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jueves, 12 de septiembre de 2013

TEMA LIBRE

México y la digna lucha de los maestros

Por I. León Montesinos

La CNTE ha parado de cabeza a la Ciudad de México

¿OCDE y BM, nos imponen reformas?

Les cumple Pablo Bedolla a Conaleps


México, DF.- No deja aún de perturbarme el comentario que hace unos días escuche en uno de los colapsados cruceros del Distrito Federal con motivo de las marchas organizadas por los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE. Una iracunda mujer recriminaba a los manifestantes su “mal aspecto”, más que los motivos de lucha. “Con esas fachas parecen mamarrachos, no maestros; ¿quién les va a creer tal mentira? Ustedes no son maestros, no nos quieran ver la cara”.

Así textual fueron las diatribas de la molesta citadina. Una opinión, un estereotipo que, por desgracia, comparten miles de defeños y de mexicanos que no saben con certeza, cuál es la situación de hambre y penurias que enfrentan miles de maestros de provincia, sobre todo, los maestros rurales. Ni el trasfondo de su lucha.

Es cierto, los maestros han parado de cabeza a la segunda ciudad más grande del mundo, no apta para marchas y plantones de tal envergadura, pero son muy pocos los que más allá de la justificada molestia o el berrinche, se toman la molestia de reflexionar sobre las causas de raíz que han desplazado a miles de mentores de sus lugares de origen para buscarse hacerse oír ante un Estado, un gobierno que se dice democrático, y que, al menos en teoría, debería tener los canales necesarios para el diálogo y la negociación, mismos que parecen haberse cerrado desde hace meses a la problemática del sector educativo y que ahora, han derivado en un verdadero conflicto social que amenaza con rebasar las fronteras del mero ámbito legislativo y político para situarse en los límites de un problema de larga duración y alcance.

Contrario a lo que algunos “jilgueros” oficiosos, mal llamados “líderes de opinión”, pretenden hacer creer a los mexicanos, el conflicto derivado por la falta de consensos con que fue establecida y aprobada la Reforma Educativa no es privativo de los maestros sino que nos involucra a todos los mexicanos pues refleja dos situaciones que tratan de ser ocultadas en el trasfondo del problema.

La primera, que más allá de la evaluación a los profesores, sean del SNTE o de la CNTE, se encuentra una franca agresión y retroceso a sus derechos laborales, tal y como ya lo padecemos todos los mexicanos que no pertenecemos a la clase empresarial ni política, luego de que los diputados y senadores aprobaran también la Reforma Laboral. Es decir, que el riesgo de la inestabilidad en el empleo nos afecta a todos por igual, no sólo a los “mugrosos y revoltosos”, maestros. La diferencia es que ellos sí están organizados y saben perfectamente dónde les va a apretar el zapato al quedar en manos de funcionarios sin capacidad alguna para evaluarlos, pero sí para despedirlos.

Para poner un ejemplo del por qué se justifica la lucha de los profesores de estados como Guerrero, Michoacán y Oaxaca, imagine usted que muchos de los que ni siquiera pudieron corregir las faltas de ortografía en los libros de texto gratuito, serán con toda seguridad, los que acuchillen con sus evaluaciones a los mentores. Esos trabajadores de la educación que han caminado kilómetros y kilómetros bajo la lluvia, el frío o el calor, para llegar a los lugares más remotos del país a impartir las primeras letras a miles de niños y niñas.

Va ser muy cómodo tachar de no apto a un maestro que con su raquítico sueldo apenas y le alcanza para medio comer y medio vestir y que en todos estos años, nunca recibió del Estado que ahora lo va a despedir, el menor curso de capacitación. ¿Cómo piensan, cubrir las vacantes en los municipios más apartados? ¿Qué joven va a querer entrarle a una profesión tan ingrata y mal pagada, casi similar a un apostolado?

En efecto, y le damos la razón a la iracunda persona citada al principio de esta columna, nuestros maestros tienen facha de “mamarrachos”, pero qué se le va a hacer si su sueldo no les alcanza para vestir de otra manera pues a pesar de que por su ardua labor, lo que les paga el Estado, dista un abismo de equipararse a los ingresos de los diputados y senadores que apoltronados en la comodidad de sus curules y escaños, sólo levantan el dedo para acuchillar con sus iniciativas a los mexicanos que menos tienen, entre ellos, los maestros y ahora a la casi en vías de extinción, clase media, con su incremento al ISR.

