La delincuencia organizada amedrentó comunidades completas,
controló la propaganda, rellenó urnas y secuestró a funcionarios y
representantes de casillas para inclinar la balanza en favor de “sus
candidatos”.
Testimonios de personas vinculadas a los partidos,
dirigencias y organizaciones políticas e integrantes de la alianza PRI-PAN-PRD,
entre otros ciudadanos que participaron en los comicios del domingo 6,
denuncian que lo acontecido representó los comicios más violentos del Estado de
México, donde la delincuencia organizada amedrentó comunidades completas,
controló la propaganda, rellenó urnas y secuestró a funcionarios y
representantes de casillas para inclinar la balanza en favor de “sus
candidatos”.
La mañana del miércoles 9 los habitantes de este municipio
del sur del Estado de México explotaron en cuetes, bandas y calles abarrotadas
ante la increíble noticia de que el candidato Rigoberto López Rivera, de la
coalición Va por el Estado de México (PRI-PAN-PRD), había ganado las elecciones
tras una voltereta inusitada de resultados, después de haber sido forzado a
abandonar la contienda entre el 7 y el 21 de mayo.
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