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lunes, 9 de mayo de 2016

Enriqueta y José 50 años de caminar Juntos por la senda de la vida








Cincuenta años, marcan la senda cuando los jóvenes Enriqueta y José, en el ya lejano año de 1966, unieron sus vidas, mediante la certificación por la vía civil y religiosa de su unión matrimonial.
El 24 de abril de 1966, en la parroquia del Perpetuo Socorro, ubicada en la colonia Popotla Tacuba en la Ciudad de México, la pareja selló su amor, con la celebración matrimonial por la vía religiosa.
Ahora en el año 2016, cuando ha transcurrido medio siglo y los contrayentes pasaron a una edad madura, esa unión se ha consolidado, ambos están el uno para el otro, a través de una sólida y excelentemente conformada familia, donde tres hijos, un varón y dos mujeres, y sus respectivos yernos y nuera la integran, además de seis hermosas nietas.
El pasar de los años, han servido para convertir aquellos ilusionados jóvenes novios, en personas mayores, donde se le antepone como símbolo de respeto el prefijo Don, para referirse a José y Doña para Enriqueta.
Este sábado, en la capilla adjunta a Catedral de la Diócesis de Ecatepec, Don José y Doña Enriqueta, en una emotiva misa, se postraron en el altar mayor para dar gracias al creador, de haber consolidado sus vidas y de contar con una hermosa y feliz familia.
Los parientes de doña Enriqueta y Don José, por el área fraterna y política de ambos, pero también de manera muy significativa amigos cercanos, estuvieron en este evento místico, donde el sacerdote que ofició, dijo que son un ejemplo en esta sociedad tan disimula, donde el concepto de familia se encuentra en una etapa de crisis.
Otro momento muy emotivo se dio cuando el padre oficiante, pidió a sus hijos Mónica, María Belén y José Juan, les expresarán un mensaje a sus padres, fue tan fuerte la emoción que en voz entrecortada y lágrimas de alegría , los tres reconocieron la gran enseñanza que recibieron de sus progenitores, los calificaron de padres ejemplares y en todo el concepto de la ternura y el cariño que debe darse.
Tal vez, rompiendo el protocolo de la solemnidad del lugar, que es un punto para realizar eventos religiosos, se dio, cuando se pidió un aplauso para los contrayentes, Doña Enriqueta y Don José disfrutaron éste inigualable momento, porque fue una certificación del cariño y respeto que se han ganado en la sociedad, como el matrimonio Medina Morales.
Posteriormente en un, salón de eventos, propiedad de la familia, se ofreció una recepción donde, los hijos del matrimonio y sus seis nietas, se convirtieron en los mejores anfitriones.
Durante el convivio, también se repitieron momentos de mucha emotividad, cuando las seis nietas, subieron a la pista de baile y mostraron a sus queridos abuelos, mediante carteles, el cariño, el respeto y el amor que les tienen.
La novia Doña Enriqueta, se llevó el momento, cuando los asistentes pidieron el tradicional beso y ella ni tardo ni perezoso, tomó a su esposo de la cintura y lo beso, mientras él, se quedaba sorprendido y lanzaba una sonrisa que creemos lo llevó a recordar muchas cosas de su vida de matrimonio.
Doña Enriqueta y Don José, se han ganado la certificación de ser unos ejemplares seres humanos.


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