La violencia social y sexual, junto con la pobreza, son las principales motivaciones para que las adolescentes de Guatemala, Honduras, El Salvador y México migren de sus países de origen, reveló este martes el informe “Mujeres en crisis: la vida en contextos de movilidad en la región de Centroamérica y México” de la ONG Plan International.
“Una de cada tres adolescentes migrantes considera que la
violencia social, sexual y por razón de género en sus comunidades es un motivo
para huir y abandonar la comunidad en la que viven en su país”, señaló Concha
López, directora general de Plan International España, durante la presentación
del estudio en la capital mexicana.
Además, López mencionó que la pobreza y la falta
de oportunidades, unidas a la búsqueda de un futuro mejor, son la principal
razón señalada por las adolescentes para migrar, en más de un 50 por ciento.
En este sentido, el estudio muestra que un 39,4 por ciento
de las más de 265 jóvenes encuestadas, entre otros informantes claves,
identifican a la violencia social o comunitaria como el mayor problema
cotidiano en sus localidades.
En tanto, ellas piensan que hay una diferencia en los tipos
de violencia que sufren en comparación con los hombres, identificando que
las mujeres son más propensas a vivir violencia sexual, en contraste con la violencia física que
padecen los varones.
El estudio, elaborado con el apoyo de la Dirección General
de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Unión Europea, indica que las
mujeres enfrentan violencia física y sexual, principalmente en sus propios
hogares por personas conocidas y familiares (28,7 por ciento), seguido de actos
de este tipo en espacios públicos (23,4 por ciento).
Impacto en la trayectoria académica
Otro 22 por ciento de las adolescentes migrantes entrevistadas
señalaron que la violencia social y por razón de género son en
igual medida factores para el abandono escolar.
Aunque en más del 59 por ciento se ubicó a la escuela como
un entorno seguro para las adolescentes, casi una de cada tres (27,7 por
ciento) señaló que la escuela es un espacio inseguro.
Esto se comprobó con entrevistas que reflejan que en estos
espacios y en los trayectos hacia ellos aún se registran situaciones
de violencia física, emocional, sexual y psicológica que afectan profundamente
a las jóvenes, especialmente cuando no hay mecanismos de prevención, ni de
protección en los entornos escolares.
Otros factores que motivan la migración de origen son los
embarazos y violencias en su entorno más cercano y familiar, así como el
cuidado de personas dependientes por el hecho de ser mujeres.
En este contexto, se inscribe que una de cada tres adolescentes
migrantes encuestadas en Centroamérica y México piensa que el género es un
factor determinante a la hora de migrar debido a la violencia.
Así como que 4 de cada 10 encuestadas cree que las distintas
manifestaciones de violencia afectan más a las y los adolescentes que a la
población general, mientras que las adolescentes mujeres reportan hasta cuatro
veces más conocer experiencias de violencia de otras mujeres, donde un 21,3 por
ciento recalca, de manera especial, la violencia social que se ejerce hacia
ellas.
Giovanni Lepri, representante en México de Agencia de las
Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), señaló que son necesarios los
estudios de este tipo para entender de una forma más amplia la movilidad humana
cada vez más creciente.
“Al interior de la movilidad humana sí hay muchas personas
que son refugiadas, que son solicitante de asilo, y que necesitan protección. Y
el tema de violencia de género es una causa de desplazamiento forzado”,
reconoció.
En este sentido, criticó que se tenga que pensar en medidas
como inyecciones anticonceptivas para que niñas de 12 años en
adelante no queden embarazadas durante el tránsito migratorio que decidan
emprender debido a la violencia de las que son víctimas.
El estudio también plantea algunas recomendaciones como
establecer “rutas seguras” para que las adolescentes puedan acudir a las
escuelas, minimizando riesgos en el espacio público.
Asimismo, ampliar y fortalecer los mecanismos de protección
en las principales ciudades, y extenderlos a todos los territorios,
especialmente los que presentan mayor índice de violencia.
Por último, incentiva a impulsar iniciativas para favorecer
la eliminación del estigma hacia las poblaciones en contextos de movilidad
entre la población civil; y desarrollar un enfoque integral e inclusivo del
sistema educativo, que favorezca la comprensión de la educación como un derecho
fundamental para las adolescentes.
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