COMENTARIO Y DEBATE
Todos los días espero escuchar algún mandatario o alguna
organización internacional en el mundo que atienda eficazmente esta sentida
demanda para atender la enorme y crónica crisis humanitaria que representa el
drama de los migrantes en el mundo. El luto se expande desde hace muchos años
en hogares de quienes intentan encontrar una mejor oportunidad de vida en otro
país, o buscan reunificarse con sus familiares, sean Mexicanos,
Centroamericanos, Africanos, Ucranianos, en Norteamérica o en Europa.
Después de cada lamentable suceso, abundan los mensajes de
condolencias y anuncios de investigaciones que van y vienen, sin que se asome
siquiera una solución definitiva del tamaño de la tragedia humana. La
Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) con mucha sensibilidad e
información, pero con nula eficacia de sus llamados. Las reuniones llamadas
Cumbre de las Américas y otras más, de nada han servido para resolver este
lacerante problema. Erika Guevara Rosas, de Amnistía Internacional, reiteró
recientemente su denuncia, como consecuencia de la más reciente tragedia en San
Antonio, Texas, al expresar que es un “devastador ejemplo de políticas
migratorias crueles y restrictivas que empujan a los migrantes y refugiados a
rutas de muerte, un fracaso de las medidas de protección de los gobiernos y
organismos internacionales a los cruces irregulares de niveles récord estimados
solamente en mayo de 239,000 personas”.
El tema está inmerso, un día y otro también, en los debates
entre Republicanos y Demócratas, como también sucede en los debates locales,
sin que se logre una solución de fondo. Las reuniones bilaterales se reducen al
establecimiento de “medidas para reducir los flujos migratorios irregulares”
incrementando el control migratorio, principalmente en México bajo la
responsabilidad del gobierno federal; combate al contrabando; difusión de los
llamados Protocolos de Protección a Migrantes (MPP siglas en inglés) conocidos
como el “quédate en México”. La experiencia muestra el fracaso de las medidas
restrictivas y controles para detener el flujo de migrantes a EU.
Faltan medidas eficaces como serían: reformar el sistema de
asilo que permita distinguir a quienes buscan protección, con soluciones ágiles,
para lo cual la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados ha sida débil, y muy
burocratizados las agencias norteamericanas; organizar el mercado laboral
regional y reformar el sistema de visas para legalizar las oportunidades de
empleo en los EU, o para reunificación familiar, ya sean con carácter
provisional, temporal o permanente; impulsar la inversión para la creación de
empleos en los países y regiones alentadoras de migrantes; y establecer una
Agenda Multilateral Migratoria que establezca compromisos de largo plazo, con
metas claras, objetivas y transparentes, que permitan darle seguimiento a su
cumplimiento. Ir más allá de las medidas de control migratorio y comenzar a
diseñar medidas de largo plazo que permitan a los países una transición de la migración
irregular a la legal.
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