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viernes, 23 de agosto de 2019

Negociar con criminales



Raymundo Riva Palacio


Negociar con criminales, no, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Eso se hizo en el pasado y no funcionó, porque la seguridad es responsabilidad del gobierno y de nadie más, subrayó. Cierto. Por esa razón nacieron los Estados modernos, para proveer la seguridad a sus gobernados, que fue algo en lo que claudicó el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que desde el inicio pactó con criminales, que camuflajeados en la desesperación de los michoacanos que ante la violencia se organizaron en grupos de autodefensa, fueron utilizados para el exterminio de Los Caballeros Templarios. Esa obtusa estrategia, violando las leyes internacionales, puso a Michoacán al borde de la guerra civil en un año.

La historia sirve mucho para evitar errores, a partir de las experiencias vividas. Por eso, el proyecto del gobierno de López Obrador de dar amnistía y generar empresas productivas en las zonas calientes de la violencia, donde el tejido social se entrevera entre el mundo de la legalidad y el mundo de la criminalidad, estaba sentado sobre un tambor de dinamita con la mecha prendida. El primer paso del plan, construir un parque agroindustrial en La Huacana, donde vejaron y privaron de su libertad a una decena de soldados que realizaba operativos de desarme en mayo, estalló estrepitosamente. No era lo que creían que iba a suceder.

Hace casi tres semanas, en una reunión privada, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, describía satisfecha cómo estaban trabajando intensamente con diferentes grupos armados para establecer mecanismos que restablecieron la seguridad y se acabará la violencia. ¿Con grupos armados?, le preguntó su interlocutor. “Hablamos con todos”, respondió. En el encuentro, el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, dijo que acababa de dialogar con los grupos de autodefensa en La Huacana, donde había acordado la instalación del parque industrial, y con la Columna Armada Pedro J. Méndez, en Villagrán, Tamaulipas. “Pero ese grupo está ligado al Cártel del Golfo”, interrumpió el interlocutor. “Ellos no son, sino una escisión”, dijo Peralta. “Inclusive me dieron las órdenes de aprehensión contra ellos”.

Peralta tenía razón, pero a medias. De acuerdo con personas que conocen el desarrollo de ese grupo, hace varios meses se fraccionó y la parte que dialogó con el subsecretario se había alineado con Morena. Quienes rompieron con ellos no se vincularon a ningún partido, por lo que, según las mismas fuentes, han sido hostigados permanentemente. Ese grupo es encabezado por los Leales, Octavio Leal Moncada, a quien apodan El Tarzán o El Profe, Cesáreo Leal Pérez y Eloy Flores Martínez, que usa el alias de El Licenciado. Sin embargo, la escisión no redime de manera instantánea a quienes se acercaron a Morena, en busca claramente de un certificado de impunidad a sus cuentas pendientes.

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