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domingo, 10 de octubre de 2021

AMLO: más cercano a López Portillo que a López Mateos

 




El presidente quiere ser recordado como Cárdenas o López Mateos, pero con la reforma eléctrica es más probable que su recuerdo se parezca al de López Portillo.

Si el gobierno pretende demostrar que la reforma al sector eléctrico impulsada por el gobierno de Peña dio como resultado un incremento de los precios de la electricidad para la población, se va a llevar un chasco… si toma en cuenta los datos reales.

De acuerdo con las cifras del INEGI, entre diciembre de 2013 y el mismo mes de 2018, el precio promedio de la energía eléctrica para los consumidores aumentó en solo 4.15 por ciento, lo que significa un alza de 0.8 por ciento al año.

En contraste, el incremento promedio de los precios al consumidor en ese mismo lapso fue de 4.1 por ciento anual.

Por cierto, entre septiembre de 2018 y septiembre de este año, es decir, en el curso de este sexenio, el incremento de los precios de la electricidad fue de 9.8 por ciento, lo que equivale a 3.1 por ciento anual.

Es decir, que el alza en los precios de la luz fue 3.9 veces mayor en la administración de AMLO que en los años en los que estuvo ya vigente la reforma eléctrica en el sexenio de Peña.

Un argumento que se pretende plantear desde el gobierno a partir de la semana que viene es que, a diferencia de los usuarios domésticos, las empresas han tenido precios de la electricidad que han subido menos que los de los hogares mexicanos.

Pues resulta que las evidencias estadísticas dicen que no es así.

De acuerdo con las cifras del INEGI, entre diciembre de 2013 y el mismo mes de 2018, el incremento fue de 8.84 por ciento en los precios de la energía eléctrica para los productores, lo que significa un alza de 1.7 por ciento anual en promedio. Es decir, el doble de lo que se incrementó para los usuarios domésticos.

En los primeros tres años de este sexenio, el alza fue de 9.94 por ciento, un promedio de 3.15 por ciento anual, muy parecido al incremento de los usuarios domésticos.

En todo caso, fue en este sexenio que los incrementos del conjunto de la gente y de las empresas fueron aproximados.

La narrativa oficial que señala que la reforma energética dio lugar a una energía eléctrica más cara para los usuarios y con privilegios para las empresas respecto a la mayoría de la población, simple y sencillamente no se sustenta con los datos oficiales.

Y si observamos las finanzas de la Comisión Federal de Electricidad nos podemos encontrar con algunas sorpresas.

En 2013, es decir, un año antes de que se hiciera efectiva la reforma energética, la empresa tuvo pérdidas por 37 mil 552 millones de pesos.

A 2018, al término del sexenio de Peña, se reportaron utilidades por 27 mil 273 millones de pesos. Resulta que la reforma energética fortaleció a la CFE.

De hecho, a partir del 2016 la empresa ya estuvo en números negros, es decir, con ganancias.

Pues el año pasado, la CFE reportó… ooootra vez, pérdidas por 85 mil 996 millones de pesos y al primer semestre de este año, nuevamente se reportaron números rojos por 14 mil 073 millones de pesos.

Resulta que, de acuerdo con las cifras oficiales, en este periodo de la 4T, los precios de la electricidad subieron más que en el pasado y las finanzas de la CFE regresaron a las pérdidas, luego de que la empresa había quedado con números negros en el gobierno de Peña.

La propuesta de reforma constitucional enviada por el presidente López Obrador -hasta dónde he podido averiguar- no fue consensuada por integrantes clave del gabinete, sino que fue preparada por los funcionarios del sector energético y avalada por la recién llegada Consejera Jurídica de la Presidencia.

Es notable la ausencia del secretario de Hacienda.

En algunos círculos del propio gobierno se considera que, ante los malos resultados del sector, la reforma buscó ofrecer al presidente López Obrador una explicación acorde con su visión ideológica, y con ello meterlo en una cruzada para atacar a la inversión privada.

En otro sentido y a otra escala es algo parecido a lo que ocurrió en 1982, cuando el presidente López… Portillo culpó a los banqueros privados del desastre que existía en la economía, y nacionalizó la banca.

La expropiación implícita de los activos de las empresas que han invertido en electricidad por muchos años es una salida semejante.

Pero, así como aquella decisión presidencial tuvo secuelas que duraron años o quizás décadas, destruyendo la base del sistema bancario mexicano, que tardó mucho tiempo en recuperarse, ahora, si la decisión prosperara en el Congreso, podríamos enfrentar una crisis energética que sería un lastre para la economía por mucho tiempo.

AMLO quiere ser recordado como hoy se recuerda a Cárdenas o a López Mateos.

Pero, hasta ahora, es más probable que el recuerdo que deje se parezca más al de López Portillo.

 

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