Como periodista he tenido la oportunidad de viajar a lugares donde, en lenguaje liso y llano, da vuelta el aire; zonas apartadas de las vías de comunicación, sin agua potable, luz, ni servicios de salud, donde miles de mexicanos, muchos de ellos niños, sobreviven de puro milagro. A esos inhóspitos lugares donde sólo se paran los políticos cuando andan en campaña en busca de votos, son los maestros los personajes que se convierten en algo así como los guías morales, los únicos puntos de apoyo y orientación que tienen esos mexicanos para defender sus más elementales derechos.

Para los habitantes de tan lejanas comunidades, los maestros no son unos “mamarrachos”, sino amigos de la gente; a veces amenazados y hasta asesinados por los narcos o los caciques regionales cuando buscan evitar los abusos cometidos por la ignorancia de esos mexicanos que apenas saben leer y escribir.

Razones como estas deben llevarnos a reflexionar que a ellos nunca se les tomó parecer en la integración de la Reforma Educativa, peor aún, se les infirió un doloroso engaño al haberse integrado los diez foros regionales en los que emitirían sus puntos de vista y sugerencias para ser tomadas en cuenta en las leyes secundarias. Nada de eso ocurrió; los legisladores se fueron por la libre, echando al cesto de la basura las opiniones de los quiénes realmente conocen la problemática, y las soluciones, del sector educativo.

¿Cómo es posible concebir que un diputado o un senador que en su vida han estado frente a un salón de clases, se adjudiquen los conocimientos para votar asuntos de temas que sencillamente desconocen? Claro que a ellos la educación pública les importa un soberano cacahuate, basta con hacer una encuesta y ver cuántos de los hijos de nuestros “representantes populares” asisten a escuelas de gobierno. Por eso, sí pegan el grito al cielo cuando se habla de aplicar el IVA a las colegiaturas.

La otra situación del trasfondo no es menos preocupante que la agresión a los derechos laborales de los maestros; me refiero a los lineamientos que han venido marcando desde hace un par de décadas organismos internacionales como el Banco Mundial y la OCDE, a países en vías de desarrollo que como México, han venido aplicando, desde el salinismo, una privatización de las empresas públicas y ahora de sectores vitales como el energético y el educativo.

Si como los economistas y estudiosos de las políticas internacionales afirman, la imposición del modelo económico a seguir no es producto siquiera de un modelo propio del gobierno en turno, el asunto de las reformas que supuestamente deben servir para sacar adelante al país y a los que menos tienen, tendrán un efecto contrario pues estarán encaminadas a cumplir los dictados impuestos por una poderosa oligarquía internacional que nada tiene que ver en sus intereses con el bienestar y el progreso de más de 50 millones de pobres.

Son estos intereses los de multinacionales como Wal-Mart, Coca-Cola, Ibedrola o Exxon, por citar algunos casos emblemáticos, los que se estarían protegiendo con las reformas ya aprobadas y en marcha. Por ello, creo firmemente que los mexicanos de a pie no debemos caer en el juego perverso de enfrentarnos a nosotros mismos; es decir, criticar la lucha de los maestros cuando los focos de alerta ya han encendido para todos los mexicanos anunciando que hoy, más que nunca, debemos estar unidos en una causa común que es la defensa de nuestro país.

Los maestros nos han dado el ejemplo y nos han enseñado el camino a seguir. De nosotros depende que aprendamos la lección.

Pablo Bedolla le cumple a alumnos del Conalep.- El cuerpo docente y los más de 800 alumnos del Conalep, plantel Ciudad Azteca, se encuentran de plácemes porque hace un par de días pudieron constatar que el alcalde Pablo Bedolla López, es un hombre que sabe honrar su palabra.

Sucede que hace una semana, durante la entrega de útiles escolares, los alumnos le hicieron ver sus apremiantes necesidades en cuanto al equipo de cómputo del plantel. Como siempre y atento a las peticiones de los estudiantes, el maestro Bedolla les señaló que se abocaría a la solución del problema.

Y en efecto, así ocurrió, pues hace un par de días, llegaron al Conalep de Ciudad Azteca 25 computadoras y cinco impresoras para habilitar el taller de computación, designando para la entrega del equipo al titular de Educación, Cultura y Deporte del ayuntamiento, profesor Jorge Luis Zúñiga, por cuyo conducto la comunidad le envío sus más sinceros agradecimiento al Presidente Municipal de Ecatepec que sigue manteniendo su política cotidiana de atención al estudiantado de nuestro municipio. Enhorabuena por los alumnos del Conalep.

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