Derivado de un supuesto desabasto de antídoto contra mordeduras de víbora de cascabel y araña violinista, hospitales mexiquenses padecen un déficit de sueros y por lo mismo, los pacientes tienen que adquirirlos. En Atlacomulco, para atender a un pequeño que sufrió una mordedura de víbora utilizaron hasta disoluciones caducadas.
Diversos hospitales de la entidad, sobre todo los ubicados en la zona sur y norte del estado, sufren un desabasto de antídotos contra las mordeduras de víboras y arañas, lo que ha dificultado la atención a pacientes que acuden por estas causas.
Al parecer la carencia obedece a un desabasto del laboratorio que surte el suero, por lo que cuando registran casos de este tipo, personal de los nosocomios, además de batallar para conseguir las disoluciones, se ven obligados a utilizar antídotos ya caducadas.
En algunos casos, se les pide a los familiares que los compren de su bolsa, sin embargo, el alto costo que tiene cada frasco de Boiclon -tres mil pesos-, no les permite absorberlo, y es que cada paciente adulto requiere de por lo menos seis frascos, no así un niño que llega a utilizar de 20 frascos en adelante.
Tan sólo en Tejupilco, se tiene el registro de un pequeño al cual tuvieron que administrarle 110 frascos, muchos de ellos caducados.
En Atlacomulco, también un pequeño -que aparece en las gráficas- que subió a una cerca de piedra, fue mordido por una víbora y tuvo que ser llevado de emergencia al hospital de la zona, y debieron utilizar un helicóptero para trasladar ocho frascos de antídoto y tres más caducados.
Por fortuna el niño ya fue dado de alta la semana pasada, pero las autoridades hospitalarias sufrieron para conseguir los frascos de suero.
En cuanto a las picaduras de araña violinista, tampoco las autoridades de salud cuentan con los antídotos y una vez que llegan los pacientes por esta causa, los médicos ordenan la amputación del miembro, con el fin de que no avance el veneno.
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