El jabón Rosa Venus es un ejemplo perfecto de cómo las marcas se insertan en la vida cotidiana, en cualquier contexto, y de forma completamente popular.
La fragancia floral y dulce de este "jabón
chiquito" está asociado a los amantes que, en los moteles de paso,
encuentran un refugio para entregarse a las bajas pasiones y al amor, lo que se
ha convertido en un referente cultural para hacer chistes y memes.
"Es esa parte de la picardía que también forma parte de
nuestra identidad mexicana, somos un país que buscamos la forma de sonreír, de
ser irónicos, de reírnos de hasta nosotros mismos. No es una estrategia de la
empresa, pero tampoco lo desmentimos porque no es algo que nos haga daño",
opina en entrevista para Sputnik Daniel Jiménez, gerente de La Corona,
fabricante del Rosa Venus.
Su fama asociada a los encuentros amorosos furtivos ha sido
alimentada por artistas como el comediante Eugenio Derbez, quien hizo
referencia a este producto el pasado 14 de febrero, o por bandas como Fobia,
agrupación que tituló su quinto disco de estudio como el jabón chiquito.
"Yo creo que no es un fenómeno comercial, ya es un
fenómeno cultural. Ya forma parte de ese folklore y la forma en la que los
mexicanos asociamos productos a eventos o situaciones particulares",
comenta.
Las cifras confirman que no se trata de un fenómeno
comercial, ya que el 80% de las ventas de este jabón corresponden al sector
doméstico y no al hotelero, aunque la marca "se pone de moda"
cada San Valentín con decenas de memes que circulan en redes
sociales.
La historia del 'jabón chiquito'
La fábrica de jabón La Corona fue fundada en 1920 por Esteban
González, quien después cedió el control a su hijo Antonio. Su especialidad
eran jabones de lavandería, pero en 1940 ambos decidieron incursionar en el
competido mercado de jabones domésticos dominado por competidores como
Unilever, Colgate y Procter. Así nació el jabón Venus, el antecedente del Rosa
Venus.
"Se afinaron los detalles de su procesamiento para que
fuera un jabón de muy buena calidad, que pudiera competir en ese aspecto con
jabones como Camay, Palmolive, que estaban siendo promocionados por artistas,
en México, como María Félix, Silvia Pinal", recuerda Daniel Jiménez.
La estrategia de La Corona fue simple, pero muy efectiva.
Sin pagar por publicidad ni empaques —se vendía a granel en peceras de cristal—
la empresa podía vender el Venus a la mitad del precio que sus competidores, lo
que lo volvió un éxito en ventas.
Es así como nace en 1950 la versión definitiva de Rosa Venus
con su característico aroma floral, con alusión al concepto de la diosa del
amor y la feminidad.
"Pero esto tampoco fue producto de un marketing sofisticado,
esto es mucho de esta visión con la que los emprendedores toman ideas y pues
las plasman en su ejercicio laboral. Hablo de los dueños de la empresa.
Actualmente estamos ya entre la cuarta y la quinta generación de quienes
fundaron esta empresa, una familia mexicana", dice orgulloso el director
comercial con 45 años en la empresa.
El éxito del producto llamó la atención del sector hotelero
donde se adaptó la versión de 100 gramos a la famosa de 25 gramos, que en la
actualidad ayuda a satisfacer la demanda de la versión más vendida, la de 35
gramos, con cuatro colores y aromas diferentes, incluido uno de avena.
La "publicidad perfecta"
Para el gerente de La Corona, Rosa Venus fue una marca que
nació privilegiada que goza de lo que llama "publicidad perfecta", es
decir, se mantiene como marca líder sin invertir un peso en publicidad, lo que
también se ve en otros populares productos de la fábrica como el aceite vegetal
1-2-3, detergentes en polvo como La Foca y Roma, y el famoso Jabón Zote.
En el caso del Rosa Venus, cuya producción diaria asciende a
600.000 piezas, su publicidad está vinculada al 14 de febrero y los encuentros
furtivos en moteles de paso, razón por la que en días previos la marca comienza
a ser mencionada en redes sociales.
Pese a ello, sus ventas no varían tanto en estas fechas, en
contraste con los moteles. En entrevista para Sputnik, el presidente de la
Asociación de Hoteles de la Ciudad de México, Rafael García, señala que en
zonas donde existen varios moteles con tarifas por horas a un costo de entre
400 y 700 pesos (entre 20 y 35 dólares) , como avenida Tlalpan o en la colonia
Guerrero, la ocupación hotelera se duplica en San Valentín.
García González estima que, en este 14 de febrero, a pesar
de que la capital está en semáforo amarillo, estas mismas zonas tendrán un
incremento en el servicio de hasta el 70% ya que se hicieron ofertas como la
tercera noche gratis o la posibilidad de ingresar tres o cuatro personas en una
habitación para dos.
El vínculo entre el Rosa Venus y los encuentros amorosos en
hoteles, según Daniel Jiménez, no tienen más de 20 años, y las redes sociales
alimentan una fama que no necesariamente refleja la realidad de la marca.
"Las redes sociales han ido incrementando este fenómeno
año con año, de tal manera que sí se empieza a notar un repunte por curiosidad.
No creo que sea por mayor cantidad de encuentros amorosos, más bien por la
curiosidad de la gente que no lo conocía", comenta.
Esta "publicidad perfecta" del Rosa Venus, y que
se repite en otros productos de La Corona, ha llamado la atención de
instituciones como la Universidad de Harvard que han analizado cómo una marca,
sin invertir en publicidad, tiene varios productos líderes en el mercado.
La fábrica con sede en el Estado de México, que actualmente
tiene 5.000 empleados y exporta sus productos a África, toda América y hasta
Corea, aún se mantiene como una de las principales productoras de jabón y
detergente en México, uno de los países que más jabón consume.
"La satisfacción que nos queda a nosotros como empresa
es que esa permanencia y esa identificación, ahora un tanto circunstancial por
el 14 de febrero, está más sustentada por la calidad y por la aceptación.
Puedes hacer mucho ruido por un producto, pero si no lo aceptan, no les gusta,
la publicidad no funciona", concluye Daniel Jiménez.
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