MAURICIO VALDÉS
Los sucesos se agolpan día tras día en una acumulación
desordenada que evidencia la transición crítica que vivimos, por fortuna con la
creciente participación de mujeres, y aún con la carencia de los jóvenes. Los
argumentos tácticos se imponen en un tiempo apresurado y volátil, en el que
nada es para hoy, sino para más adelante, todo fluye y nada permanece, se trata
de adelantar y la política más que responder a la estrategia, sólo atina a la
adaptación.
La política no logra liderar los cambios, ni los promueve ni
los determina, simplemente se deja llevar por la multiplicación de los canales
de atención impresos y electrónicos de fácil acceso. Tal vez porque a nuestra
sociedad, caracterizada cada día más por la aceleración, le corresponde abarcar
más actividades, así de sencillo. Es la búsqueda de lo inmediato en la que los
medios compiten por ganar la nota, y los políticos también la buscan a través
de los llamados “golpes de efecto” y las “jugadas maestras”, que a falta de
ideas caen en el insulto, la diatriba y se pierden en la banalidad.
Temas relevantes como la guerra de Rusia contra Ucrania y
sus perversos efectos, van quedando relegados a terceras o cuartas notas de
importancia. La carencia de empleos mejor remunerados se rezaga frente al
incremento de la emigración y tristemente con la pérdida de vidas. La inflación
sigue en alimentos de primera necesidad y más grave aún en medicamentos que se
escasean.
La polarización y el conflicto son parte de la política, que
se aprecian más en la competencia, lo que permite destacar y contrastar
personalidades, ideales y propuestas, que facilitan las decisiones de los
electores, cuando llegue la elección.
La aceleración de los tiempos tiene consecuencias ¿cuáles?
Eso va a depender de la forma y resultados de esta etapa que llegará hasta la
postulación de candidatos, lo que impactará sentimientos y confianza, podrá
elevar o atenuar los niveles de polarización y de conflicto, lo que podría
impulsar el retroceso democrático y apuntalar el “todo se vale, menos perder”.
Recordemos que elegiremos gobernantes para seis años, en una época de creciente
escasez y demanda de recursos, bienes y servicios. Que triunfe la esperanza
sobre la experiencia.
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