.

Ese es el esquema que funcionó durante años –2014 a 2019– en México. Los acusados son integrantes de una banda proveniente de Rumania. Que viven campechanamente en Cancún. Toda la información aquí: https://contralacorrupcion.mx/banda-riviera-maya-cajeros / https://quintoelab.org/project/la-estafa-del-cajero-automatico

Okey. Eres un ciudadano. Crees que no tienes poder para cambiar al sistema. Así que dejas de ver las ilegalidades y los acuerdos metalegales que nos permiten seguir adelante.

Pero eres el Estado. El Estado mexicano. Y resulta que salen unos reportajes en el mundo mundial que denuncian que una banda esquilma a tus ciudadanos y a los visitantes internacionales que adoran tus playas, tu comida, tu hospitalidad.

Hola Estado mexicano. Hola Fiscalía General de la República. Hola Unidad de Inteligencia Financiera. Hola fiscalías de Jalisco y Quintana Roo. ¿Ustedes también se van a voltear a otro lado y no van a investigar a quienes se roban esos cientos de millones de dólares? ¿Ustedes también prefieren convivir con la ilegalidad y dejar que la basura haga negocio? Digo, sólo para saber.

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