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jueves, 29 de septiembre de 2016

El acoso sexual y su impacto en la sociedad





Por: Cynthia Ramírez Noriega
Colaboradora del Mexiquense Valle de Zumpango
Y estudiante de la carrera de Psicología
Del Centro Universitario UAEM Zumpango

El acoso sexual, según el código penal vigente mexicano, es entendido como la situación dentro del ambiente laboral, docente o durante la prestación de servicios, en donde un compañero o jefe (no necesariamente debe de poseer un rango mayor) solicita favores de índole sexual, por lo que se intimida y humilla a la víctima. El acoso puede ser expresado de muchas formas, desde piropos ofensivos, miradas lascivas hasta contacto físico no deseado, como pellizcos, besos o incluso, llegar al acto sexual.
En México, por ejemplo, se puede decir que desde la creciente participación femenina en ambientes laborales el índice de víctimas de acoso sexual ha aumentado debido a la mayor vulnerabilidad en la que la mujer se encuentra; y aunque este tipo de actos no sólo se cometen en contra de mujeres si son ellas quienes mayormente son afectadas, aunque cabe resaltar que en los varones la vergüenza que el acoso ocasiona es mayor, esto debido quizás al papel e imagen que el hombre tiene socialmente.
El malestar que ocasiona en la víctima dependerá de diversos factores, como de la gravedad del acoso sexual que se sufra, de las características personales y de personalidad de la víctima, de si lo ha hablado por lo menos con un familiar, y por tanto, del grado de apoyo que la víctima reciba; sin embargo, es un hecho que la víctima vera gravemente afectada su integridad, autoimagen, autoestima, y por tanto, su nivel de seguridad en sí misma y dentro de su entorno laboral, lo que puede ocasionar que la persona se sienta indefensa, temerosa, vulnerable, llegando a sentir gran temor, desconfianza y nerviosismo al llegar a su empleo.
Resulta importante hablar sobre este tema porque hoy en día es la realidad diaria de muchas personas y como se puede ver las afecta gravemente y de muchas formas, pero es aún más importante porque pese a que estos actos son considerados un delito la gran mayoría de las personas quienes lo padecen no se atreven a denunciar a sus agresores, tal vez por miedo a represalias, o por lo difícil que puede ser para la victima el hablar sobre el tema, o quizás porque no exista una verdadera confianza y credibilidad en el sistema judicial. Por ello resulta significativo conocer las razones que llevan a una persona a no denunciar, pues sólo conociendo esos aspectos se podrá comenzar a crear y establecer programas.




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