Acciones por la EducaciónLa decisión del gobernador del Estado de México de que el suyo sea el Gobierno de la Educación, es digna de reconocimiento. Su convicción responde al interés de todos los mexiquenses y no a una visión de beneficio personal, pero implica un grave riesgo en una sociedad en la que los actores políticos buscan, sobre todo, resultados inmediatos que le brinden el mayor rendimiento electoral posible.
Invertir en la educación no representa la posibilidad de recoger frutos políticos en lo inmediato. En el mejor de los casos, los primeros resultados deberán manifestarse justo al final de su sexenio. No será Eruviel quien los coseche, sino todos los mexiquenses. Un gobernador así es como el que necesitamos, que piense en el beneficio colectivo y no en el propio. Lo entiende, porque su origen es como el de la mayoría de los mexicanos.
El consenso general respecto a la solución más eficiente para muchos de los problemas que como sociedad enfrentamos, hace de la educación el elemento fundamental. Gobiernos de todos los colores y niveles así lo han señalado. Desafortunadamente, si atendemos prioridad asignada, presupuesto, programas, proyectos y acciones de respaldo, ese convencimiento se ha quedado en el discurso.
Esto se hace evidente si revisamos el panorama que enfrenta el sector educativo. Lo mismo si atendemos los indicadores cuantitativos del sector que los cualitativos.
Desde el inicio de su mandato, Ávila Villegas ha dejado claro que el apoyo a la educación se demuestra con hechos. Solo en el último mes, ha emprendido tres acciones tendientes a fortalecer la oportunidad para que los jóvenes mexiquenses concluyan con éxito su educación profesional: a través del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (Comecyt) convocó a estudiantes y residentes del Estado de México, de nivel superior, maestría y doctorado, que realicen trabajos de tesis orientados al desarrollo científico y tecnológico en las áreas de salud, ingeniería y tecnología, para lo que anunció la entrega de 400 becas.
Posteriormente, junto al rector de la UNAM, José Narro Robles, firmó un convenio para que estudiantes de las cuatro Facultades de Estudios Superiores (FES) y un CCH ubicados en la entidad, aunque no vivan en el Estado de México, puedan ser beneficiarios de los estímulos educativos que brinda el gobierno estatal. Esto es particularmente importante si se considera que sobre esta institución recae la formación profesional de la mayor parte de los jóvenes que se ubican en el Valle de México. Donde se ubican tres de cada cuatro jóvenes de la entidad.
Y hace unos días signó un acuerdo para que por segundo año consecutivo, 9 mil alumnos de nivel superior y 4 mil de nivel medio superior que aspiren a ingresar a esta institución y no obtengan un lugar puedan continuar sus estudios en alguna otra escuela pública del Estado de México, como la Universidad Mexiquense del Bicentenario, las cinco universidades tecnológicas, las cuatro politécnicas, las universidades estatales, la Universidad Intercultural y la Universidad Digital del estado.
Con acciones como esta, el gobierno estatal atiende dos de los mayores problemas relativos a la educación: cobertura y deserción. Al respecto, cifras oficiales hablan que de cien alumnos 56 ingresan a la educación media superior, 32 a la Superior y solo 15 egresan de ella.
Más allá de intereses políticos, el gobernador sabe que el camino de la educación es mucho más largo, pero más sólido y generoso. Que los recursos a aplicar en lo inmediato son mayores, pero conforme se avance serán menores. Y que a largo plazo, una sociedad más capacitada accederá a mejores condiciones de vida.
Es con la educación como combatiremos con mayor eficacia y eficiencia la pobreza, la inseguridad, el desempleo, la falta de oportunidades, los daños que por ignorancia provocamos en nuestro entorno urbano y ecológico. En fin, es con educación como nos convertiremos en una mejor entidad.
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