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viernes, 20 de mayo de 2022

Hoja de lata, el primer rascacielos de México con solo 7 pisos

 



Toda la clase alta mexicana de la época, quería subir al estudio fotográfico ubicado en la azotea del Hoja de lata, pues era garantía tener la mejor vista de la ciudad de México.

En 1911, la Ciudad de México todavía era muy chaparrita, por lo que cualquier cosa que saliera de las dimensiones convencionales le quedaba grande. Ese año la naciente capital tuvo su primer rascacielos, un edificio con la escalofriante altura de siete niveles, algo que causó conmoción entre los citadinos.  

Porque lo único alto en la capital hasta el momento eran las torres de las iglesias como la Santa Veracruz, la de San Hipólito o la cercana Santa Brígida, todas encargadas de custodiar los cielos, y enseñarle a los habitantes qué era lo más alto que podía llegar algo creado por el hombre.  

Se llamaba Edificio Gore, como el arquitecto canadiense de origen irlandés que lo erigió, Thomas Sinclair Gore. No era la primera vez que el constructor llamaba la atención por sus obras. Antes, al lado de su esposa Pauline Yngrid, levantaron el hotel Geneve con todo el lujo, estilo y comodidad norteamericanos y europeos. En él se sirvió en 1910 el primer sándwich en México, gracias a que la cercana panadería La Ideal empezaba a hornear pan de caja.   

También en el Geneve, durante la Revolución Mexicana, se hospedaron lo mismo embajadores del régimen que revolucionarios, pues el hotel fue declarado zona neutral en el conflicto. Con este antecedente a cuestas, Gore decidió erigir el primer rascacielos de la ciudad en el esquina de San Juan de Letrán y Nuevo México, ahora conocidas como Eje Central Lázaro Cárdenas y Artículo 123. 

Hoja de lata o Gore, el edificio más moderno

Una vez levantado a base de bloques de hierro fundido, como el Palacio de Hierro, el Gore fue provisto de todas las comodidades con las que no contaban otros inmuebles: agua caliente o helada, elevador y un sublime último piso de cuatro caras en donde se leía un cartel “Fotografía, Fotografía,  Fotografía Marst”, negocio del empresario de Jalisco H. J. Gutiérrez.  

Porque aunque los primeros seis pisos eran de despachos y negocios como La Reina de la Moda, la mayoría de la gente iba al Hoja de lata para solicitar los servicios del estudio fotográfico en la cúspide, y de paso, disfrutar la panorámica más alta de la ciudad hasta entonces.  

El fin del edificio Hoja de lata

Pero todo duró muy poco. Al amanecer de la década de 1930 las autoridades vieron la necesidad de ampliar la avenida San Juan de Letrán por lo que el Edificio Gore tuvo que ser demolido, sin dejar prácticamente ningún registro oficial de su existencia. Esto porque cuando se derrumbó no existía siquiera el Instituto Nacional de Bellas, y mucho su sistema de memoria arquitectónica. 

Para toda persona interesada en conocer en persona cómo lucía el primer rascacielos del país, puede visitar el edificio High Life ubicado en Gante, así como el edificio Woodrow de 5 de Mayo, muy similares al lamentablemente extinto Gore.

 

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