‘El payaso que iba en algún asiento se corrió para dejarme el lugar. Yo quería retroceder. Estaba asustada. Sin embargo, el vehículo estaba en marcha’.
En una elección contra Claudia Sheinbaum, Beatriz Paredes,
dicen las encuestas publicadas ayer, sería hoy prácticamente igual de
competitiva que Xóchitl Gálvez.
Desde hace dos meses, los medios se llenaron de reseñas o
pasajes sobre la biografía de la senadora Gálvez. Con Paredes no noto lo mismo
a pesar de su buen desempeño en los foros organizados por la oposición.
En lo que sale el humo blanco de la mezcla de la encuesta y
la consulta opositoras, anuncio programado para el domingo, presento unas
notas, publicadas hace 19 años, por Beatriz Paredes sobre sí misma. Provienen
de Gritos y susurros (compiladora Denise Dresser, Aguilar, 2004).
Beatriz arranca su texto aclarando que no comparte “como
estilo periodístico el modelo intimista (…) dudo que tenga algún sentido para
los lectores conocer anécdotas personales, no sé si porque soy odiosamente
solemne”. A pesar de ello, su autorretrato es muy interesante hoy rumbo a 2024.
“Mi manera de vivir –siempre dispuesta a fantasías, a lo
heterodoxo, abierta a lo mágico– me coloca de forma permanente ante lo inusual,
no diría lo intempestivo”, contesta cuando le cuestionan sobre experiencias
intempestivas.
“Cuando no se trata de responsabilidad profesional, siempre
estoy dispuesta a conocer nuevas cosas, a vivir sin agenda, a viajar a lugares
insólitos, a dormir en sitios fabulosos. A recorrer kilómetros por escuchar
buena música, una cantante favorita. A embriagarme con el mar, en la madrugada.
El mar, cotidianamente, me hace falta”.
“¿Qué ha sido aquello que ha constituido un reto inusual y
desconcertante para ti? Con honradez, muy pocas cosas. Tal vez porque de tiempo
atrás acuñé una máxima: no hay que dar las peleas que no vayas a ganar. O sea,
entra a los desafíos cuando tengas claro el terreno que pisas, cuando sepas lo
que vas a enfrentar y cuáles serán los resultados”.
“La pregunta sobre en qué momento y ante qué circunstancias
me he sentido poco preparada, tiene una respuesta simple y una respuesta
compleja. La simple es que en términos generales procuro estar siempre
preparada, con un bagaje de conocimientos y de previsión para lo cotidiano y en
permanente estado de alerta para que lo extraordinario no me tome por sorpresa.
Estoy bien entrenada y ante situaciones de emergencia o conflicto, soy
confiable. Muchos años de estar en el ‘ojo del huracán’ van templando el
carácter, y te dotan de una suerte de serenidad que –a veces– a mí misma me
sorprende…”.
“La respuesta compleja es que siempre me siento limitada,
poco preparada, incluso estúpida, cuando asisto a eventos bilingües, y está
restringida mi capacidad de comprensión, de comunicación, de aprendizaje, de
debate, por mi falta de dominio de la lengua inglesa. ¡Con lo que admiro el
lenguaje! (…) ¡Con lo que aprecio la palabra!”.
Ante la pregunta de qué le ha tomado por sorpresa, Paredes
cierra su texto contando que en sus años preparatorianos vivía entre Huamantla
y Xalapa, y que como cinéfila “viajaba a México para ir al cine, a veces tres
funciones en un día ‘para reponer el tiempo perdido’”.
En una de esas ocasiones pide raid en la carretera
tras perder el último camión a la capital. Pasó un autobús:
“Se detuvo. Abrió la puerta. Subí. Pisé el primer peldaño,
el segundo. Veía al chofer. Arrancó. El tercer peldaño. Volteé el rostro hacia
los asientos y ¡oh sorpresa! Los pasajeros eran payasos, dos docenas de rostros
maquillados… El payaso que iba en algún asiento se corrió para dejarme el
lugar. Yo quería retroceder. Estaba asustada. Sin embargo, el vehículo estaba
en marcha. El autobús continuó su camino”.
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