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miércoles, 11 de febrero de 2015

Advierten sobre niños con el síndrome del emperador

La clave es poner límites a los menores, aseguran; darles más de lo que necesitan y sobreprotegerlos son fallas cada vez más comunes de los padres, que acaban por ser dominados por sus hijos

El cumplirles todos sus caprichos, no imponerles límites y sobreprotegerlos son algunas de las causas por las que los niños se vuelven incontrolables, asegura experta

Ciudad de México.- La sobreprotección, darles demasiado y no ponerles límites son factores para crear hijos con el síndrome del emperador, problemática que en algunos casos llega a transformarse en violencia de hijos a padres.

A pesar de que cueste trabajo aceptarlo, Fernanda de la Torre, coautora del libro Cuando los hijos mandan, advierte que existen hijos que actúan como tiranos con sus padres, les pierden el respeto, los maltratan sicológicamente y en algunos casos hasta llegan a golpearlos.

No es fácil conocer la verdadera dimensión del problema debido, argumenta, a lo difícil que es para los padres aceptar que son víctimas de la violencia a manos de sus propios hijos, por eso la justifican o de plano la niegan.

“Al igual que en otros casos de violencia no es un fenómeno que se presenta súbita e inesperadamente. Al contrario, va escalando poco a poco. Se inicia con una falta leve: un grito al abuelo, al padre o a la madre. Después pasa a un berrinche desproporcionado en el que arroja objetos o una patada hasta que pierde el respeto que debe imperar en la relación de padres e hijos y se llega a agresiones tanto físicas como sicológicas”, alerta.

La sobreprotección explica parte de la problemática, pero ésta va más allá de ponerle un suéter al niño que no tiene frío o permitir un berrinche, es también darles más de lo que necesitan y no poder decirles no.

Así los niños imponen sus deseos ante sus padres sabiendo que las pataletas y los llantos siempre les servirán para cumplir su objetivo.

Pero el hecho de no poner límites y enseñarlos a acatarlos los puede convertir en personas egoístas, egocéntricas, ya que creen que el mundo gira a su alrededor, así como intolerantes y crueles.

Puede ser el camino que los conduzca a la violencia filioparental, toda vez que entre las condiciones que pueden favorecer la conducta de maltrato a los padres están la falta de límites y de autoridad, así como la ausencia de educación en valores.

La buena noticia es que se puede prevenir y evitar este problema con firmeza educando a los jóvenes desde que están en la cuna y nunca confundiendo la atención y el cariño con la cesión a todos sus caprichos.

La labor de los padres, explica, no es cumplir todos los caprichos de sus hijos sino enseñarles el camino para que entiendan y encuentren que la verdadera felicidad no es tener un juguete en el momento que quieren.

“Educar no es fácil. Generalmente queremos dar lo mejor a nuestros hijos. Muchas veces hasta nos excedemos de nuestras posibilidades económicas para cumplirles un capricho. Esto es un error. Los límites deben existir, y si se transgreden, debe haber consecuencias. Tenemos que recordar que somos libres para elegir muchas cosas, pero no podemos evitar los resultados de nuestras elecciones”, dice.

Prevenir conductas criminales

La educación en casa es tan poderosa que es capaz de evitar que un niño con tendencias sicopáticas se convierta en un criminal, pero también que quien no tenga dichas tendencias termine haciéndolo.

Y es que de acuerdo con Mariana Di-Bella el hecho de que el niño tome el camino hacia la criminalidad o no dependerá de que logre interiorizar algunos límites y valores.

“Si un niño se porta de manera violenta y tiene comportamientos antisociales es probable que hayan fallado los modelos más importantes, es decir, los padres, ya sea porque sus conductas son tóxicas o nocivas y sus hijos las aprendieron de ellos, o porque han estado ausentes total o parcialmente, dejando así a los hijos mucho más expuestos a la violencia que aprenden en la televisión, en la escuela y en la calle”, escribe la experta en el libro Cuando los hijos mandan.

De acuerdo con Mariana Di-Bella la dureza emocional, la impulsividad, la ausencia de miedo son aspectos que favorecen la aparición de la violencia.

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