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miércoles, 29 de junio de 2022

Turboelecciones



MAURICIO VALDÉS

 Hace meses se ha iniciado una soterrada lucha de partidos, dirigentes y personajes para lograr, primero la candidatura electoralmente más rentable y luego los cargos. En el Estado de México faltan dos meses para que inicie formal y legalmente el proceso electoral para el 2023 y once meses para le elección. Y después vendrá la elección presidencial. Ambas parecen instaladas en un fenómeno de aceleración del tiempo de las postulaciones, las campañas y las elecciones, inmerso en una lamentablemente adversa condición de la economía que afecta a todos, especialmente a los más pobres. Y conste que aún falta la convocatoria legislativa para las elecciones.

Los sucesos se agolpan día tras día en una acumulación desordenada que evidencia la transición crítica que vivimos, por fortuna con la creciente participación de mujeres, y aún con la carencia de los jóvenes. Los argumentos tácticos se imponen en un tiempo apresurado y volátil, en el que nada es para hoy, sino para más adelante, todo fluye y nada permanece, se trata de adelantar y la política más que responder a la estrategia, sólo atina a la adaptación.

La política no logra liderar los cambios, ni los promueve ni los determina, simplemente se deja llevar por la multiplicación de los canales de atención impresos y electrónicos de fácil acceso. Tal vez porque a nuestra sociedad, caracterizada cada día más por la aceleración, le corresponde abarcar más actividades, así de sencillo. Es la búsqueda de lo inmediato en la que los medios compiten por ganar la nota, y los políticos también la buscan a través de los llamados “golpes de efecto” y las “jugadas maestras”, que a falta de ideas caen en el insulto, la diatriba y se pierden en la banalidad.

Temas relevantes como la guerra de Rusia contra Ucrania y sus perversos efectos, van quedando relegados a terceras o cuartas notas de importancia. La carencia de empleos mejor remunerados se rezaga frente al incremento de la emigración y tristemente con la pérdida de vidas. La inflación sigue en alimentos de primera necesidad y más grave aún en medicamentos que se escasean.

La polarización y el conflicto son parte de la política, que se aprecian más en la competencia, lo que permite destacar y contrastar personalidades, ideales y propuestas, que facilitan las decisiones de los electores, cuando llegue la elección.

La aceleración de los tiempos tiene consecuencias ¿cuáles? Eso va a depender de la forma y resultados de esta etapa que llegará hasta la postulación de candidatos, lo que impactará sentimientos y confianza, podrá elevar o atenuar los niveles de polarización y de conflicto, lo que podría impulsar el retroceso democrático y apuntalar el “todo se vale, menos perder”. Recordemos que elegiremos gobernantes para seis años, en una época de creciente escasez y demanda de recursos, bienes y servicios. Que triunfe la esperanza sobre la experiencia.

 

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