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domingo, 28 de agosto de 2016

EL AMOR DE UNO MISMO Y LA DEPENDENCIA EMOCIONAL




Por. M. Marshevan Ramírez Gaspar
Colaboradora del Mexiquense Valle de Zumpango y
Licenciada en psicología por la Universidad Franco Mexicana
En ocasiones las relaciones de pareja suelen ser un tanto complicadas en el aspecto de individualización, no por qué realmente tengan o deben ser complicadas, si no desde tiempo atrás la sociedad así lo maneja, supongamos como una moneda de dos caras, es decir, “el amor duele” así como puede ser lo más “maravilloso”.
Al terminar una relación de pareja puede llegar a ser muy doloroso, pues depositamos una mayor parte de nosotros (dependiendo el caso) en la otra persona, la mayor problemática es cuando se deja de ver a la otra persona como individuo independiente y se empieza a tomar como una extensión de uno mismo responsabilizando a nuestra pareja de nuestras propias necesidades, lo cual puede atraer problemáticas subsecuentes, como por ejemplo, ver a la otra persona como una propiedad, recordemos que si se cree que es una propiedad pasa a ser un objeto y de los objetos no se puede recibir amor. De ahí la mayor importancia de la independencia en una relación de pareja. Fue de suma importancia agregar parte de un texto, que en lo personal es de uno de los escritores y psicólogos que mejor describe acerca de este tema, Walter Riso toma los siguientes puntos:
Si una relación de pareja está llena de inconformismos como: “Mi pareja me elogia muy pocas veces, no suele darme gusto, no se preocupa por mi salud, me dedica poco tiempo, casi nunca me expresa afecto e, incluso, suele ser ofensiva u ofensivo conmigo”, podríamos dudar vehementemente de la existencia de algún sentimiento de amor.
De manera similar, si nunca te refuerzas ni te premias a ti mismo, si no te dedicas tiempo, si no te expresas afecto, tu autoestima será nula o insuficiente. El amor propio, en principio, no debería ser muy distinto a querer a otros.
Así como también disponemos de tiempo para los hijos, la pareja, los padres, los suegros, los vecinos, los amigos, pero no se nos ocurre utilizar un rato libre en beneficio propio y a solas.
Walter Riso afirma que “Es absurdo que el propio ‘yo’ ocupe el último lugar de la expresión de afecto que somos capaces de dar. Vivimos postergando las gratificaciones que merecemos y nos decimos: ‘Algún día lo voy a hacer’, pero ese día no suele llegar”.
Los “bajonazos” en la autoestima luego de terminar con una relación de pareja son normales hasta cierto punto. Es decir, no estamos hechos de piedra, es apenas lógico sentir tristeza por una pérdida afectiva. Lo que no es normal, es asumir culpas o responsabilidades que no existen, sobre todo si la o el ex han violentado la autoestima del otro.











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