México.- La protección que le brindó la jerarquía católica de San Luis Potosí al sacerdote Eduardo Córdova Bautista, a pesar de existir reiteradas denuncias de abusos sexuales contra niños y jóvenes en 1983, 2004 y 2012, duró tres décadas hasta hace apenas un mes.
En 1983, antes de que Eduardo Córdova fuera sacerdote, empezó el cobijo institucional. Esa impunidad le permitió a Córdova entrar en 1984 al seminario, aunque ya había acusaciones en su contra y se mantuvo hasta el 27 de mayo de 2014, cuando era uno de los hombres más influyentes de la Iglesia potosina.
Por órdenes del Vaticano, hace un mes, Córdova Bautista, que durante veinte años fue representante legal de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, dejó de ser sacerdote católico y tiene estatus de prófugo de la justicia civil.
Martín Faz Mora, coadyuvante en la defensa de las víctimas de Córdova Bautista, aseguró en entrevista con Excélsior que, de acuerdo con el seguimiento que le ha dado al caso, “existía un entorno institucional de encubrimiento, porque ese entorno institucional conocía de las conductas de Córdova”.
Faz Mora afirmó que ese mismo entorno fue el que encumbró a Córdova, colocándolo en el lugar clave de la interlocución entre la Iglesia y el Estado, pues como representante legal del Arzobispado potosino, generó el poder que le permitió entrar al entorno político en el que también se movía. “Sí está claro que todo este entorno tanto el eclesial como el político sin duda solaparon, encumbraron y encubrieron a Eduardo Córdova”, dijo.
La historia del amparo clerical a Córdova Bautista se remonta a 1983. Marco Antonio Flores Meyer, director del Instituto Potosino Marista, en San Luis Potosí, y quien fue rector del Centro Universitario México (CUM), soslayó los abusos sexuales de Córdova Bautista, entonces profesor de esa escuela, estudiante de derecho y aspirante a seminarista.
En esos 30 años de impunidad en favor de Córdova Bautista están relacionados los tres arzobispos de San Luis Potosí, Arturo Antonio Szymanski Ramírez (1987-1999), Luis Morales Reyes (1999-2012), y Jesús Carlos Cabrero Romero (2012 a la fecha); el vicario de Morales Reyes, Antonio Torres, y el sacerdote Tomás Ramírez.
“En distinta medida, los tres arzobispos no ignoraban las conductas de Córdova; sin embargo, los tres lo conservaron como representante legal del Arzobispado”, dijo Faz Mora. En el Diario Oficial de la Federación del 24 de octubre de 2013, Córdova Bautista aparece como representante legal del Arzobispado de San Luis Potosí en cinco distintos trámites ante la Secretaría de Gobernación.
Como parte de lo que Faz Mora llama entorno institucional de protección a Córdova Bautista aparecen dos clérigos que en la década de los ochenta pasaron por San Luis Potosí y que con los años llegaron a obispos. Se trata de José Luis Dibildox, actual obispo de Tampico, y Juan Manuel Mancilla Sánchez, obispo en Texcoco.
Excélsior contactó con las curias de Tampico y Texcoco, para pedir una posición de los obispos de éstas, pero en ninguno de los casos fue posible. Dibildox, dijeron en su oficina, estaba fuera de la ciudad, y Mancilla estaba en una reunión con sacerdotes.
“Sin duda que cuando se recrea el entorno de la Ig
lesia, se puede ver que Mancilla Sánchez y Dibildox jugaron algún papel. Aunque no se dispone de alguna documentación específica sobre qué papel habría jugado, sin duda Dibildox debió saber lo que había ocurrido con Córdova antes de haber sido sacerdote, y Mancilla lo conocía porque conjuntamente participaron en una asociación religiosa y lo conocía. Sin duda ambos jugaron algún papel en esa primera etapa en las que Eduardo ingresa al seminario”, dijo.
Todo comenzó en 1983
Marco Antonio Flores Meyer, director del Instituto Potosino Marista, en San Luis Potosí, fue el primer jefe católico que en 1983 soslayó los abusos sexuales de Córdova Bautista, entonces profesor de esa escuela, estudiante de derecho y aspirante a seminarista.
