El presidente quiere ser recordado como Cárdenas o López Mateos, pero con la reforma eléctrica es más probable que su recuerdo se parezca al de López Portillo.
Si el gobierno pretende demostrar que la reforma al sector
eléctrico impulsada por el gobierno de Peña dio como resultado un
incremento de los precios de la electricidad para la población, se va
a llevar un chasco… si toma en cuenta los datos reales.
De acuerdo con las cifras del INEGI, entre diciembre
de 2013 y el mismo mes de 2018, el precio promedio de la energía eléctrica
para los consumidores aumentó en solo 4.15 por ciento, lo que significa un
alza de 0.8 por ciento al año.
En contraste, el incremento promedio de los precios al
consumidor en ese mismo lapso fue de 4.1 por ciento anual.
Por cierto, entre septiembre de 2018 y septiembre de
este año, es decir, en el curso de este sexenio, el incremento de los precios
de la electricidad fue de 9.8 por ciento, lo que equivale a 3.1 por ciento
anual.
Es decir, que el alza en los precios de la luz fue 3.9 veces
mayor en la administración de AMLO que en los años en los que estuvo ya vigente
la reforma eléctrica en el sexenio de Peña.
Un argumento que se pretende plantear desde el gobierno a
partir de la semana que viene es que, a diferencia de los usuarios domésticos,
las empresas han tenido precios de la electricidad que han subido menos que los
de los hogares mexicanos.
Pues resulta que las evidencias estadísticas dicen que no es
así.
De acuerdo con las cifras del INEGI, entre diciembre de 2013
y el mismo mes de 2018, el incremento fue de 8.84 por ciento en los precios de
la energía eléctrica para los productores, lo que significa un alza
de 1.7 por ciento anual en promedio. Es decir, el doble de lo que se incrementó
para los usuarios domésticos.
En los primeros tres años de este sexenio, el alza fue de
9.94 por ciento, un promedio de 3.15 por ciento anual, muy parecido al
incremento de los usuarios domésticos.
En todo caso, fue en este sexenio que los incrementos del
conjunto de la gente y de las empresas fueron aproximados.
La narrativa oficial que señala que la reforma energética
dio lugar a una energía eléctrica más cara para los usuarios y con privilegios
para las empresas respecto a la mayoría de la población, simple y
sencillamente no se sustenta con los datos oficiales.
Y si observamos las finanzas de la Comisión Federal de
Electricidad nos podemos encontrar con algunas sorpresas.
En 2013, es decir, un año antes de que se hiciera
efectiva la reforma energética, la empresa tuvo pérdidas por 37 mil 552
millones de pesos.
A 2018, al término del sexenio de Peña, se
reportaron utilidades por 27 mil 273 millones de pesos. Resulta que la
reforma energética fortaleció a la CFE.
De hecho, a partir del 2016 la empresa ya estuvo en números
negros, es decir, con ganancias.
Pues el año pasado, la CFE reportó… ooootra vez, pérdidas
por 85 mil 996 millones de pesos y al primer semestre de este año,
nuevamente se reportaron números rojos por 14 mil 073 millones de pesos.
Resulta que, de acuerdo con las cifras oficiales, en este
periodo de la 4T, los precios de la electricidad subieron más que en el pasado
y las finanzas de la CFE regresaron a las pérdidas, luego de que la empresa
había quedado con números negros en el gobierno de Peña.
La propuesta de reforma constitucional enviada por el presidente
López Obrador -hasta dónde he podido averiguar- no fue consensuada por
integrantes clave del gabinete, sino que fue preparada por los funcionarios del
sector energético y avalada por la recién llegada Consejera Jurídica de la
Presidencia.
Es notable la ausencia del secretario de Hacienda.
En algunos círculos del propio gobierno se considera que,
ante los malos resultados del sector, la reforma buscó ofrecer al presidente
López Obrador una explicación acorde con su visión ideológica, y con ello meterlo
en una cruzada para atacar a la inversión privada.
En otro sentido y a otra escala es algo parecido a lo
que ocurrió en 1982, cuando el presidente López… Portillo culpó a los banqueros
privados del desastre que existía en la economía, y nacionalizó la banca.
La expropiación implícita de los activos de las empresas que
han invertido en electricidad por muchos años es una salida semejante.
Pero, así como aquella decisión presidencial tuvo secuelas
que duraron años o quizás décadas, destruyendo la base del sistema bancario
mexicano, que tardó mucho tiempo en recuperarse, ahora, si la decisión
prosperara en el Congreso, podríamos enfrentar una crisis energética que
sería un lastre para la economía por mucho tiempo.
AMLO quiere ser recordado como hoy se recuerda a Cárdenas o
a López Mateos.
Pero, hasta ahora, es más probable que el recuerdo que deje
se parezca más al de López Portillo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario