por el Mtro. Salvador Ruíz Sánchez
Ecatepec, Edomex. (Elecciones 2012).- El Partido de la Revolución Democrática entró en una crisis seria, debido a que los procesos para la designación de candidatos provocaron nombramientos poco tersos y altamente cuestionados, incluso algunos terminaron en el éxodo de diversos compañeros hacia otros partidos. La lección no fue menor, la incapacidad para procesar acuerdos internos y el hartazgo de muchos simpatizantes obligaron a construir instrumentos que permitieran encontrar el consenso.
De esta manera, la encuesta fue una respuesta que se consolidó como un mecanismo que permitió elegir aspirantes con un consenso interno y sin mayores sobresaltos. El ejemplo más palpable lo encontramos en la designación de nuestro candidato a la Presidencia de la República y en algunas gubernaturas.
Bajo este entendido, recoger la opinión de los ciudadanos; conocer la aprobación de los candidatos, su imagen, rechazo abierto, preferencia dentro de la militancia y el conocimiento efectivo, pretenden sustituir las designaciones cupulares y la imposición. A primera vista esto parece un acierto total; sin embargo no podemos dejar de lado que la encuesta no es instrumento absoluto y perfecto; es decir, no puede sustituir el razonamiento y responsabilidad que debe tener cualquier decisión política.
En Ecatepec acordamos ir a una encuesta para escoger a nuestro aspirante a la presidencia municipal; eso fue un avance porque parece que se limitó la imposición. Sin embargo, no nos dirá cuál es la mejor propuesta, ni quién tiene las mejores ideas, perfil y capacidad. No señalará si tiene conocimientos y experiencia suficientes o posee los atributos para incorporar a todos a la campaña.
La encuesta no medirá si alguno de los precandidatos o precandidatas polariza a la izquierda y con ello se minan las esperanzas de triunfo; no sabremos si divide a la izquierda y si cuenta con la capacidad para gobernar. La encuesta no será capaz de decirnos si el posible candidato es una ocurrencia y si sólo funciona como un mecanismo de presión y enfrentamiento para desestabilizar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.
Bajo ese entendido, la encuesta será un mecanismo que intentará legitimar, pero podrá fracasar si el vencedor es una figura incapaz de aglutinar a la militancia y convencer al ciudadano de que es la mejor opción para gobernar. Puede naufragar si los ecatepenses perciben una candidatura débil, improvisada y sin experiencia.
Es por ello que a pesar de cualquier instrumento, encuesta o decisión cupular; la Responsabilidad y la Prudencia (así, con mayúsculas) siguen siendo las virtudes más importantes en tiempos de definiciones, virtudes que nos exigen altura de miras, lealtad partidista y honrar la palabra empeñada.
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