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domingo, 8 de marzo de 2020

La lucha por la igualdad de derechos de las mujeres se dio desde el Siglo XVIII




El feminismo es un movimiento social, político y filosófico cuyo objetivo consiste en alcanzar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Este movimiento surgió en el siglo XVIII, momento en el que las ideas ilustradas acerca de la igualdad entre todos los seres humanos calaron en las mentes de algunas mujeres, las cuales comenzaron a reivindicar sus derechos.

En 1791, la literata francesa Olympe de Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana al considerar que la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamada por la Revolución Francesa no amparaba a la mitad de la humanidad, es decir, a las mujeres.

El primero de los diecisiete artículos que componen su declaración afirma lo siguiente: La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común. Desafortunadamente, las palabras de Olympe de Gouges tardaron mucho tiempo en ser tenidas en cuenta, pues su autora fue ajusticiada en el cadalso por apoyar la causa de los girondinos. No obstante, en la actualidad su declaración es considerada como uno de los grandes alegatos escritos a favor de las mujeres.

En 1792, la filósofa y escritora inglesa Mary Wollstonecraft publicó su obra Vindicación de los derechos de la mujer, en respuesta a los escritos en los que Rousseau afirmaba que las mujeres debían recibir una educación diferente a la de los varones, pues ellas estaban hechas para agradar. En su obra Wollstonecraft defendía que las mujeres recibieran una educación de la misma calidad y extensión que la de hombres.

De modo general, las mujeres del siglo XVIII reivindicaron el derecho a la educación, el derecho al trabajo, los derechos matrimoniales y el derecho al voto. Sin embargo, con el advenimiento del Código de Napoleón, las mujeres fueron de nuevo obligadas a obedecer a sus maridos sin poder ejercer una profesión. Al siglo XVIII se le denomina "la primera ola" del feminismo.


sufragistas
La segunda ola del feminismo comenzó en el siglo XIX y finalizó a mediados del siglo XX. Uno de sus objetivos principales fue la reivindicación del derecho al voto, llevada a cabo por las sufragistas. Las sufragistas eran unas mujeres norteamericanas que ya tenían experiencia política, ya que habían defendido la abolición de la esclavitud y que después vindicaron el sufragio femenino. En 1848 sesenta y ocho mujeres y treinta hombres firmaron la Declaración de Seneca Falls o Declaración de sentimientos en la que se reivindicaban los derechos de las mujeres. Este texto es considerado uno de los primeros programas políticos feministas. Gracias a él, Wyoming se convirtió en el primer estado de los EEUU que reconoció el voto a las mujeres. Fue en 1869, veintiún años después de la declaración de Seneca Falls.

Otro de los objetivos del feminismo de la segunda ola fueron los derechos laborales. Las mujeres cobraban un sueldo inferior al de los varones y no se veía con buenos ojos que desempeñasen tareas fuera del hogar. Entre las autoras que defendieron los derechos laborales de las mujeres destacan Flora Tristán y Rosa Luxemburgo. Ahora bien, las mujeres socialistas encontraron cierta resistencia en los varones obreros, los cuales defendían la igualdad de derechos de los obreros pero no tenían tan asumida la necesaria igualdad de las mujeres. Para convencerles, Flora Tristán redactó las siguientes palabras: A vosotros obreros, que sois las víctimas de la desigualdad de hecho y de la injusticia, a vosotros os toca establecer, al fin, sobre la tierra el reino de la justicia y de la igualdad absoluta entre el hombre y la mujer.

Entre el final de la segunda ola del feminismo y el comienzo de la tercera se publicó una obra filosófica que supuso toda una revolución en el modo en el que las mujeres se concebían a sí mismas. Dicha obra se titula El segundo sexo y fue escrita por la filósofa existencialista Simone de Beauvoir en 1950.

En su obra, Beauvoir analizó pormenorizadamente y a través de diversas disciplinas, cómo era la vida de las mujeres. Llegó a la conclusión de que gran parte de los rasgos que la sociedad consideraba femeninos no era más que una convención social, de manera que la subordinación a la que se veían abocadas las mujeres no tenía una causa biológica fundamentada sino una causa cultural. Esta tesis se resume en su famosa frase No se nace mujer, se llega a serlo.

Traducido a numerosos idiomas, el libro de Beauvoir inspiró la tercera ola del feminismo, la cual se extiende hasta la actualidad. El feminismo de la tercera ola se caracteriza por la investigación, la reflexión y la publicación de obras emblemáticas como La mística de la feminidad de Betty Friedan y Política sexual de Kate Millet. A partir de los años 70, el feminismo se ha diversificado en diferentes corrientes de pensamiento, dando lugar a: el feminismo de la igualdad, el feminismo de la diferencia, el cyberfeminismo, el ecofeminismo y la teoría queer. En conclusión, actualmente no existe un único "feminismo" sino que hay distintos "feminismos" cuyas teorías no son coincidentes, aunque todos ellos tienen un único objetivo en común: lograr la igualdad entre hombres y mujeres.

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