El candidato López Obrador hace memoria de los años en los que estuvo presente en el foro en 2006 y 2012, pero dice que la tercera es la vencida.
Andrés Manuel López Obrador hace reír, pero no convence. Los chascarrillos, las respuestas a tirabuzón, las frases cortas que ha utilizado en los últimos 18 años son celebradas con carcajadas de empresarios estadounidenses, pero las propuestas, los cómos, quedan a deber.
En 40 minutos se contabilizan al menos ocho interrupciones por las risas que provocan los comentarios del morenista, quien luce cansado, ojeroso, despeinado y afónico.
“No estoy cansado y estoy bien”, responde a la periodista y moderadora (Adriana Pérez Cañedo) de esta plática con los cuatro aspirantes presidenciales en la 101 Asamblea de la American Chamber of Commerce of Mexico, que se realizó en el Club de Industriales, en Polanco.
También hace memoria y dice que ya había estado en 2006 y 2012 en este foro. Y lanza de botepronto: “Es la tercera ocasión que estoy con ustedes, pero la tercera es la vencida”.
Pero al candidato se le nota incómodo en estos ambientes, en estos foros, y más cuando empiezan las preguntas incómodas como las de Napoleón Gómez Urrutia o la cancelación del nuevo aeropuerto.
Las risas continúan, no así el convencimiento, la aceptación de los presentes a sus propuestas.
Culmina su participación y camina hacia la salida, sin esperar siquiera el reconocimiento que entrega la American Chamber. López Obrador se observa incómodo. Arranca risas, pero no convence al auditorio.
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