La oposición espera que el traslado del cuerpo de seguridad pública al Ejército tenga una discusión extensa y a fondo en la Cámara alta
Los
cambios legislativos para situar a la Guardia Nacional bajo mando militar
llegan este martes al Senado en medio de la incertidumbre sobre el
procedimiento que se seguirá, quizá un trámite rápido que despache el asunto de
inmediato, quizá un debate sosegado que mantenga en el candelero una medida
polémica que está resultando molesta para el Gobierno. En la calle se repite la
frase como un mantra: la militarización del país. Y propios y ajenos le
reprochan al presidente que actúe al contrario de lo que prometió, es decir,
sacar a los militares de las tareas civiles. Nada más lejos. Andrés
Manuel López
Obrador ya ha pasado la prueba de la Cámara de Diputados. Falta ver si
el Senado será también un paseo triunfal.
El siempre
polémico morenista Ricardo Monreal es pieza clave en este momento. La
posición que tome al respecto como jefe de su grupo en el Senado viene
precedida por declaraciones del pasado en las que advertía al Gobierno de que
los cambios propuestos en la Guardia Nacional requieren una modificación de la
Constitución, donde está considerada una institución de seguridad pública, por
tanto, civil. En esta visión, que Monreal ha manifestado en varias ocasiones,
deposita la oposición su esperanza de que el trámite no pase por el Senado sin
el debate oportuno. Los morenistas se enfrentan a una de las medidas más
espinosas con las heridas aún abiertas del enfrentamiento de la semana pasada
en la Cámara alta, cuando Monreal impuso a los suyos el nuevo presidente del
Senado, Alejandro Armenta. Tres votaciones costó sacarlo adelante, con la
sonora ausencia en el pleno de algunos afines al presidente López Obrador.
Morena tiene la mayoría y decidirá cómo se lleva a cabo el proceso.
Monreal
no ha descartado ningún proceder entre los que pueden seguirse en la Cámara
alta. Pero sí ha advertido en declaraciones a los medios de comunicación, que
la semana “será intensa”. Es consciente de que en su partido hay quien prefiere
un paso rápido para votar los cambios propuestos, eso implicaría la ausencia de
debate la comisión oportuna, quizá Justicia, quizá Defensa. Al periodista Ciro
Gómez Leyva le dijo que “modificar la ley ordinaria sin entrar al contenido no
es la ruta correcta”. Él, por su parte, votará en conciencia, aunque asegura
que no tratará de imponer su influencia sobre la votación.
“Noto la
prisa con la que quieren seguir este trámite, como ya hicieron en el Congreso,
alterando la normatividad y con artilugios legales. Espero que en Senado sea
distinto porque se está más abierto a discutir estos temas”, dice el senador de
Movimiento Ciudadano Clemente Castañeda. “Hay una visión generalizada de que
este asunto requiere una reforma constitucional, y sería gravísimo que no
hubiera debate. El Senado no es una ventanilla de trámites del poder
Ejecutivo”, se queja el emecista. A su parecer, lo que debería hacer la Cámara
alta es debatir sobre la estrategia de seguridad que se está llevando a cabo y
el “fracaso de la Guardia Nacional” en ello.
A
principio del sexenio, los grupos políticos votaron por unanimidad en el Senado
una moratoria que permitía al Gobierno disponer de los militares en tareas de
seguridad pública de forma excepcional. De esta forma la Constitución quedaba
tal cual y se daba vía libre al Ejecutivo para acomodar su estrategia de
Seguridad. Con el tiempo, la Guardia Nacional se fue militarizando y los
militares han sido el cuerpo privilegiado por López Obrador, que les ha
encargado los proyectos emblemáticos de su Administración, como
la construcción del Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles o la
vigilancia aduanera. Sin embargo, el Ejército ha seguido protagonizando oscuros
capítulos en los que su fuerza desmedida ha ocasionado percances de altura,
como la muerte
a balazos de una niña de cinco años en Tamaulipas, a decir de sus
familiares. Este es solo el capítulo más reciente.
Esta
“militarización del país” en cuyo rechazo coincidía la oposición, dio un giro
inesperado hace unos días cuando la diputada del PRI, por Durango, Yolanda de
la Torre presentó una iniciativa para que el Gobierno pueda contar con las
Fuerzas Armadas de manera extraordinaria para tareas de seguridad pública hasta
2028. O sea, cuatro años más de lo previsto.
A los
panistas no les ha gustado este revés y el presidente nacional de la formación
conservadora, Marko Cortés, ha amenazado con quebrar el bloque de oposición
previsto para las elecciones de 2024. “No permitamos que se siga militarizando
nuestro país. No se está formando una policía civil, se está formando una
policía militar”, afirmó en un acto con líderes de su partido en Puebla.
“El PRI
del Senado es un poco distinto”, confía el líder de los panistas en la Cámara
alta, Julen Rementeria. Pero reconoce que están “en la incertidumbre”, tanto
por el camino que pueda tomar el PRI, con el que conforman el bloque de
oposición, como por las decisiones de los morenistas, con mayoría
parlamentaria. “Hacer de esto un procedimiento rápido en el Senado sería un
desaseo total. Monreal ha dicho que esto (los cambios previstos) no se puede
hacer de otra forma que con una reforma constitucional, y para eso no tienen
votos. Si fuera congruente, esto no debería aprobarse, pero a veces las
cosas…”, ha señalado Rementeria. Espera que los morenistas en el Senado
contribuyan a retrasar el proyecto. De todos modos, comenta Renteria, el debate
no podrán eludirlo, porque si los cambios no pasan por comisiones sí tendrán
que verse en el Pleno.
El
coordinador del PRI en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong, ha rechazado
categóricamente una Guardia Nacional militarizada y “tampoco la iniciativa del
PRI en el Congreso para ampliar el tiempo para que los militares continúen en
las calles”. Recuerda que la Guardia
Nacional civil se creó en el Senado por unanimidad. “Aprobar ahora
algo distinto sería inconstitucional y va en contra de nuestra responsabilidad,
que es cumplir la ley. Osorio Chong pide un debate amplio sobre los cambios
propuestos por el Ejecutivo.
Sea en
comisiones o en el pleno, probablemente, el presidente del Gobierno tendrá que
escuchar de algunos senadores “la traición a la patria que está cometiendo”, en
palabras del líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, quien le ha escrito
una carta abierta al público: “Traicionaste tu promesa de regresar el Ejército
a los cuarteles, traicionaste la promesa de cambiar la estrategia de seguridad,
traicionaste tu promesa de pacificar el país”, le ha dicho al presidente en una
carta abierta. Delgado le reprocha el “afán por militarizar la seguridad para
ocultar el fracaso” de la estrategia antiviolencia. Y de “violar la
Constitución por decreto. No te lo vamos a permitir”, le advierte.
También
el coordinador del PRI hizo su reproche político a los morenistas: “Quienes
señalaban una y otra vez una supuesta militarización y acusaban a las Fuerzas
Armadas de violar los derechos humanos pidiendo su regreso inmediato a los
cuarteles, ahora pretende dejarle toda la responsabilidad de la seguridad
pública. Es una falta de congruencia y sensatez”, manifestó Osorio Chong.
Los senadores
esperan la plática con Ricardo Monreal para ver el camino que toma el debate en
el Senado de una de las medidas más polémicas a las que se enfrenta el
Gobierno. Como Rementeria, también el emecista Castañeda esperaba reunirse con
Monreal en breve. “Espero de él y de los coordinadores de los distintos grupos
que hagan lo que les toca para que el Senado no termine arrodillándose ante un
capricho presidencial”.
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