El hoy desaparecido Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) dejó al cierre de 2022 adeudos con proveedores y otros servicios por 938.3 millones de pesos, según una auditoría independiente. La revisión, realizada por la consultora Mazars señala que los pasivos se dividen en 59.8 millones de pesos, que arrastran desde 2021, y 878.4 millones de pesos por falta de pago a 174 acreedores.
“El saldo de esta cuenta representa las obligaciones
contractuales por bienes y servicios pendientes de pago al cierre del ejercicio
2022”, indica el documento que identifica a Laboratorios Pisa como la
empresa a la que, hasta diciembre del año pasado, más se le adeudaba con 50.1
millones de pesos.
La auditoría externa también halló irregularidades en el
registro contable, pues en los “estados financieros al 31 de diciembre de 2022
y 2021 muestran saldos en la cuenta de activos diferidos por un importe de
938.3 millones de pesos y 2 mil 973 millones de pesos, respectivamente, que
corresponden al mismo importe de los pasivos a favor de los proveedores a la
misma fecha”.
“Dichos registros de una cuenta de activo diferido como
contracuenta de las obligaciones de pago a cargo de la entidad al cierre de los
ejercicios 2022 y 2021, en nuestra opinión, no cumple con las disposiciones de
las normas específicas del registro y valoración del patrimonio que le son
aplicables al Insabi”.
El documento abunda que esos registros “contravienen las
disposiciones por tratarse de contabilidad patrimonial; cabe señalar que dichos
importes, a la fecha de este informe, se encuentran depurados y corresponden a
las obligaciones reales de pago a cargo del Instituto al cierre de 2022”.
La fiscalización halló presuntas irregularidades también en
la contabilidad financiera del programa de compra de medicamentos con la Oficina
de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops, por sus siglas en
inglés), debido a que no se permite “identificar de forma directa los
movimientos reportados a detalle y verificar que estos estén considerados y
debidamente conciliados por concepto”.
De acuerdo a la Unops, el objetivo de la alianza con el
Insabi era maximizar la transparencia, la competencia abierta, el mejor precio
y calidad, con el objetivo “de transformar el sistema de adquisición de
medicamentos del mercado mexicano”, así como promover la transparencia y
prevenir la corrupción.
De acuerdo con la consultora, “en la medida que la
información financiera del Insabi dé más detalles de las transacciones con
la Unops, se le dará más transparencia al proceso de rendición de cuentas
para efectos de la Cuenta Pública 2022”.
Otro de los hallazgos es que, al corte del año pasado, “se
tienen aportaciones al patrimonio del Fondo de Salud para el Bienestar por 55.9 millones
de pesos, pendientes de identificar el origen de las mismas”.
La auditoría señala que “no fue posible verificar la
corrección y sustento del movimiento en el estado de variación de la Hacienda
Pública, que muestra una disminución en el renglón de aportaciones por 16 mil
378 millones de pesos, respecto a 2020.
A su vez, “la integración de la nota correspondiente muestra
un importe de 29 mil 82 millones de pesos, que no coincide con lo presentado en
el informe de situación financiera de 2021 por 95 mil 665 millones de pesos”.
El Insabi, según el documento, no explicó el origen de esos
movimientos financieros, por lo que “no es posible conocer los posibles ajustes
a los estados financieros que puedan derivar con motivo de dicha diferencia”.
Además, la administración del Instituto sustenta esos cambios en sus
estados financieros con que el “sistema de presentación de la cuenta pública
genera dicho importe de manera automática en los estados financieros, por lo
que desconocen el origen del mismo”.
Antecedentes
La operación de ese organismo descentralizado duró poco más
de tres años, pues en enero de 2020 se publicó el decreto de su creación por
órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador, en sustitución del Seguro
Popular, con el objetivo de brindar atención médica y fármacos gratuitos a la
población sin seguridad social.
Sin embargo, en abril pasado fue decretada su extinción para
ser sustituido por el sistema IMSS-Bienestar, cuyo objetivo, en el último año
de Gobierno del presidente López Obrador, es cumplir con una de las 100 metas
de su administración que es abatir el desabasto de medicinas y la atención
médica gratuita a la población.
Sobre el cambio, el Presidente justificó: “¿Por qué se hizo
la modificación a la ley? ¿Por qué el Insabi pasa a formar parte de la
Secretaría de Salud para funciones de carácter normativo? Bueno, porque ya
tenemos el IMSS-Bienestar y no vamos a tener dos instituciones; necesitamos
ahorrar, ser eficaces, no propiciar la duplicidad de funciones, no estamos para
eso”.
Durante el tiempo que estuvo en operación, la Auditoría
Superior de la Federación también halló anomalías en el esquema de Adquisición
Consolidada y Distribución de Medicamentos Oncológicos, por lo que se detectó
un faltante de 751 millones 811 mil pesos, en 2021, y cuyos recursos estaban
pendientes de comprobar.
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