Mexico, D.F.- Alguna vez en clase, mi querido maestro de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Gabriel Careaga, autor de libros fundamentales como Mitos y fantasías de la clase media en México —todavía no había papaloys ni lobukis ni ladies de Atzcapolanco, mucho menos chuchos, chulos y chundos—, afirmó que México quizá tenía remedio, pero que de la frontera de Guatemala para abajo tendrían que venir los marcianos para salvarlos.
Tomando en cuenta los últimos sucesos en Michoacán, Veracruz, Guerrero (allí donde según los últimos avances científicos lasnarcofosas se reproducen por generación espontánea y las personas no desaparecen de manera forzada, sino que voluntariamente contribuyen a los índices de abducciones) y varios más donde lo único que nos falta es que nos lluevan aguas malas, lo más probable es que los aliens no pudieran darse abasto aquí donde abunda la profunda incapacidad de los hombres y sus instituciones descompuestas, infiltradas, corrompidas.
Bueno, ni siquiera una estampida de godzillas sin mecate, jineteados por una horda de gorilas en la niebla, habría dejado este panorama tan sombrío en la patria, que hace ver las películas de Luis Estrada a la manera de un optimista poema lírico costumbrista.
A lo mejor para sacar al buey de la barranca lo que se requiere ya no es de un nuevo Pacto por México, pues vimos que es un chiste que por su naturaleza lopezportillista se cuenta solo, sobre todo ahora que desde todos los partidos se impulsa uno nuevo en materia de seguridad y lucha contra la corrupción en estos aciagos tiempos que parece más un nuevoslogan para que los políticos recuperen la credibilidad perdida en el desastre de Iguala que, si no fuera por la tragedia que carga sobre sus espaldas, representaría el más acabado vodevil de pésimo y artesano gusto, macuarro y vulgar, desesperante y anticlimático, deprimente y a ritmo de cámara phantom de la real politik a la mexicana.
No, parece que lo que nos queda es el último recurso del exorcismo. Uno acá bravísimo donde veamos las cabezas de políticos, funcionarios y sus rémoras dar vueltas de 360 grados mientras vomitan, gatean por el techo con Pazuzu y los demonios de la corrupción, la avaricia, la impunidad y el valemadrismo se convulsionan en sus cuerpos de zombis.
Pero, ¿dónde están Hermelinda Linda y el padre Karras, profesionales del exorcismo, cuando se les necesita?
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