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domingo, 14 de julio de 2019
La pregunta que podría silenciar a los migrantes
Por Rafael Fernández de Castro M.
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“¿Es esta persona un ciudadano de Estados Unidos?” es la pregunta que la administración de Donald Trump busca incluir en el censo estadounidense de 2020.
Es una jugada maquiavélica que, según los opositores, se estima podría orillar a unos 6.5 millones jefes de familia que incluyen migrantes (tanto documentados como indocumentados) a no participar en el censo. Este, ocurre cada diez años, determina políticas públicas importantes que afectan todas las esferas, desde la construcción de escuelas hasta servicios médicos.
Más allá de las implicaciones económicas, el no contar a aproximadamente el 8 por ciento de personas podría provocar que estados como California o Nueva York sufran una reducción en su número de escaños en el Congreso y en sus votos en el Colegio Electoral.
Las áreas con una fuerte concentración de inmigrantes podrían recibir menos fondos gubernamentales si estos jefes de familia, la mayoría latinos, deciden no participar en el cuestionario por miedo a revelar su estatus migratorio. Los beneficiados serían los distritos republicanos de mayoría blanca.
Hace dos semanas, la Suprema Corte asestó un duro golpe contra la Casa Blanca al rechazar esta medida. El fallo se extendió por razones inusitadas. No porque fuera carente de justificaciones legales, sino por la mala fe evidente en el proceso de insertar la pregunta. Ante este fallo del máximo órgano de justicia, Trump busca añadir la pregunta mediante una orden ejecutiva que está sonando alarmas en todo el país vecino.
Será difícil que la orden ejecutiva se mantenga viable ante las cortes, las cuales se han encargado de revocar algunas de las medidas más extremas de Trump, como la prohibición de viaje para ciudadanos de países con población mayoritariamente musulmana. Los propios abogados de la Casa Blanca y el procurador general William Barr no están seguros de que argumentos legales esgrimirían para blindar la orden ejecutiva. Además, el censo ya se comenzó a imprimir sin la pregunta. Estamos ante un plan desesperado y de último minuto que una vez más pondrá a prueba a las instituciones y profundizará las divisiones entre los demócratas y republicanos en miras a la elección presidencial del próximo año.
Como lo señaló la vocera demócrata del Congreso, Nancy Pelosi, la intención del presidente nunca ha sido más clara: “Hacer a Estados Unidos blanco de nuevo”.
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