En la política mexicana, el ‘Año de Hidalgo’ alude a los últimos días que tiene un presidente para enriquecerse sin tapujos.
El reloj comienza a sonar para Andrés Manuel López Obrador, quien está cada vez más
cerca de su último año de Gobierno. Será el 1 de octubre del 2024 cuando
entregue la estafeta a la persona que triunfe en las elecciones
federales del mismo año.
Las expectativas se cocinan desde hace algunos meses. ¿Se
cumplirán los pronósticos y Morena continuará el proceso de la Cuarta
Transformación? ¿Xóchitl Gálvez hará las alianzas correctas para
convertirse en una feroz contendiente? Sin duda alguna, el proceso dará mucho
de qué hablar en los próximos meses.
Independientemente de los comicios que se celebrarán
próximamente, el último año de gobierno es relevante dentro de la política
mexicana porque es cuando los políticos suelen servirse con la cuchara grande y
enriquecerse sin miramientos, ya sea por beneficio personal o para no dejar un
peso de presupuesto en caso de quedar en el poder un partido
opositor.
Esta tradición es conocida como “Año de Hidalgo” y
está relacionada con la corrupción en el gobierno mexicano más que con el cura
Miguel Hidalgo y Costilla.
¿Cuál es el origen de la tradición conocida como ‘Año de
Hidalgo’?
La siguiente frase se vincula con el personaje patriótico
Miguel Hidalgo y Costilla, pero en alusión a determinadas bebidas etílicas al
estilo “Hidalgo”. Cuando alguna persona las consume, suele decirse en forma de
rima: “Chingue a su madre el que deje algo”.
Lo que se intenta decir con esta rima es que no se debe
dejar ni una gota de alcohol en la copa, so pena de ser enviado a importunar a
su progenitora.
Aplicada en la política mexicana, se emplea cuando un
político se encuentra en su último año de gobierno y puede aprovechar que las
reglas se han vuelto más laxas para enriquecerse a costa de los demás.
De acuerdo con diversos analistas políticos, esta
acción puede tener una variante cuando el partido que entrega gestión es
diferente al que está por tomar posesión de un gobierno. En este entendido la
consigna del “Año de Hidalgo” es dejar en cero el presupuesto, ejerciéndolo y
usándolo en su totalidad para evitar beneficios políticos a los adversarios.
La expresión popular empezó a usarse en la política mexicana
entre las décadas de 1970 y 1980.
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