Después de una denuncia colectiva de padres de familia en contra de Eduardo Córdova por el abuso de varios jóvenes de secundaria, bajo el argumento de “te voy a confesar”, Flores Meyer sólo despidió de la escuela al abusador sin dar cuenta a ninguna autoridad.
Las familias de las víctimas no hicieron ninguna denuncia penal ni mediática y todo quedó entre la familia y los directivos de la escuela, con la intercesión del párroco de Tequisquiapan. Hasta ahora que Humberto Abaroa, una de la víctimas de Córdova en 1983, se decidió a denunciarlo públicamente.
De este primer episodio de abuso de Córdova, también tuvo conocimiento el párroco José Luis Dibildox, que en ese entonces estaba al frente de la parroquia de La Divina Providencia, territorio eclesiástico al que pertenecía el Instituto Potosino Marista y el domicilio de Eduardo Córdova. En 1994 Dibildox, que nació en San Luis Potosí, se convirtió en el primer obispo de la Tarahumara, que dejó en 2003, y a partir de 2004 es obispo de Tampico.
En 1984, Córdova Bautista ingresó al Seminario Mayor de la Diócesis de San Luis Potosí sin ningún problema, gracias a los buenos oficios de la madre de Córdova Bautista, mujer muy apegada a la Iglesia católica.
En ese entonces el director espiritual del Seminario Mayor era Juan Manuel Mancilla Sánchez, con quien Córdova Bautista y un grupo de maristas fundaron el movimiento Acción Social del Instituto Potosino (ASIP), desde el cual se organizaban retiros espirituales, colectas escolares, y se realizaban diversas acciones de apostolado como impartir catecismo, realizar visitas de caridad a asilos y al Hospital Central.
Para ingresar al Seminario, a Eduardo Córdova lo excusaron de presentar el curso introductorio exigido a los aspirantes. Tampoco cursó los estudios de filosofía previos a los de teología, que todo futuro sacerdote requiere, ingresó en fast-track a la última instancia de formación para el sacerdocio, bajo el argumento de que ya era licenciado en derecho por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Szymanski lo ordenó en 1988.
El obispo de la diócesis de San Luis Potosí, el tamaulipeco Arturo Antonio Szymanski Ramírez, que llegó a tierras potosinas en enero de 1987, fue quien ordenó como sacerdote a Córdova Bautista en 1988; ese mismo año la Diócesis de San Luis Potosí fue elevada a Arquidiócesis.
Dos años después de que Córdova fue ordenado sacerdote, el obispo Szymanski envió a Roma al novel cura a estudiar Derecho Canónico, entre 1990 y 1992. A su regreso a San Luis Potosí, Szymanski, de origen polaco, nombró a Córdova apoderado legal de la Arquidiócesis.
Szymanski fue uno de los 40 obispos mexicanos que estuvo en el Concilio Vaticano II de 1962. En ese contexto, Szymanski recibió una invitación del entonces arzobispo de Varsovia, Stefan Wyszyski para una cena. El arzobispo Wyszyski sentó a su derecha a Szymanski, entonces obispo coadjutor de la Diócesis de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, mientras que el costado izquierdo de Wyszyski estuvo el joven auxiliar de Cracovia, el obispo Karol Wojtyla.
“Ahí sin querer empezó una amistad mutua. Al terminar el cardenal me preguntó si tenía coche, pero yo había ido en taxi. Así que Karol me llevó hasta donde estaba hospedado a bordo de un Fiat 500”, relató Szymanski al Vatican Insider. La afinidad entre ambos duró años, durante los cuales intercambiaron asiduamente cartas, incluso cuando Wojtyla era el papa Juan Pablo II.
Diez años después del ordenamiento como sacerdote de Córdova Bautista, en 1998, según declaraciones de Armando Martínez Gómez, presidente del Colegio de Abogados Católicos, hechas a la agencia estadunidense AP el 27 de mayo, cuando se dio a conocer la separación de Córdova Bautista del sacerdocio por órdenes de l Vaticano, hubo una acusación.
El despacho informativo de AP dice: “Martínez Gómez reconoció que en 1998 ya hubo una denuncia en el seno de la Iglesia contra el mismo sacerdote, al parecer por motivos similares, pero en aquella ocasión no se consiguió probar nada”.
