Mónica una estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras dice que todos saben sobre la venta de drogas y piratería en Ciudad Universitaria pero que incluso a las autoridades no les importa.
Trabajadores de la UNAM apagan el fuego de los contenedores y los retiran para liberar el tránsito. (Cuartoscuro)
CIUDAD DE MÉXICO.- El narcomenudeo, el comercio informal y lainseguridad que prevalecen en el auditorio Justo Sierra, no sólo se extienden a la Facultad de Filosofía y Letras, sino a las islas que enmarcan la Torre de Rectoría e, incluso, otras facultades.
La reacción tras la aprehensión por narcomenudeo de Jorge Emilio Esquivel Muñoz, alias El Yorch, quien forma parte del Colectivo Okupa-Che, uno de los grupos de anarquistas que ha mantenido tomado el auditorio desde hace 16 años, es un botón de muestra:
En las primeras horas de ayer, encapuchados colocaron una barricada con contenedores de basura en el acceso al Circuito Escolar, a la altura de Filosofía, e incendiaron una patrulla de Auxilio UNAM
“A todos les vale madre, en especial a las autoridades”, afirma Mónica, estudiante de dicha facultad. Dice que El Yorch no es estudiante de la UNAM, sino un Okupa que vende comida y, además, distribuye los “michotes” de mariguana en la zona de las islas.
Tras los actos vandálicos, no sólo las clases se desarrollan con absoluta normalidad, como dicen las autoridades, sino también las actividades ilícitas a las afueras del auditorio, donde continúa la venta informal de piratería, comida y libros, comercio que se extiende hasta el interior de la propia facultad.
Para calmar al estudiantado, la directora de la Facultad de Filosofía y Letras, Gloria Villegas, salió a verificar que se haya liberado el circuito y a comunicar que había clases normales, ya que los medios sólo habían distorsionado lo que realmente sucedía.
Sin embargo, los trabajadores sindicalizados no quisieron en ese momento regresar a sus labores, hasta que se les asegurara que hubiera condiciones óptimas de seguridad.
“Vamos a esperar a que, una vez que se reúna la comisión local de seguridad, para que nos garanticen que sí hay seguridad”, dijo uno de los trabajadores.
El clima de inseguridad, propiciado por el narcomenudeo, ahora ha llegado hasta otras facultades, como la de Ciencias Políticas y Sociales, donde –de acuerdo con el testimonio de César– la semana pasada una estudiante fue agredida en un baño, caso que ya es investigado por las autoridades de la UNAM.
Hace unos meses, cuenta Ana, un estudiante, como muchos que no están de acuerdo con la toma del auditorio, gritó a las afueras del Justo Sierra pidiendo que lo liberarán, lo cual provocó las represalias del colectivo del cual forma parte El Yorch, quien es descrito por sus compañeros como “solidario tallerista y artesano”, pero que además de comida, vende drogas.
“Liberen al Che Guevara para que vuelva a ser Justo Sierra”, es la arenga utilizada por muchos universitarios, quienes además dan testimonio de que al interior del recinto se administra un comedor vegetariano, una estación conocida como Radio KeHuelga y una bodega que utilizan los ambulantes para guardar sus mercancías, así como los dormitorios de El Yorch y sus compañeros del Okupa-Che.
En los últimos 16 años, el Justo Sierra, testigo hasta antes de la huelga de 1999 de importantes eventos culturales, ha sido ocupado en distintos momentos por anarquistas, comunistas, zapatistas, brigadas estudiantiles, organizaciones indígenas y hasta el Frente Popular Francisco Villa.
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