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lunes, 22 de julio de 2013

Deslindes

Por Armando Sepúlveda Ibarra


Peligra el Pacto por México

Ideado por oficiosos opositores al PRI para sanear el escabroso camino que esperaba al gobierno de Peña Nieto después de su polémica elección, el Pacto por México cumplió su primera etapa en armonía, sin ninguna alarma, pero la siguiente ya comenzó a minarlo hasta ponerlo hoy al borde del colapso.

Como en su tiempo lo advertimos el famoso Pacto por México entraría en crisis cuando el conservador gobierno priísta intentara embaucar a los pasmados líderes del PAN y PRD, Gustavo Madero y Jesús Zambrano (ambos endiosados con Peña Nieto) con triquiñuelas electorales o con las reformas energética, política y financiera, donde chocarían sus intereses.

Fue el señor Madero quien lanzó la primera piedra al dichoso pacto con la amenaza-chantaje de retirarse de las negociaciones pactistas si el gobierno intentaba, como parecía, despojarle del apretado triunfo en la gubernatura de Baja California. Allí cedieron Peña Nieto y el PRI y, como evocación de las truculentas concertacesiones de Salinas de Gortari, el Partido Acción Nacional conservó la posición, a pesar de los pataleos de los manlios, camachos y otros mapaches… a cambio de volverse junto con el blanquiazul un humillante comparsa de Los Pinos.

A los días de su éxito, con Baja California en su bolsillo, un indignante servilismo condujo al propio Madero, con su característica docilidad ante el hombre de Atlacomulco, a ponerse de tapete y pararrayos de Peña Nieto y del gobierno priísta, con la difusión de “la iniciativa panista” de reforma energética para concentrar hacia el PAN los ataques de la sociedad y de la verdadera izquierda contra los deseos del nuevo PRI de privatizar el petróleo que expropiara Lázaro Cárdenas aquel histórico 18 de marzo de 1938 de las garras de las transnacionales estadounidenses.

Y, en su turno, su hermano lelo, Jesús Zambrano, hizo como si despertara y se diera cuenta de que ha sido desde la creación del Pacto por México un simple instrumento que reforzó a Peña Nieto dos días después de su toma de posesión y, al mismo tiempo, una víctima consciente de las ambiciones del PRI-gobierno de exhibirse ante la opinión pública nacional e internacional abrazados con la oposición como si fueran una hermandad. Su par Jesús Ortega, el otro chucho de sangre oficialista y pro priísta, desde la banca del desempleo ofreció la hábil y acomodaticia sugerencia de que las tres fuerzas políticas se integraran en un pacto con que, de la noche a la mañana, subieran los bonos del nuevo presidente de la república con tintes de conciliador y un rápido baño de negociador “por el bien de México”.

Las crisis en el PAN y el PRD, alimentadas por la incapacidad de Madero y Zambrano para levantar la frente de una auténtica oposición al régimen y, de paso, sus lacayunas actitudes hacia el gobierno y sus anhelos, han zarandeado inclusive otras instancias además del Pacto por México. Salta a la vista el pleito entre sus senadores y diputados por los protagonismos y las ventajas de negociar con el poder federal, ni qué decir de los intereses personales y de grupos que entran en juego a la hora de servir a México. (O, mejor dicho, servirse de…)

Y más allá de todo este intrincado negocio de la política por el cual los supuestos opositores al PRI andan a la greña entre los suyos, para dirimir quién se queda con la tajada del león, el mismo Pacto por México ha sido blanco de otros ataques soterrados y abiertos de priístas, panistas y perredistas instalados en sus becas del Senado de la República y la Cámara de Diputados, porque – dicen, esta vez con toda la razón – que su tarea legislativa fue desplazada por la concertación previa entre los pactistas. Ahora sólo aprueban lo ya aprobado desde más arriba.

Un breve repaso de las iniciativas de reformas consensuadas por los pequeños grupos integrantes del pacto por México y avaladas como van por las Cámaras sin chistar, como la educativa, nos confirmará que poca gente puede sacar adelante un trabajo legislativo que, por ahora, realizan 500 diputados y 126 senadores: esta enorme carga burocrática excesiva y costosa que, por el gigantesco esfuerzo de levantar el dedo o corregir minucias de las iniciativas del Poder Ejecutivo, cobra carretadas de miles de millones de pesos por sueldos (¿devengados?), dietas, carro del año, guaruras, choferes, boletos de avión a sus distritos, viajes, seguros, operaciones y hasta liposucciones, asesorías y comisiones, así como desayunos, comidas y cenas cuando sesionan y otros etcéteras.

El segundo escollo del Pacto por México, léase las reformas energética y financiera, rendirá voluntades y, de seguro, lo sepultará para siempre caso de que la derecha representada por el PRI-PAN quiera aprobar al vapor la privatización de Petróleos Mexicanos y ofrecerlo como botín de los grandes capitales domésticos y foráneos, o gravar con el IVA a medicinas y alimentos para sangrar más aún a la hambrienta y empobrecida sociedad mexicana.

La cacareada democracia podría estrenarse en esta oportunidad con un poco de voluntad política, con una convocatoria a una consulta nacional sobre aquellos espinosos asuntos para proceder en consecuencia según los mexicanos decidan.

Un paso en falso: querer mayoritear temas tan delicados, volvería a confrontar y dividir más a los mexicanos antes de que cante el gallo y cavaría más la tumba del Pacto por México.

armandosepulveda@cablevision.net.mx

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