Los precios de las gasolinas en nuestro país han subido mucho menos que en la mayoría de las naciones, en particular menos que en Estados Unidos, y eso ha tenido un costo.
El precio de la gasolina regular en México, la que
mayormente conocemos como Magna, se incrementó en 7.8 por ciento entre
agosto de 2021 y el mismo mes de este año.
En promedio, en Estados Unidos, el incremento de los
precios en dólares para ese tipo de combustible fue de 22.0 por ciento en
el mismo periodo.
Es claro que los precios de las gasolinas en nuestro país
han crecido mucho menos que en la mayoría de las naciones, y en particular
menos que en Estados Unidos.
Y, eso ha tenido un costo.
Los cálculos más recientes de la Secretaría de Hacienda
indican que para este año será del orden de los 395 mil millones de pesos.
¿De dónde han salido los recursos para sufragar ese costo
fiscal?
Obviamente de los ingresos adicionales derivados del mayor
precio de las exportaciones de crudo.
Los mismos estimados para el cierre de este año, indican que
ese monto de ingresos extraordinarios será del orden de 398 mil millones
de pesos.
Hay que recordar que la Ley de Ingresos aprobada por el
Senado el año pasado estableció un precio promedio del crudo de 55.1
dólares por barril, mientras que el promedio, de acuerdo con los estimados
de Hacienda para este año, será de 93.6 dólares por barril, es decir, 38.5
dólares adicionales por barril.
Es muy claro que la contención del crecimiento de los
precios de las gasolinas ha sido el factor que más ha funcionado para
contener la inflación en México.
La mayor parte de los cálculos indica que si no hubiera
existido una política de contención de los precios de las gasolinas, el incremento
anual de los precios al consumidor estaría en un nivel cercano al 13
por ciento en lugar del 8.7 por ciento vigente.
Un cuestionamiento generalizado es que esta política tiene
un efecto negativo en la redistribución del ingreso, en virtud de que los
segmentos más privilegiados consumen más gasolina.
Hay elementos, sin embargo, que no se han medido
suficientemente y que pueden hacernos concluir que también hay otros efectos
positivos.
Sin lugar a duda, uno de los más relevantes es el
incremento del salario real.
Le hemos comentado en este espacio que el incremento del
salario medio de cotización al IMSS en los últimos doce meses fue de 11.5 por
ciento.
Esto implica un crecimiento real de 2.6 por ciento.
Si la inflación fuera de 13 por ciento, tendríamos una caída
real de 1.3 por ciento.
Sin duda, una inflación mayor repercutiría en una reducción
real del consumo.
El otro factor que no siempre se toma en cuenta es el
impacto de los mayores costos financieros, tanto para el sector público
como para las empresas privadas y las familias.
La tasa de Cetes a 28 días se encuentra en este momento en
8.55 por ciento, lo que implica una tasa real ligeramente negativa si se
considera la inflación de los pasados 12 meses, que fue de 8.7 por ciento.
Suponiendo la misma tasa real, si la inflación estuviera en
13 por ciento, la tasa de los Cetes estaría quizás en 12.5 por ciento.
Los estimados de Hacienda indican que sin la contención del
precio de las gasolinas la erogación adicional por mayores costos de la
deuda pública sería del orden de 95 mil millones de pesos anuales,
que serían recursos que habrían de sacarse del gasto público.
Obviamente, toda esta visión es controversial, pues también
puede plantearse que, si esos 398 mil millones de pesos de ingresos por arriba
de lo previsto se hubieran asignado a otros propósitos diferentes a la
contención de la inflación, quizás hubieran tenido resultados más relevantes en
términos de beneficio social.
Es factible. Pero creo que vale la pena ponderar
también estos factores que no se consideran usualmente en las evaluaciones
del impacto de la contención de los precios de las gasolinas.
Sobre todo, porque, aunque el escenario más probable es que
no se repitan en 2023 los niveles tan elevados de precios de las gasolinas que
tuvimos en este año, la situación global es muy incierta y más vale aprender de
lo que pasó en 2022.
¿O usted preferiría mayores precios de las gasolinas a
cambio de que el gobierno contara con mayores recursos presupuestales?
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