Desde la campaña presidencial de Peña
Nieto, Videgaray se convirtió en el poder tras el trono
Luis Videgaray, alumno predilecto de
Pedro Aspe, se vinculó a la cofradía mexiquense en los días en que gobernaba
Arturo Montiel, un político insaciable que, en sus delirios, creyó que podía
comprar la Presidencia de la República. Desde entonces Videgaray conoció a Enrique
Peña Nieto, uno de los golden boys de Montiel y no se le despegó nunca.
Es muy probable que la relación de Peña
con Videgaray se fincara en la seducción que Videgaray ejerció sobre el
mexiquense, porque era todo lo que Peña no era: tenía finas maneras,
elocuencia, dominio del inglés y un doctorado en el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT). Desde la campaña presidencial, Videgaray se convirtió en
el poder tras el trono.
La llegada de José Antonio Meade y la de
muchos otros egresados del Instituto Tecnológico de México (ITAM), a posiciones
clave en el gobierno de Peña, se debió al influjo de Videgaray: Alejandro Díaz
de León, gobernador del Banco de México; Virgilio Andrade, secretario de la
Función Pública; Fernando Aportela, subsecretario de Hacienda; Julio Alfonso
Santaella, presidente del INEGI; Jaime González Aguadé, presidente de la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores; y Miguel Messmacher, subsecretario de
Ingresos de Hacienda, entre otros.
Arrogante y narcisista, aprovechó para su
beneficio personal y el de sus cercanos, el enorme poder depositado en sus
manos. Su presuntuosa casa de descanso en Malinalco fue adquirida al Grupo Higa
de Juan Armando Hinojosa, un conglomerado que creció y diversificó sus negocios
al amparo de Peña y Videgaray.
Sus reconocimientos en el exterior —en
Londres, la revista The Banker lo reconoció como “Secretario de Finanzas” 2014—
no ocultaron sus graves errores: la devaluación del peso, el crecimiento de la
deuda externa, el gasto ineficaz y descontrolado, la ausencia de crecimiento
económico, en tanto el empleo se precarizaba y aumentaba el número de mexicanos
en pobreza.
Decisiones como la invitación al
candidato Donald Trump a la residencia presidencial y darle trato de jefe de
Estado, y su manejo poco institucional en su relación con el gobierno
estadounidense, por su cercanía con Jared Kushner, yerno de Trump, forman parte
de la historia de Videgaray.
Lozoya dice que era Videgaray quien
ordenaba la distribución de las “propinas” de Odebrecht. Sin duda, Videgaray
puede ser acusado de muchos delitos (cohecho, peculado, asociación delictuosa,
enriquecimiento ilícito y operaciones con recursos de procedencia ilícita,
entre otros), sin embargo, el de “traición a la patria” parece un despropósito.
¿Es Videgaray un traidor a la patria? La
traición a la patria implica la realización de actos contra la independencia,
soberanía e integridad de la nación mexicana con la finalidad de someterla a
persona, grupo o gobierno extranjero. La acusación sacude y genera increíbles
especulaciones, pero creo que es un exceso calificar como traidor a la patria a
quien es, meramente —para usar las palabras del presidente— un ambicioso
vulgar.
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