Al ser consultado por Excélsior sobre esta declaración, Martínez Gómez dijo que en todo caso se equivocó, que debió de haber dicho 2008, que es la fecha de conclusión del caso de 2004, que según él se terminó en 2008, sin responsabilidad canónica para Córdova.
Insistió Martínez Gómez que sólo se conocen los casos de 2004-2008 y 2012, en el cual sí se le encontró responsabilidad canónica y por el cual Córdova fue separado del sacerdocio.
En aquel año, el obispo Szymanski seguía siendo titular de la arquidiócesis de San Luis Potosí y Córdova representante legal del arzobispado. Szymanski pasó al retiro en 1999, cuando fue sustituido por el arzobispo Luis Morales Reyes, a partir del 20 de enero de 1999 y hasta 2012.
Morales esperó 17 meses
A partir del 19 de abril de 2004 el arzobispo Morales Reyes recibió una serie de cartas —de las cuales Excélsior tiene copia— en las cuales se denunciaba el abuso sexual a jóvenes que participaban en la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación, en la colonia de El Paseo, en la capital del estado de San Luis Potosí.
Ante la insistencia de la madre de una de las víctimas que el 26 de agosto de 2005 volvió a escribirle a Morales Reyes, el primero de septiembre de 2005, éste le respondió, según consta en una carta de dos cuartillas, que había tomado cartas en el asunto “inmediatamente después de recibir su denuncia”.
En esa carta Morales Reyes —quien fue presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) entre 1997 y 2000— hace una relatoría de hechos que no cuadran con las fechas. El 19 de abril de 2004 se recibió la carta de la madre de la víctima, como consta en la firma de acuse de recibo. Pero el arzobispo Morales Reyes señala en su carta que “el día 12 de abril instruí un tribunal con el propósito de que se llevara a cabo la investigación correspondiente”. Es decir, Morales Reyes empezó siete días antes una investigación sin haber recibido denuncia alguna.
Morales Reyes le aseguró en agosto de 2005 a la madre de la víctima de Córdova Bautista que por existir denuncias verbales y escritas en contra de Córdova por haber incurrido en “un delito contra las buenas costumbres” se le citaría ante el tribunal, pero que debido a sus salud eso no fue posible y monseñor Antonio Torres Herrera fue a su casa para interrogarlo.
El entonces arzobispo de San Luis Potosí afirma en su carta que toda la información referente al abuso de Córdova Bautista se envió “a Roma a fin de que de que nos dieran indicaciones en relación al caso”, el 24 de junio de 2004, es decir dos meses después de que se entregó la carta de denuncia en el Arzobispado de San Luis Potosí.
Víctimas claman justicia
Faz Mora informó que las denuncias presentadas por las víctimas de Córdova Bautista en contra de la Diócesis de San Luis Potosí son por encubrimiento y que en ésta se solicita al Ministerio Público que deslinde responsabilidades.
“Independientemente de la documentación que hemos entregado, se desprende que Luis Morales Reyes, Antonio Torres que era el vicario y que el sacerdote Tomás Ramírez, por lo menos, sabían del asunto de 2004, porque formaron parte de todo el intercambio epistolar que se entregó a la autoridad, pero también formaron parte de un proceso interno que supuestamente se llevó en contra Córdova Bautista”, dijo Martín Faz.
Dijo que lo que está solicitando la defensa de las víctimas es una investigación, para que sea el MP el que deslinde responsabilidades, aunque también se está solicitando a la autoridad que le pida al Arzobispado los archivos internos de que dispone sobre los distintos juicios que se le hubieran hecho desde la perspectiva del Derecho Canónico a Eduardo Córdova, en el entendido que el Derecho Canónico no es ley, que debe haber más antecedentes y en la medida que se allegan de esos indicios el MP podrá deslindarse con mayor precisión quiénes son los responsables del encubrimiento institucional a Córdova.
“Si en ese transcurso de las investigaciones, o bien, que el MP no avance, porque no se estén haciendo adecuadamente las investigaciones o se descubren otros elementos que personalicen más a este o cual personaje, seguramente haremos una denuncia personalizada”, señaló Faz Mora.
Directorio
martes, 25 de noviembre de 2014
Cura acusado de pederastia fue representante de Arquidiócesis en SLP
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noviembre 25, 2014
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