Por Enrique Aranda
A la vista los resultados del último sondeo, el número 19 en otros tantos años, realizado por Latinobarómetro, México es el país de América Latina en donde la población se muestra más insatisfecha con la democracia (81%) y donde, entre otras muchas cosas, una aplastante mayoría de sus ciudadanos en edad de votar, el 74% para ser exactos, cree que, siempre, las elecciones son fraudulentas.
Ello, además de que sólo 32% de los mexicanos dice sentir cercanía con alguno de los partidos políticos registrados y, por lo que se refiere a aceptación y/o rechazo de diputados y senadores, 83% asegura no sentirse representado por el Legislativo. En otro orden de ideas, sólo 35% dice estar satisfecho por el trabajo realizado por el presidente Enrique Peña Nieto y su gobierno, como insatisfechos están igualmente con las gestiones de Ollanta Humala en Perú, cuya aceptación es de 24%, Horacio Cartes de Paraguay, 26%, Dilma Rousseff de Brasil, 29%, yNicolás Maduro de Venezuela con sólo 30 por ciento.
En contraste, el estudio destaca a Ecuador y Uruguay como las naciones donde su población se muestra más satisfecha con su democracia y sus gobiernos, posicionando a República Dominicana (Danilo Medina), Uruguay (TabaréVázquez) y Bolivia (Evo Morales), como los países donde la sociedad evidencia más apoyo a sus políticos.
Al margen de otros datos, y otras mediciones, la realidad que evidencia el estudio auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el gobierno de Estados Unidos, coincide (plenamente) con la percepción prevaleciente a nivel ciudadano donde, en el caso de México, el repudio, la desconfianza y nula credibilidad hacia los partidos políticos es más que evidente y, en lo que al gobierno —a todos por igual, sin distingo de extracción y/u origen— se refiere, el hartazgo ciudadano ante la ineficacia y corrupción de muchos de sus actores es la constante.
Y esto, con sus muy honrosas excepciones como siempre, no excluye a partido alguno ni a gobiernos. Igual responde la ciudadanía, o una buena parte de ella al menos, si de una organización partidista de derecha se habla, como si la referencia es a la izquierda o, en el caso de nuestro país, al (indefinido) priismo que por décadas gobernó y ahora volvió a la Presidencia de la República. La decepción por el quehacer de los políticos es general, sin distingos, indiscriminada...
No parece ser poco ni sencillo, entonces, el trabajo que con sus bases y más, de cara a la ciudadanía entera, deben realizar las dirigencias de tricolores (ManlioFabio Beltrones), azules (Ricardo Anaya), amarillos (Carlos Navarrete) o, ahora,morenos (Andrés Manuel López Obrador), si de salvar (en verdad) nuestra endeble democracia se trata…
El tiempo para ofrecer resultados, si tenemos claro que la próxima parada será en el 2018, no es mucho.
ASTERISCOS
*Si bien, hay que aceptar, el miedo a sufrir represalias por parte de los (cuasi-guerrilleros) líderes de la Sección 22 del magisterio persiste entre mentores de Oaxaca, digno de reconocer es también que cada vez son menos los que, dejando de asistir a las aulas (en apego a “lo acordado”), se prestan a apoyar con su presencia y acción las ilegales acciones realizadas por aquellos. Lo ocurrido el lunes, en opinión de los más, es el principio del fin de personajes tan impresentables como Rubén Núñez y los suyos…
*Significativo, sin duda, el reclamo de apertura que, en el marco de su primer informe como rector de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) hiciera Emilio Baños a la diputación local, advirtiéndoles que “a nadie deben sorprender las candidaturas independientes y el creciente respaldo a las mismas, dada la (innegable) falta de propuestas congruentes y cercanas a la sociedad de los partidos políticos”, de todos… Rafael Moreno Valle, el gobernador, se disculpó por no estar presente.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.
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