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sábado, 29 de febrero de 2020

Fallaron los 6 nuevos distribuidores de la 4T




Darío Celis


Lejos de solucionarse, el desabasto de medicamentos en los hospitales y unidades médicas del IMSS y el ISSSTE tiende a agudizarse. El cuello de botella es el sistema de distribución.

Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador acusó a las tres principales empresas de monopolizar la práctica, propició el colapso, que hasta ahora no logra revertirse… ni se revertirá.

Dimesa de Alejandro Álvarez Bermejillo, Fármacos Especializados de Francisco Pérez Fayad y Maypo de Carlos Arenas, garantizaban el suministro de medicinas en tiempo y forma.

Pero el gobierno de la 4T las vetó y salvo Maypo, que dirige Jack Rodríguez, las otras dos fueron virtualmente inhabilitadas de participar en la compra consolidada complementaria de 2019.

Recordará que entre septiembre y diciembre del año pasado la entonces oficial mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro, salió a comprar alrededor de mil 87 claves y solo terminó asignando 375.

Fue justamente el periodo más crítico e inédito para el sector salud porque el nuevo régimen desmanteló el andamiaje tradicional. Pero se estrelló con una industria que funcionaba como reloj.

Las mil 87 claves que intentaron fincarse representaban cerca de 726 millones de piezas. Al final solo pudieron adjudicarse 427 millones, equivalentes a las 375 claves referidas.

Para mover tal volumen se seleccionaron seis nuevos distribuidores que se regionalizaron en igual número de zonas en el país. Hablamos de GNK, ILS, Medistik, Cimsa, Vantage y Arcar.

Tan no dieron el ancho, que de las 427 millones de piezas que debían dispersar en las seis regiones de México apenas pudieron mover o colocar 101 millones de unidades.

En el arranque de 2020 había en la tubería de los laboratorios adjudicados y esas seis distribuidoras 326 millones de piezas, lo que motivó al IMSS, de Zoé Robledo, a enviar oficios por doquier.

Mandó comunicaciones a laboratorios y a distribuidores exhortándolos a revisar stocks para revertir el desabasto que empezó a calar en enero, se acrecentó en febrero y se agudizará en marzo.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se planta todos los martes en la mañanera y repite como perico que no hay desabasto. La escasez de medicinas se dio por fallas en la nueva cadena.

Asignaciones que no salieron desde diciembre y se han ido subsanando con compras de emergencia vía adjudicaciones directas, pero que no llegan a los pacientes por fallas en la distribución.

En tanto no existan distribuidores profesionales, el abasto no podrá regularizarse.

SCHLUMBERGER NOS ENVIÓ ayer una atenta nota en la que aclara que nunca ha considerado presentar una demanda contra Pemex, que dirige Octavio Romero. Que en ningún momento ha iniciado acciones o realizado consultas legales, ni en México ni en el extranjero. Además que ningún gerente de Schlumberger, representante legal o portavoz autorizado, fue contactado con respecto a lo que aquí publicamos ayer, sobre los adeudos que tiene con ellos la empresa productiva del Estado. “Schlumberger México continúa trabajando estrechamente con nuestro valioso cliente Pemex y seguimos brindando nuestros servicios en México, en donde hemos operado durante 84 años”.

DE ACUERDO CON el especialista en temas petroleros, Gonzalo Monroy, la pérdida de 346 mil 135 millones de pesos que registró esa misma Pemex el año pasado, equivalen a 11 veces el presupuesto de seguridad pública, más del triple de todo el presupuesto del Banco del Bienestar, el doble del presupuesto de la SEP y el 100 por ciento del presupuesto del ISSSTE. Si se le agregara el costo del pasivo laboral, dice el director de la consultora GMEC, la deuda de la petrolera mexicana se escalaría por arriba de los 600 mil millones de pesos, es decir prácticamente se doblaría.

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