En una carta publicada el candidato de “Juntos haremos
historia”, Andrés Manuel López Obrador pidió calma a los inversionistas en
relación a una eventual victoria suya en la elección presidencial.
En algunos puntos de su carta es repetitivo, como al hablar
del combate a la corrupción, al prometer de que bajará salarios de la
burocracia; o que ahorrará dinero y para darlo a los más necesitados, entre
otros lugares comunes.
Pero también resaltan un par de puntos donde AMLO confiesa
que en verdad quiere una regresar al pasado, a los tiempos del presidente
Gustavo Díaz Ordaz, cuando además del llamado “Desarrollo Estabilizador”,
existieron una serie de prohibiciones en el país y hubo un derramamiento de
sangre por su intolerancia a la oposición.
En su carta, López Obrador habla de su nostalgia por
aquellos tiempos del “Desarrollo estabilizador”, la doctrina económica
emprendida por Antonio Ortíz Mena, secretario de hacienda de Adolfo López
Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
El “Desarrollo estabilizador” es una política económica que
funcionó en el país de 1954 a 1970, la cual dotó de infraestructura productiva
al país, se fortaleció a la industria nacional y se incentivó el desarrollo de
un mercado interno, pero que tuvo su quiebre debido a que no se prestó atención
al sector primario y el desgaste institucional.
Según sus dichos, AMLO quiere adoptar este modelo económico
y adecuarlo a la situación mundial actual. Pero en los hechos, planea revertir
las reformas estructurales que generan competitividad, lo cual potencialmente
conduciría a un fracaso como el de 1970, cuando el modelo dejó de funcionar.
Con esta aseveración, AMLO reafirma una nostalgia del
pasado, reviviendo el presidencialismo imperial de aquellos tiempos. ¿Querrá
AMLO tener la popularidad de López Mateos y la mano de hierro de Díaz Ordaz
contra sus opositores?
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