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miércoles, 19 de junio de 2013

Deslindes

 Por Armando Sepúlveda Ibarra
Premio Nacional de Periodismo y ex director de Excélsior


Elección Empañada

A despecho de la legañosa visión del IFE sobre la democracia mexicana, la elección del domingo 7 de julio acaecerá como en los viejos tiempos con un ramillete de vicios y trampas como los carruseles y la compra de votos, gracias a la flaqueza de las autoridades para castigar la corrupción electoral.

Por más que los diputados en turno han aprobado reformas político-electorales durante las últimas cuatro décadas, la delincuencia electoral estrena en cada oportunidad nuevas mañas y argucias para ensuciar la elección, robar votos y muchas veces inclinar la balanza a favor de candidatos incluso distinguidos con el repudio de las mayorías, como podrán recordarlo (aunque quisieran olvidarlo) los Salinas, Calderones y otros etcéteras.

A veces hasta personeros del Instituto Federal Electoral, como el presidente consejero Leonardo Valdez Zurita, lacayo y servil al Partido Revolucionario Institucional como nadie, han emporcado más los resultados reales de elecciones con sus votos deshonestos cuando han calificado conteos con evidencias de fraudes.

Ahora está en puerta una nueva elección y, sin embargo, más parece una réplica de las anteriores porque el lodazal hace meses que viene ensombreciendo la contienda. Veracruz detonó una trama que ha operado a nivel nacional para la ocasión, al ponerse al descubierto el uso de recursos de la Secretaría de Desarrollo Social para comprar votos a candidatos del nuevo PRI.

Si bien la denunciada maniobra puso bajo la guillotina a funcionarios federales y estatales que desviaban dineros para alzar victoriosos, mediante el fraude, a candidatos de escasa popularidad, a quien debieron destituir fue a Rosario Robles Berlanga, la camaleónica ex presidenta del PRD y hoy neopriísta titular de la Sedesol, quien concentra montañas de pesos en zonas de enorme fragilidad económica en tiempos electorales para influir en los electores y beneficiar al partido oficial.

En la porqueriza electoral nadie de los actores salva el pellejo y, para muestra, salta a la vista Miguel Ángel Yunes Linares, otrora protegido de Elba Esther Gordillo. Actual candidato panista a diputado local en Veracruz, el ex director del Issste ha sido acusado de tener ligas con el narcotráfico y, de acuerdo con Reporte Indigo en su edición del 6 de noviembre de 2012, detenta una fortuna superior a los 400 millones de pesos en propiedades como casas y fincas en Veracruz y el Distrito Federal y departamentos en Nueva York y Miami.

Y según denuncia del ex presidente del PAN, Manuel Espino, difundida por el diario Excélsior el día 10 de junio pasado, con documentos en mano, Yunes Linares depositó millones de dólares en sus cuentas bancarias en Estados Unidos poco después de dejar la dirección del Issste cuando desgobernaba Acción Nacional con el pequeño Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Caderón.

Ni qué decir de los pícaros que manipulan al PRD para su provecho, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, expertos en robarse elecciones internas como cuando éste último se apoderó de la presidencia del partido del sol azteca con la ayuda del gobierno federal de tinte blanquiazul, para impedir que la corriente de Andrés Manuel López Obrador, con su alfil Alejandro Encinas, tomara el liderato de la hoy dividida izquierda mexicana. Mas ahora los llamados Chuchos sirven con docilidad y sin vergüenza a los intereses de Enrique Peña Nieto. Acaso ambos seudoizquierdistas terminen por afiliarse al nuevo PRI.

Bajo este triste escenario llega una nueva elección el 7 de julio, con una sociedad pasiva que, sin chistar salvo esporádicos gritos y sombrerazos, asiste a las urnas sólo para convalidar con su manoseado voto a aquellos que ensucian los procesos electorales y frustran que el país alcance la democracia.

armandosepulveda@cablevision.net.mx

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