El INAH dio a conocer que los restos de 150 cráneos localizados en la cueva de Comalapa se trata de osamentas que corresponden a individuos decapitados entre los años 900 y 1200 d. C.
Después de que elementos de la Procuraduría General del
Estado de Chiapas intervinieran en la cueva de Comalapa por creer que se
encontraban con una narcofosa con unos 150 cráneos, el Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer que se trata de
osamentas prehispánicas, posiblemente un tzompantli.
Hace una década una denuncia alertó a las autoridades de
Chiapas sobre la presencia de restos humanos en una cueva de la localidad
de Carrizal, en el municipio de Frontera Comalapa, los cuales fueron analizados
en Tuxtla Gutiérrez con la colaboración del INAH, donde se determinó
que se trataba de restos arqueológicos.
Desde ese entonces, los antropólogos físicos del INAH
comenzaron con indagaciones del contexto funerario de aproximadamente mil
años de antigüedad y ahora teorizan que existió un altar de cráneos en la
Cueva de Comalapa.
Aunque dentro de
Los resultados preliminares de la investigación fueron
difundidos a través de una conferencia
virtual, como parte de la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría
de Cultura, en la que señaló los factores que apoyan la hipótesis del
tzompantli.
“Aún no tenemos el cálculo exacto de cuántos hay, dado que algunos
están muy fragmentados, pero hasta el momento podemos hablar de aproximadamente
150 cráneos”, señaló el especialista.
Montes de Paz también planteó la existencia de un tzompantli
por la evidencia de vestigios de varas de madera alineadas, de acuerdo con
el registro levantado en la cueva por la entonces Procuraduría General del
Estado de Chiapas, en 2012.
A decir del antropólogo físico, el hecho de que los cráneos
de Comalapa no tengan perforaciones en los parietales y temporales —como los
del Huei tzompantli de Tenochtitlan— se debe al conocimiento sobre altares que
usaban estructuras para fijar los cráneos sin llegar a perforarlos.
“Muchas de esas estructuras se hacían con madera, material
que con el tiempo desapareció (en el hallazgo) y pudo colapsar a todos los
cráneos”, puntualizó.
Los arqueólogos del Centro INAH Chiapas establecieron
que los restos óseos de la Cueva de Comalapa tienen modificaciones craneales de
tipo tabular erecta y que datan del Posclásico Temprano (900 y 1200 d.C.).
“Hemos reconocido los restos óseos de tres infantes, pero en
su mayoría los huesos son de adultos y, hasta ahora, son más de mujeres que de
hombres”, indicó el investigador al destacar que una característica común de
los cráneos es que ninguno conserva los dientes.
Aunque todavía no se ha establecido si las piezas dentarias
les fueron extraídas en vida o ya muertos, los expertos reconocen precedentes
de este tipo en Chiapas en la Cueva de las Banquetas, explorada en la década de
1980 por el INAH en el municipio de La Trinitaria, donde se recuperaron
124 cráneos que tampoco preservaban piezas dentales.
El antropólogo físico, Javier Montes de Paz, enfatizó la
necesidad de continuar con las investigaciones en el conjunto, e inclusive
realizar nuevas temporadas de campo en la Cueva de Comalapa.
Finalmente, el antropólogo pidió a la ciudadanía respetar
estos espacios que a menudo fueron usados para rituales, para evitar la
afectación del patrimonio arqueológico. “El llamado es a que cuando las
personas localicen algún contexto con probabilidad de ser arqueológico, eviten
intervenirlo y lo notifiquen a las autoridades locales o directamente al INAH”,
concluyó.
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