El desempeño de la economía mexicana en los últimos años está muy por debajo de sus parámetros históricos.
Un lugar común en nuestras conversaciones y dichos es la
frase: el ‘hubiera’ no existe.
Es cierto. Pero, a veces, el ‘hubiera’ es útil para evaluar,
para considerar la probable ruta de los acontecimientos en caso de que las
decisiones o el entorno hubieran sido otros.
La consideración anterior viene a cuento por la información
que ayer dio a conocer el Inegi.
El crecimiento de la economía mexicana a tasa
anual fue de 1.8 por ciento en el primer trimestre de este año y de
1.0 por ciento a tasa trimestral.
Considerando cifras desestacionalizadas para evitar
distorsiones, el PIB del primer trimestre de este año está 2.7 por ciento
por abajo del nivel que tenía en el cuarto trimestre de 2018.
En términos monetarios, esto quiere decir que la
economía mexicana vale hoy 746 mil millones de pesos menos que en el
cuarto trimestre de 2018 a precios actuales.
O, si lo quiere ver de otra manera, en este lapso de tres
años, cada habitante de nuestro país perdió 5 mil 923 pesos anuales
de ingreso.
En realidad, las cosas son peores.
Si consideramos que el crecimiento promedio de la economía
mexicana entre el año 2000 y 2018 fue de 2.26 por ciento, de haberse mantenido
la tendencia histórica de las pasadas dos décadas, el crecimiento de los
últimos tres años habría sido de 6.9 por ciento.
Es decir, si la economía hubiera mantenido la trayectoria
que tuvo en el hoy cuestionado periodo que al presidente López Obrador le gusta
denominar como neoliberal, su valor hoy estaría cerca de 10 por ciento por
arriba del nivel con el que cerramos el año pasado.
A los precios actuales, esa diferencia equivale a 2.7
billones de pesos. O, puesto nuevamente en términos más asequibles, en
promedio, cada mexicano tendría un ingreso anual superior en 21 mil 430
pesos respecto al nivel con el que cuenta actualmente.
Ya sé que, como en todo el mundo, se atravesó la pandemia y
eso modificó los resultados.
Bueno, pues hagamos otro ejercicio.
En nuestra región, América Latina, el resultado en el
PIB de los años 2020 y 2021, fue una caída de –0.6 por ciento.
En México, el resultado para el mismo periodo fue una
caída de –3.8 por ciento.
Es decir, hubo una pérdida neta por encima del promedio de
la región equivalente a 3.2 puntos del PIB, lo que equivale, a precios
actuales, a 860 mil millones de pesos.
Ya no lo canso con más cifras.
El hecho es que el desempeño de la economía
mexicana en los últimos años está muy por debajo de sus parámetros
históricos.
Y si se pretende justificar este hecho con el tema de la
pandemia, resulta que está también por debajo de los niveles promedio de los
países de América Latina.
Es decir, en el saldo, hemos tenido años muy malos en
materia de crecimiento, y todo indica que el resto del sexenio también
será mediocre.
Si nos ponemos optimistas y pensamos que en este año
creceremos en 2.0 por ciento (el consenso habla de 1.7 por ciento) y
consideramos la misma cifra para 2023 y 2024, terminaríamos el sexenio con una
economía que habría crecido 2.0 por ciento en seis años.
Esto implica una tasa anual promedio de 0.3 por ciento,
la más baja desde el sexenio de Miguel de la Madrid.
Hace un año pensaba que el presidente López Obrador se
tomaría en serio su intención de crear otro indicador que mostrara
que el resultado del sexenio es bueno en materia económica.
Ahora francamente lo dudo.
Me parece que ya se rindió. Ya no le preocupa demostrar con
cifras que la economía va bien ni polemizar con quien diga que no.
Como le he expresado desde hace mucho tiempo. El crecimiento
ya no tiene arreglo en este sexenio.
La clave es que su desenlace no vaya a traer consigo
una crisis financiera.
Con que eso se logre, será suficiente.
Ya habrá otros tiempos para buscar el crecimiento perdido.
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