La pandemia provocada por Covid-19 afectó a muchas y muchos estudiantes, pero también a las y los docentes.
María del Rayo Vega Martínez es profesora del nivel medio
superior y superior, y junto con sus estudiantes se enfrentó a una nueva
realidad y a la necesidad de adoptar una modalidad distinta para dar clases,
pero también a la apatía y falta de compromiso de algunas y algunos alumnos.
Ahora, en el regreso presencial ha enfrentado una dura
realidad porque hay estudiantes que tienen muchas carencias, pues considera que
la calidad en el aprendizaje no fue la misma desde casa.
Si bien la pandemia permitió el uso de nuevas herramientas,
a través de plataformas que conectaron a docentes y estudiantes en clases en
línea, ella considera que también derivó en una disminución en la calidad de la
educación, sobre todo en los niveles de educación más bajos.
Al llegar la pandemia, explica, enfrentaron un panorama
desconocido y tuvieron que adaptarse a clases en línea, lo cual no fue fácil
porque no estaban preparados.
"Cómo docente sí fue difícil porque las cuestiones
tecnológicas se tenían que adaptar y al inicio teníamos que ver qué tipo de
redes sociales podían funcionar porque no había plataformas oficiales. Fue
complejo ponerte de acuerdo con alumnos.
"En las escuelas estatales mi experiencia fue que el
orientador fue un puente para poderte comunicar y nosotros buscamos la mejor
plataforma, grabamos clases y después evaluamos, pero fue caótico y subjetivo
por no poder asistir a exámenes presenciales".
Pocos, dice, no tenían cómo conectarse, pues la mayoría
contaba con dispositivos, especialmente teléfonos celulares, aunque la
conectividad a veces no fue tan buena.
Posteriormente, explica, se empezaron a adaptar plataformas,
otras formas de evaluar, pero en exámenes las y los alumnos desde su casa
tuvieron acceso a información mientras realizaban sus evaluaciones; por lo cual
considera que estas generaciones están bastante afectadas.
El mayor compromiso lo observó en el nivel superior, pero en
preparatoria cree que hubo muchas fallas y un menor compromiso por parte de
algunas y algunos estudiantes.
Una de las consecuencias es que ahora que han regresado a
clases presenciales ha observado deficiencias en alumnas y alumnos y como
algunos exámenes siguen siendo en línea, desde su punto de vista no existen
elementos para señalar que las evaluaciones sean objetivas y hay dudas sobre
sus conocimientos.
Al regresar del confinamiento observa deficiencias en el
aprendizaje y un menor compromiso de algunas de las y los estudiantes porque
muchos se acostumbraron a estar desde casa, aunque también están felices de
regresar, pues les gusta convivir.
Sin embargo, en algunos casos aún cuando asistían a la
escuela no entraban a clase, por lo cual en varias escuelas ya están tomando
asistencia y es parte de la evaluación, a fin de obligarlos a entrar a los
salones.
"Son medidas qué se han aplicado para que las chicas y
los chicos ingresen a clases porque sí se observan deficiencias en los hábitos
de lectura; les cuesta mucho leer. No tienen los conocimientos, hay que retomar
muchas cosas", considera.
Durante la pandemia, recuerda, en ciertas personas hubo poca
disposición y apatía para leer, pues desde su casa no todos prendían su cámara
y no había certeza de que estuvieran presentes en las clases en línea, pues no
los podían obligar a encender la cámara, mientras para las y los maestros hubo
mayor carga de trabajo.
No obstante, afirma que en el nivel superior sí observó un
mayor compromiso y regresaron a clases presenciales antes, pues las y los
estudiantes no quisieron perder clases y sí aprovecharlas al máximo.
Ahora, advierte, enfrentan el reto de que las y los alumnos
se regularicen y se esfuercen más por no quedarse rezagados, con el apoyo de
sus maestras y maestros, pues hay quienes se acostumbraron a quedarse en casa y
les cuesta trabajo retomar las clases.
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