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jueves, 26 de octubre de 2017

Escaramuzas por las elecciones de 2018

La parálisis legislativa del Senado es sólo un efecto de la contienda por la Presidencia de la República, y el desencuentro por la destitución del titular de la FEPADE tendrá un efecto real en los electores, que, la mayoría, se deja llevar por percepciones y por lo que se diga en las redes sociales y no por la objetividad del caso y la legalidad de las decisiones tomadas.


Así las cosas, mientras que el gobierno y el PRI y sus aliados defienden la decisión de destituir a Santiago Nieto y el procedimiento en el Senado para votar, los del Frente Ciudadano por México, Morena y PT acusan que el gobierno busca un fiscal a modo en las elecciones del próximo año.

Se equivoca el bloque oficial al sólo llevar la disputa con argumentos legales, en lugar de, además, esgrimir razonamientos de fondo sobre la pretensión que tienen sus opositores de desacreditar al gobierno de la República y mellar aún más su credibilidad y capacidad de gobernar, y sobre todo, deben enfocar sus baterías a los daños que provoca el Frente y sus aliados al detener la aprobación de la Ley de Ingresos y las repercusiones negativas que esta medida causa entre la población.

Esta es otra escaramuza que veremos rumbo al primer domingo de julio, y en la medida que se acerca esta fecha, pues se recrudecerán los desencuentros.

Así que no se sorprenda, estimado lector, de que pasando el tema del fiscal destituido de inmediato saltará otro asunto a la palestra, en donde los partidos políticos se darán hasta con la cubeta, mientras que los asuntos relevantes del país pasan a segundo término.

Y no porque carezca de importancia el cómo se va a resolver el caso de Santiago Nieto en el Senado, sino que hay que enfatizar que somos prisioneros de una agenda política que se mueve por fuegos artificiales y no por acontecimientos que coadyuven a fortalecer la incipiente democracia mexicana y la propia fortaleza de las instituciones.

La mayoría de los analistas políticos regresan a sus clases de aritmética y al manejo de la cábala para adivinar cuántos senadores se pronunciarán a favor y en contra de la destitución, y si el voto que emitan se realice en la secrecía de la papeleta o si de plano será público.

Se especula que el PRI y sus aliados en el Senado sumarán 62 votos, y los contras, 61. Así, los cinco independientes serán definitivos para alcanzar una mayoría simple para inclinar la balanza.

Otro escenario es que la ausencia de algunos senadores modifica la ecuación. Otro más es que algunos legisladores no votarían conforme a la intención que tiene la bancada de su partido.

Y así hasta donde dé la imaginación; lo que si queda claro es que tanto Emilio Gamboa, líder de la fracción priista, como Ernesto Cordero, presidente del Senado, ya tienen establecida la ruta que permitirá que se valide la destitución de Nieto y se reactiven los trabajos legislativos a la brevedad.

Una de las lecciones que tiene el affaire en el Senado, es que las decisiones que tome el presidente Enrique Peña Nieto y sus colaboradores tendrán, además de las repercusiones propias de cada caso, reacciones inmediatas de los partidos de oposición, que de inmediato toman de rehén a las cámaras de Diputados y Senadores y si corresponden a otros ámbitos, movilizan a sus huestes para revertir las decisiones.

En este juego político está de por medio la paz y la cohesión social, y si se estira la liga demasiado, pueden haber graves repercusiones en el tejido social que después serían muy difícil de restaurar.

Así que todos los políticos se deben andar con cautela porque el ánimo ciudadano no está muy tranquilo que digamos, al contrario, se podría decir que cualquier chispa podría encender la pradera

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