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viernes, 5 de agosto de 2022

Corcholatas accidentadas

 


CARLOS PUIG

En estos tiempos de información inmediata, ciclos noticiosos que duran menos que un suspiro, de memes, teléfonos que todo lo graban y después redes que inmediatamente lo publican, tiempos de atención fragmentada; los malos momentos, los tropezones pueden ser peores que lo que era antes una frase desafortunada para quien la dice.

El tristemente célebre “ya me cansé” de Murillo Karam, el “cállate, chachalaca” del entonces jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador, el “haiga sido como haiga sido” de Felipe Calderón, el “estamos a un minuto de aterrizar, a menos, como cinco”, de Enrique Peña Nieto; hay muchas. Lo que importa es que más allá de contextos, del hecho que algunas hayan sido errores obvios por el momento o un tropezón quedan en la memoria colectiva para siempre.

Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, había llegado tarde a la carrera por la candidatura a la Presidencia, pero había logrado hacer ruido, lograr apoyos importantes sobre todo en el sureste del país; de alguna manera disputaba la idea de que por historia Claudia Sheinbaum es la consentida del Presidente, la historia juntos de Adán Augusto y Andrés Manuel es larga y cercana.

Y entonces pasa lo que le pasó. Un encuentro con una madre, rodeado de cámaras y celulares, un poco de mal humor y ¡PUM!. En un país de desaparecidos le respondes a la madre de un desaparecido que, con toda la razón te dice que no confía en nadie, que tú no confías en ella. ¡PUM!

Adán Augusto se dio cuenta del tamaño del error casi cuando lo estaba diciendo, quiso corregir pero, por supuesto, era tarde. No conviene el mal humor cuando uno sale a reunirse con una víctima. La frase, el video, los memes quedarán ahí. Ni modo, Adán Augusto.

Otro que tuvo mal día fue Marcelo Ebrard. Su (ex) amigo Jared Kushner acaba de publicar un libro que no lo deja muy bien parado en términos de la 4T y la soberanía y la dignidad…

Así es eso de la industria editorial en Estados Unidos, al yerno le pagaron millones por ese libro.

Ayer, molesto y apurado, el canciller respondió: “Mira, están en campaña, ¿sí? Son documentos hechos para ganar votos”. Pero… pues usted también, Marcelo, ¿o no?

 

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