Por Ana María Salazar
Felicidades a los candidatos a gobernadores y presidentes municipales de las elecciones del domingo pasado. Ahora, pónganse a trabajar para poder resarcir todo el daño que hicieron durante este proceso electoral que seguramente impactó a sus contrincantes, su equipo, su familia y a los electores que votaron por ellos. Me imagino que su familia, sus asesores y las personas que votaron por ustedes también fueron agredidos.
Pero probablemente lo que más se dañó en esta carrera por ser electos fue su reputación y credibilidad.
Tal vez la única forma de que pudieran ganar era violentando la ley contra los otros candidatos, pero el fin no justifica los medios, especialmente si la forma en que ganaron impactará su capacidad de gobernar.
Para aquellos que buscaron ser electos para enriquecerse y las personas que los rodean, seguramente aprenderán que hay formas más fáciles de robar y desfalcar, con menos impacto en sus familias y personas allegadas.
Para los que nunca han ejercido el poder, seguro pensarán que el proceso electoral fue la parte más difícil. Se equivocan. Gobernar en una democracia, especialmente en un país como México –y no importa el nivel–, requiere de extraordinarias capacidades de liderazgo y de ejecución. Ser electo fue fácil, en comparación con los retos que enfrentarán como gobernantes. Especialmente si ganaron usando estrategias cuestionadas.
Por eso, tienen relativamente poco tiempo, digamos 100 días, para dar los pasos necesarios que los conduzcan a recuperar la credibilidad perdida y hay pasos muy específicos que necesitan tomar inmediatamente.
Aquí les van algunas sugerencias.
Es común que en los primeros minutos de conocer a una persona hagamos definiciones sobre el carácter de ésta. Por ello, los candidatos ahora electos deberán considerar que las primeras declaraciones, las primeras decisiones, así como sus presentaciones públicas y las entrevistas en radio y televisión, podrían ser las únicas instancias para cambiar la imagen que se tiene de ellos como resultado del proceso electoral.
Urge que ahora los ciudadanos y la clase política y empresarial los vean como líderes con capacidad de implementar programas. Y esto requiere que de una forma u otra definan cuál va a ser su estilo de liderazgo y qué imagen quieren difundir de su estilo de gobernar.
Sí, estilo de liderazgo. Su imagen de gobernante. Para los que nunca han leído o estudiado el tema, pues, nunca es tarde.
Sean generosos con sus opositores, su equipo y sobre todo con las personas que no los apoyaron o votaron por ustedes. Demuestren respeto por sus opositores y sus esfuerzos en campaña y reconozcan sus virtudes y pidan que se unan al esfuerzo de gobernar por el bien de todos. Reconozcan a los electores que no votaron por ustedes y comprométanse públicamente para buscar su apoyo y cambiar su opinión.
Reconozcan sus debilidades como persona y como futuro gobernante para que empiecen a buscar a aquellas personas que podrán llenar los vacíos en sus capacidades. No caigan en el error de la mayoría de los gobernantes jurásicos que le dieron prioridad a tener personas de confianza a su lado y no personas capaces, dispuestos a decirles la verdad aunque esto contradiga su posición o visión de gobierno.
Lo más pronto posible presenten ante la opinión publica un reporte detallado de cómo recibieron el gobierno en las áreas de finanzas, deudas, contratos y la situación de seguridad. Esto permitirá que te puedas distanciar de los errores y corruptelas de tu predecesor y planear tu estrategia de gobierno.
Sean claros en su posición de buscar, perseguir a funcionarios que incurrieron en ilegalidades. De no hacerlo, el electorado les considerará igual de corrupto@s que las personas que reemplazaron. También se debe usar el brazo de la justicia para perseguir solamente a los culpables y no como una herramienta para la persecución política. Ojo con esto. Hay mucha tentación de ser autoritari@. No caigan en esa trampa.
Sean generosos con sus opositores, su equipo y sobre todo con las personas que no los apoyaron o votaron por ustedes. Demuestren respeto por sus opositores y sus esfuerzos en campaña y reconozcan sus virtudes y pidan que se unan al esfuerzo de gobernar por el bien de todos. Reconozcan a los electores que no votaron por ustedes y comprométanse públicamente de buscar su apoyo y cambiar su opinión.
México necesita de más estadistas, y una de las formas de brincar de ser un político cualquiera a ser estadista es ofreciendo la conciliación, respeto y paz a los enemigos y amigos por igual.
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