El presidente de Cargill, David MacLennan, señaló que de acabarse el acuerdo podría haber una guerra comercial en la región; México y Canadá tendrán nuevos socios, lo que será perjudicial para la economía de EU.
La terminación del TLCAN sería un “muy grande error” que podría desatar una “guerra comercial” en Norteamérica y afectar millones de empleos en Estados Unidos, advirtió este viernes el presidente de Cargill, la mayor empresa privada de Estados Unidos, David MacLennan.
En coincidencia con el inicio de la segunda ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América Latina (TLCAN), MacLennan se declaró preocupado por la retorica negativa contra el acuerdo, aunque se dijo optimista de que el presidente Donald Trump terminará por valorar la importancia del acuerdo norteamericano.
“Destruir el acuerdo o despedazarlo, en nuestra opinión, sería un muy grande error”, dijo en entrevista. Su mensaje: “Este es un buen acuerdo, somos vecinos, somos una de la zona más vibrantes de libre comercio en el mundo, así que mantengamos eso como nuestro principio guía”.
MacLennan sostuvo que Estados Unidos debe entender que sus socios comerciales son inteligentes y buscarán alternativas, un “Plan B” en caso que la administración decida salir del acuerdo.
En la medida que México y Canadá busquen otros socios comerciales, que no sean los Estados Unidos, eso será perjudicial para la economía estadounidense, tanto en manufactura y agricultura, y para los empleos estadounidenses
Con base en Minneapolis (Minnesota) desde 1865, Cargill es la empresa privada más grande de Estados Unidos, con ingresos por más de 107.2 mil millones de dólares en los sectores agrícolas, alimentario, bebidas, acero, transporte y servicios financieros.
MacLennan consideró que la eventual terminación del TLCAN podría afectar hasta el 10 por ciento de los ingresos anuales de Cargill, y advirtió que el impacto sería mayor para los de 15 millones de empleos estadounidenses que dependen del acuerdo, además de que no se descartaría una guerra comercial.
“Creo que es probable (...) no sería la primera vez en la historia. Las guerras comerciales son una mala cosa, son malas para la economía global, son malas para la economía regional y son malas para los participantes de los sectores comerciales, específicamente los sectores agrícola y alimentario”, sostuvo.
Trump abrió la semana pasada la probabilidad de iniciar el proceso de terminación del TLCAN en medio de las negociaciones para su modernización. México respondió que no continuaría en la mesa bajo tal escenario.
A pesar de la retórica contra el TLCAN en su país, MacLennan dijo escoger la visión optimista de que Trump entiende la importancia no sólo económica sino política del acuerdo, y que tanto funcionarios cercanos a Trump como legisladores, presionarán por alcanzar un acuerdo de ganar-ganar-ganar.
Entre los funcionarios mencionó al secretario de Agricultura, Sonny Perdue, y entre los legisladores al senador republicano por Iowa, Chuck Grassley.
“En lo medular, (Trump) es un empresario y entiende el comercio y la economía, y entiende que el sector agrícola fue su partidario (en la campaña presidencial) y entiende los beneficios de los empleos que vienen del libre comercio”, enfatizó el empresario.
Antes de la entrada en vigor del TLCAN, el comercio agrícola en Norteamérica ascendía a unos nueve mil millones de dólares, pero a raíz del acuerdo se ha cuatruplicado a unos 39 mil millones de dólares.
“Hay muchas voces en la mesa, funcionarios y en el Congreso, que reconocen las ventajas y beneficios del libre comercio y del TLCAN. Estamos en una era de un choque entre la retórica política y diálogo, con los principios económicos”, señaló.
No obstante, dijo sentirse sorprendido de que los republicanos, que apoyaron al TLCAN en 1993 y que históricamente han sido partidarios de la apertura de mercados, no hayan mostrado una más vigorosa defensa del acuerdo desde el año pasado y en los primeros meses de la era Trump.
“Para ser honesto me ha sorprendido, tanto en la campaña y en el ciclo electoral que no ha habido una más fuerte voz política a favor del comercio por parte del Partido Republicano”, indicó.
MacLennan señaló que la meta de las negociaciones del TLCAN debe ser modernizar el acuerdo, expandir los mercados, preservar el capítulo 19 de resolución de disputas y no enfocarse exclusivamente en el asunto de los déficits comerciales.
“Nuestro punto de vista es mantengámoslo abierto, ha sido exitoso y si empiezas a ponerle restricciones, se vuelve más burocrático”, enfatizó.
“Además -añadió- se ha demostrado históricamente que los países que comercian juntos, que tienen acuerdos comerciales, es menos probable que tengan conflictos militares y sociales, y no estoy sugiriendo que eso sea una posibilidad entre Estados Unidos, México y Canadá”.
En el caso específico del sector agrícola, MacLennan indicó que su empresa está interesada en la modernización de los estándares fitosanitarios alimentarios y animales para evitar que cuando haya interrupciones económicas haya demoras en la reanudación del comercio.
“En última instancia confío en el sistema, que es un sistema de balances y que lo correcto ocurrirá. Es una fe en el sistema y de que aunque hay mucha gente de opiniones diversas, los partidarios del libre comercio y del TLCAN llevarán sus argumentos a la mesa”, finalizó.
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